Esta noche, cuando La Tregua suba a escena en el Teatro del Bicentenario, los ojos de los sanjuaninos que se den cita en el principal coliseo local buscarán especialmente a dos integrantes del Ballet Nacional del SODRE, reconocida compañía uruguaya que debuta en San Juan, donde además retoma sus giras internacionales después del parate obligado por la pandemia. Esos bailarines son Guillermo González y Oscar Escudero, quienes regresan a su tierra natal para bailar por primera vez en este teatro, como integrantes del elenco que comanda María Noel Riccetto; y con esta pieza que ha sido un antes y un después para la compañía. Guillermo tiene un rol destacado, interpreta a Esteban, el prejuicioso hermano mayor de la obra escrita por Mario Benedetti, llevada a danza por la coreógrafa Marina Sánchez. Y Oscar la bailará por primera vez, justo aquí, ya que antes estuvo abocado al proceso de creación y puesta en escena como asistente de Sánchez.
"Qué fuerte que la primera gira al extranjero sea a San Juan. Estamos muy contentos. Muy loco ir por primera vez los dos sanjuaninos, con el ballet, a bailar allá… Tremendo. Toda mi familia tiene ya las entradas y obviamente me quedaré estos días con ellos", dijo Guille, quien adelantó que junto a Oscar -autor intelectual de la movida- prepararon un minitour para hacerles conocer a sus compañeros algo de los paisajes y las delicias locales. "Me genera mucha emoción que mi familia y amigos me puedan ver, porque cuando nos juntamos generalmente es en vacaciones o algo así, así que será muy lindo tenerlos en el público", acotó el bailarín, cuya última actuación con una compañía en la provincia data de una presentación que hizo el Ballet Argentino de Julio Bocca en el Teatro Sarmiento, "hace ya tanto tiempo que no recuerdo cuándo".
"Yo estoy con ilusión y muchos nervios, tengo un nudo en el estómago", sumó entre risas Oscar. "Hace mucho no bailo en San Juan, la última vez fue con Julio (Bocca), creo que en 2007, el año que se despidió en el Estadio Cubierto", recordó; y agregó: "Mis padres están muy ansiosos, también mi abuela, que tiene 91 años… que estén en la platea será un gran deseo cumplido".
Hace más de una década que ambos son parte del ballet uruguayo, adonde llegaron tras una intensa experiencia en Buenos Aires, desde donde dieron el salto al otro lado del Río de la Plata. Aquel fue el primer vuelo que emprendieron en busca de su sueño, cuando por aquí el horizonte para los bailarines se limitaba a dar clases y bailar en algún instituto a fin de año o quizás con una compañía independiente, en el mejor y menos frecuente de los casos.
"Los años en San Juan y Buenos Aires fueron parte de un aprendizaje, algo que tenía que pasar para llegar adonde estamos. San Juan es mi ciudad natal, donde está mi familia, mi infancia, mis recuerdos, el principio… tiene su magia. Y Buenos Aires también, porque fue como la base, el trampolín para llegar a Uruguay y poder convertirme en bailarín profesional", analizó el nieto de la recordada maestra de Nebita Alladio. "Creo que tiene que haber alguien que abra la puerta, que rompa, animarse… Creo que Guille, Vicky (Balanza, cabeza del programa Danza del TB) y yo fuimos de los primeros, en nuestro caso fue Buenos Aires… Bueno, todo tiene su momento. Hoy veo lo que está pasando en San Juan con la danza, con ese teatro, me sorprende y me alegra. ¡Finalmente! Me encanta que la gente hable de San Juan por la danza", expresó Oscar, deseoso de algún día poder compartir su experiencia con los jóvenes bailarines sanjuaninos.
Desde que se fueron de San Juan, mucha agua pasó bajo el puente, tanto en lo profesional como en lo personal. Muchos escenarios y directores, más maestros, una gran cantidad de obras, de estilos, de lenguajes… y también vivencias. Y todo eso, de una u otra forma, se pondrá en movimiento cuando ambos salgan al escenario hoy y mañana.
Guillermo, en paralelo al SODRE, continúa en el grupo independiente Telón Arriba, que arrancó en 2016 y del que también forma parte su esposa Lucía (con quien tiene una niña de 3 y un niño de 7 años), donde se trabaja de manera colectiva y él, además de bailar, despunta su pasión como coreógrafo -que ya ha mostrado en el marco del SODRE, a través de un workshop donde hizo una obra con tangos de Gardel- y hasta de gestor y productor. A Oscar, por su parte, el ser asistente de la coreógrafa de La Tregua lo conectó aún más con su vocación de enseñar; y también está muy comprometido con la danza inclusiva -con el arte inclusivo en general- luego de ser parte del Festival Sin Límites, donde tuvo la oportunidad de trabajar con personas con discapacidad. Ambos plenos, haciendo lo que aman, explorando más, creciendo, desde ese lugar que eligieron y los eligió.
"No sé cómo será mi vida futura, pero la combinación de cosas presentes me hace muy feliz. Mi familia, el arte, Uruguay, que es mi lugar en el mundo. Lo supe al poco tiempo de llegar y después cuando me enamoré de Lu y vinieron nuestros hijos, confirmé que era el lugar que yo quería y estaba esperando", confesó Guillermo. "Siento que estoy en un momento de disfrute y también de proyección, mirando hacia el futuro y disfrutando más el presente", valoró.
"Yo pienso todo lo que viví hasta hoy, salir de San Juan, llegar al Teatro Colón, trabajar con Julio, los viajes por el mundo, la cantidad de años que llevo en Uruguay… empezando de cero, siendo nadie y no sabiendo nada. Miro y lo que me sale decir es ¡Guau, qué bueno!. Y pienso cómo, cuando uno se propone algo y trabaja en ese sentido y le mete garra y sudor, llega", hizo su balance Oscar. Y sumó: "Cuando uno estudia tiene inspiraciones, para mí era Julio Bocca y luego me encontré trabajando con él. Y quizás, poder ser inspiración de otros, la verdad que es un privilegio".