No se acuerda precisamente cuánto, pero sabe que fue "muchísimo" el tiempo que pasó desde la última vez que grabó, y la pista es el crudo del quinto disco de Roxana Porcelana. Por eso tantas son las ganas, el placer y las expectativas puestas en el próximo trabajo que verá la luz a fin de año, adonde Fernando Aguilera saca a relucir su costado más comprometido, sus ganas de decir, de jugarse. Y una prueba de eso es "Piedra de sol", el primer corte que hoy viernes, en estreno, empieza a sonar en sus plataformas y redes. Se trata de una de las cuatro canciones elegidas para el EP de entre un puñado de temas propios nuevos, en los que viene trabajando desde el año pasado.
"Las elegí porque son cuatro canciones muy fuertes en contenido. De algún modo es como ha sido siempre, porque las canciones con Roxana no eran para bailar, siempre tomaban posición desde algún lado; pero creo que ahí digo más de lo que he dicho en mucho tiempo, me gusta como aporte ideológico y creo que es fundamental hacerme cargo", explicó el cantautor, quien agregó que "son temas que transitan distintos estilos, van y vienen por el rock, por el folclore; y este primer tema tiene más perfume a folclore que otra cosa, me tiraba más para ese lado por la calidez de la letra y de los sonidos que íbamos logrando". No es de extrañar, teniendo en cuenta que desde pequeño está vinculado al género, ya que su madre era bailarina de folclore y su padre, uno de los cantantes de la primera formación de Inti Huama. "Me he criado con el folclore como forma de expresión, el folclore que habla de verdad, que dice", recalca Aguilera, cuya primera interpretación en guitarra, a los 13 años, fue una zamba.
Con producción musical de José Giménez (de la banda El perro quiere salir), producción técnica de Kevin Portillo (de sala La Galera), y músicos invitados -José Giménez (guitarras, charango y bajo), Marcelo Guevara (voz), Gastón Marín (piano), Jorge Arredondo (percusión) y Marcelo Guirado (batería)- todo se armó al ritmo y modo que imponen los tiempos de cuarentena.
"Tenía fecha para empezar a grabar el 18 de marzo y nos terminamos guardando, no pudimos arrancar. Y acá viene la locura, que es que lo encaramos de forma remota. No hubo una banda tocando. Teniendo la letra y la base rítmica fuimos armando una maqueta grande en la que cada músico fue grabando su parte. Se hizo largo, porque había que corregir, volver a hacer, tocar aquí, allá, nos enfrentábamos a una situación muy diferente, pero bueno, lo resolvimos. Ya con los otros temas, con la experiencia y la maquinaria más aceitada, ahorramos un montón de pasos. Armamos un grupo de Whatsapp y nos íbamos diciendo ‘bajale al bajo acá, subile a la voz allá, fíjate tal acorde’ (risas)", comentó Fernando; y agregó "Era muy loco, pero no quedaba otra. Ante la situación de las salas cerradas y eso, lo bueno es que pudimos destrabar y salir adelante, no dejarse caer. Creo que nos impulsan las ganas y que ante todo supimos ver el vaso medio lleno".