Una chica de 24 años está encerrada sola en un cuarto con una pantalla donde la obligan a ver por primera vez y sin previo aviso una supuesta violación de la que fue víctima la noche anterior mientras estaba inconsciente. Las cámaras lo graban todo: su sorpresa inicial, la desesperación, al fin el terror. “Por favor, para ya Súper, déjame salir”. No es un capítulo de la serie Black Mirror. Ocurrió en 2017 en la versión española de Gran Hermano.
La filtración de estas imágenes dos años después ha desatado una espantada de anunciantes y la cancelación del programa para 2020 por primera vez tras 20 años de emisión continuada. Gran Hermano es uno de los buques insignia de Telecinco, la cadena líder de audiencia en España gracias esencialmente a este reality show y a otros contenidos relacionados con el mismo, desde debates a galas especiales.
Pese a la polémica el programa ha mantenido en las últimas semanas sus cifras altas de espectadores pero la productora no ha logrado detener la sangría entre sus anunciantes. En unos pocos días más de 50 empresas -entre ellas Nestlé, Nissan, L’Oréal, MediaMarkt o Telepizza- han cancelado sus contratos publicitarios, dejando la emisión con apenas unos pocos comerciales, la mayoría del propio grupo al que pertenece el programa.
Más allá de la cuestión sobre la supervivencia de una marca que en España introdujo una forma de hacer televisión que ha sido copiada por otras cadenas, este caso ha servido para abrir un debate sobre los límites de la telerrealidad. Al mismo tiempo ha puesto el foco en una problemática muy sensible durante los últimos años, las denuncias de mujeres que han sufrido una violación y la percepción de que estos crímenes siguen siendo normalizados en parte de la sociedad.
El caso está por el momento en los juzgados. Carlota Prado, la víctima del supuesto abuso sexual, ha roto el silencio que mantuvo los últimos dos años al trascender el vídeo donde los responsables del programa la obligaron a ver lo que había sucedido sin prestarle desde el primer momento ayuda psicológica y sin avisarle del contenido.
“Hasta donde yo sé, el juzgado no entiende muy bien la actuación del programa… Lo que hicieron se llama omisión de socorro. En GH trabaja mucha gente y no entiendo cómo permitieron que pasara eso, cómo no hicieron nada… ¿Dónde se dejaron la humanidad?”, decía ella en una entrevista reciente con El Confidencial, el medio que filtró el vídeo.
El acusado, José María López, defiende su inocencia y a través de sus abogados ha pedido que los responsables del programa sean investigados por no haber hecho nada si consideraban que se estaba cometiendo un delito ante las cámaras. Las imágenes de la supuesta violación nunca se emitieron, solo las vieron los dos implicados además del equipo de Gran Hermano.
