Fray Luis Lenzi OP
(Obra de Gerber, Scebba, Sibelius y Saint Säens. Solista: Alex Zuzuk. Dirección: Emanuel Siffert)
René Gerber (1908-2006) nació en Neuchatel y a los 21 años estudió en Zurich y más adelante en París con Nadia Boulanger y Paul Dukas entre otros. Desde los 28 era profesor y luego Director del Conservatorio de su Neuchatel natal. Es un músico tonal y modal de delicada politonalidad; la revista musical de Suisse Romande en 2005 lo describe correctamente como exponente del neoclasicismo y de la "Claridad francesa". Posee una amplia producción que incluye dos óperas inspiradas en temas de Shakespeare. "Le Sablier"(o reloj de arena) para orquesta es de 1945, pero el viernes asistimos a su "estreno mundial". Es un "Tríptico" que musicaliza tres imágenes; la primera una situación de Carlos VI rey de Francia (1368-1422), apodado "el Bien amado" y "El loco" por sus crisis psicopáticas, quien fuera rey a los 11 años y bajo cuyo reinado se inició la famosa "Guerra de los 100 años" con Inglaterra; chelos, contrabajos y vientos, en un inicio de marchita, bronces que dan el sentido solemne, silencio y contrabajos respondidos por los cornos. La segunda responde más a su nombre de "miniatura"; dura muy poquito y para mí es la llegada de la Máquina de "Pacific 231" del francés-suizo A. Honegger (1892-1955) a una "estación de tren en Otoño" y la tercera, un Maestro de Ballet, pieza mucho más veloz, los violines sugieren alumnos estirando sus piernas, pero escuchamos castañuelas y un arpa en glissandos, vuelven las castañuelas y una nutrida percusión, otros glissandos pero de trombones y más percusión "divertida". Los violines producen otra melodía y ya la clase de ballet va terminando con un redoble de tambor que prepara el final con dos fuertes compases. El Maestro Siffert nos ha hecho conocer a dos dignos compatriotas helvéticos: Aloys Fornerod y ahora R. Gerber. El compositor finlandés por excelencia Jean Sibelius (1865-1957) autor de numerosas obras, incluyendo siete importantes sinfonías hasta que en 1929 tras su Poema Sinfónico "Tapiola" abandona la composición.
Se conoce como "Impromptu" una pieza corta -usualmente para piano- que pareciera sugerir una "improvisación" aunque esta transcripción del Nº 5 que el mismo Sibelius realizó de piano a orquesta de cuerdas es todo menos "improvisada", logrando dar a cada sector de las cuerdas sonidos propios y particulares, siendo considerablemente más suave y ensoñadora en la versión orquestal. Henri Cazalis (1840-1909) es un médico suizo que también era poeta y representante del "simbolismo francés". Varios de sus poemas fueron musicalizados por Camille Saint Säens (1835-1921) entre ellos éste que convirtió en un "Poema Sinfónico". El arpa da 12 "campanadas", señal de la medianoche y el violín solista de Nidhal Jebali inicia con un toque reminiscente de una sonata en Sol menor de G. Tartini (1692-1770): "El Trino del diablo" (quien decía que lo tocaba el diablo que se le apareció en un sueño). Ese intervalo se conoce ahora como "Diabolus in Musica". Para la danza de los esqueletos, el xilófono reproduce el entrechoque de los huesos y la danza se transforma de un fuga en un vals y para el climax final, el oboe imita al gallo que anuncia la mañana y de nuevo el concertino-esta vez de manera más grave y tranquila- termina la pieza con dos pizzicati finales. En el siglo XVIII muchos escucharon a músicos contemporáneos sin saber que iban a ser "atemporales". Me da la impresión de que hoy tenemos a un Miguel A. Scebba al alcance de la mano, y que dentro de 50 años cuando sus obras sean muy conocidas mundialmente alguno va a decir: "¿Lo conocieron personalmente?" En la década de los "80 estando en Alemania comenzó a esbozar un concierto para violín que quedó apenas "inicialado" y décadas más tarde terminó el primer movimiento y le fue agregando "piano piano" los otros dos concluidos en el 2014.
Un solo de timbal permite al violín de A. Zuzuk iniciar el "Allegro Molto e marcato" respondido sonoramente por la percusión. Este desempeño fuerte y nutrido por casi toda la "familia percusiva" y con destellos casi individuales de los bronces imprime el esqueleto del movimiento; el violín guarda un momento de silencio para escuchar cómo la orquesta toma el ritmo; vuelve el solista, esta vez respondido por las otras cuerdas y el corno, percusión más suave (triángulo y xilófono) para que retorne el ritmo veloz del violín repitiendo sus cuatro notas y aparecen los primeros "pizzicati" de la obra. El final furioso del movimiento corre el peligro de provocar indebidos aplausos que interrumpen el inicio del Adagio en las cuerdas bajas para la cantinela del solista. Con "trémolos" en las cuerdas y luego con el fondo de trompas y tuba casi como un órgano y luego pizzicati de cuerdas graves, llamados del corno y primeros y segundos violines preparan una segunda cantilena del violín que va pasando por momentos casi "Piazzolianos" o de "E. Morricone" y aparece la "Cadencia" (durante la cual se desató una cuerda del arco) y que se transforma con el acompañamiento de la orquesta, en el Allegro Agitato final; otro pequeño descanso para Zuzuk, corno y toques de vientos sobre un acompañamiento de cuerdas permite volver a la fuerte percusión y otra vez el solista retoma el vértigo del inicio y termina este maravilloso concierto. Por si quedaran dudas sobre la capacidad técnica del solista, no se hizo rogar y nos regaló un "Bis" que no pertenecía a Isaye sino al propio Alex, ¡y que parecía no despreciar ningún recurso de ejecución!