Los bises son el momento más álgido de un recital, cuando el público aprovecha al máximo porque sabe que se termina y la energía está muy alta. Ese instante tan propio, consagratorio, es el que Fabiana Cantilo compartió con las tres cantantes locales Ana Laura Paroldi, Soledad Arranz y Cande Mallea el viernes en la sala principal del Teatro del Bicentenario. Fue una buena comunión de voces, que permitió a las sanjuaninas lucirse, primero con Mary Poppins y el deshollinador y después con Rezo por vos. Las tres artistas locales, que tienen estilos y registros vocales diferentes, tuvieron su oportunidad de brillar. Cantilo les había dado libertad de acción y la tomaron.
Ana se mostró segura, dio rienda suelta a ese vozarrón blusero; Cande, potente y casi etérea a la vez, fundió su voz con Cantilo en varios pasajes. Para Soledad fue un poco más difícil, quizás los nervios le jugaron una mala pasada -porque voz no le falta-, pero se encontró con una estrella del rock que la contuvo también en escena. El público festejó esos minutos de comunión femenina y artística que le dio a las tres jóvenes artistas una noche para recordar y un final perfecto para el regreso de Cantilo a la provincia.
Dos horas antes, las chicas abrieron el espectáculo tocando cada una dos canciones en solitario. Ana Laura, Soledad y Cande cantaron temas de su autoría, mostrando su faceta compositiva y desplegaron todo su ritmo, cosechando buenos aplausos.
Quince minutos antes de las 23, enfundada en un vaporoso vestido negro corto y botinetas plateadas, Cantilo salió a escena y con Eiti Leda comenzó el recorrido por algunos de las canciones más conocidas de carrera, propias y de sus ‘maestros’, como dijo. Era un show acústico, acompañada por Cay Gutiérrez en teclados y Darío Casciaro en guitarra, sumando ella su guitarra, que falló toda la noche. Fue cuando el stage manager, de apellido Galarza, se convirtió en parte de la función por la cantidad de veces que tuvo ingresar y por cómo ella le pedía solución. Visiblemente molesta pero sin perder la sonrisa, fue deslizando ironías durante el resto de su actuación. ‘Yo no puedo ocultarles nada chicos’, dijo al público que colmó la sala y que espontáneamente hizo palmas para acompañar la canción de Serú Girán. Desde el TB dejaron en claro que Cantilo trajo sus propios técnicos y sonidistas. El desperfecto no opacó el show y mostró a una Fabiana distinta, auténtica, que sin divismos siguió adelante, dejando en claro que también por eso puede seguir siendo "la reina del rock".
Después sonaron La tregua, Fue amor, Ya fue, Nada es para siempre, Meteoritos, Cleopatra y otros menos difundidos; y el último disco -Cuna de piedra- hizo tres: Tiro de gracia, Luna y La carta (dedicada a Charly García). Se dio el permiso de traer el folclore al show con Juana Azurduy; luego, avanzando hacia el final llegaron Spaghetti del rock, La batalla, el single que lanzó en 2021 y acompañó con un clip dirigido por ella; y cerró con una formidable versión de Balada para un loco. Ya era medianoche cuando desapareció y regresó trayendo de la mano a las cantantes sanjuaninas para los bises. La velada -a entradas agotadas- terminó con la gente de pie, satisfecha, clamando por más.