Cuando la pandemia ocasionó la restricción de espectáculos y actividades recreativas o de formación, evidenció vulnerabilidades en materia económica en una multitud de espacios y centros culturales de todo el país. Ante la situación, el Ministerio de Cultura de la Nación dio como respuesta de emergencia el Fondo Desarrollar, un apoyo financiero y concursable -de carácter federal, excepcional y extraordinario- cuyo objetivo es brindar un salvataje financiero directo a dichos emprendimientos. Desde que fue creado en 2020 hasta la fecha, hubo una inversión total de $201 millones de pesos para 1.200 espacios, de los cuales unas 20 propuestas sanjuaninas recibieron el subsidio este año, para su continuidad en 2022. Estos son Mamadera Bar, Fundación TES, Instituto Cádiz, Taller Vizcachera, Kacike Estudio de Grabación, Arte Pinkanta, Estudio Bellart, Amalgama Danzas, De Vuelta al Barro, Sala Riveros-Luna, Studio CI, Circo Bauken, Acapella, Luna de Crochet, Huarpe Soy, Casa Calabaza Arte, Andar Origen Taller Textil, Instituto Danzas Esencia, Cinco Elementos y Tiempo de Canto (comprenden Desarrollar III y IV). DIARIO DE CUYO consultó con algunos de los referentes que recibieron el Fondo Desarrollar y contaron el panorama que les toca vivir en este contexto de precariedad económica. Cuky Maestro, directora de Cádiz, tuvo una experiencia positiva cuando se anotó por primera vez en 2020 y lo recibido sirvió para solventar los gastos fijos y costos de mantenimiento. Por eso este año presentó un proyecto nuevo y resultó nuevamente beneficiada: "Estos 200 mil se destinarán para financiar el sistema de talleres de danza con artistas locales, nacionales e internacionales que propondremos el año que viene. Con esto, podremos traer a Jasiel Nahín desde España", dijo. Y agregó: "Cultura de la provincia debería difundir más estos programas nacionales para una mayor participación de proyectos provinciales. Hay muchos espacios que no se enteran y por ello no se presentan".

Por su parte, Ana Sánchez, de Espacio Amalgama -que se mantiene activo hace 17 años dedicado a la danza contemporánea, danza teatro y teatro físico- también debió destinar todos los recursos disponibles para sostener el espacio físico, que es lo que más le demanda debido al aumento de los costos fijos de este año. "Todavía sentimos los coletazos del año pasado, remamos mucho para juntar plata para pagar el alquiler. Para acceder a ciertos subsidios hay que ser monotributista y estar inscripto en AFIP. Hay que contemplar muchos factores: seguros, alquileres, contratos, no todo es tan simple como parece", contó. 

Agostina Guevara, de Salma Espacio Integral de Arte, sostuvo por su parte que la pandemia terminó de agudizar el grado de debilidad económica: "Siempre tuvimos que alquilar en más de diez años que venimos existiendo, pero en este nuevo contexto nos resulta aún más difícil pagarlo. No hay flexibilidad de los locatarios. Es una cadena que se va rompiendo, porque al no ingresar más alumnos a las clases, se nos hace insostenible", dijo la profesora que cogestiona junto a Carla Vellio. "El año pasado habíamos tomado la decisión de cerrar, pero el Fondo Desarrollar nos permitió continuar hasta ahora", agregó. Por último, David Gardiol, de la Fundación TES, remarcó que la crisis afecta a todos por igual: "Estos espacios como el nuestro brindan un servicio cultural sin fin de lucro, no es un negocio rentable. De lo que se recauda por entrada, el 10% de ingresos son impuestos, el 30% es para mantenimiento del espacio y el 60% para los elencos". En este sentido, con el fondo que recibió a principios de este año, pudo cubrir el pago de servicios básicos, impuestos y el estudio contable para los balances de la fundación. "Si bien nunca es del todo suficiente, hay que reconocer la actitud noble de apoyarnos. Hay casos de otros espacios que no pudieron sobrevivir y muchos desaparecieron", comentó el gestor y titiritero. Además, todos coincidieron en la importancia de un contexto económico favorable para un mayor y mejor desarrollo en la producción de espectáculos. Es que, en definitiva, si el espectador dispone de dinero, no sólo para cubrir sus necesidades básicas, podrá invertir en consumir bienes y servicios culturales; y esto repercutirá directamente a la salud económica de los espacios y en su vigencia en el tiempo.