Gustavo "Cuchi" Leguizamón, uno de los grandes compositores que concibió la música popular argentina, tendrá reconocimientos y homenajes en su pago natal, y en todo el país, por el aniversario número 17 de su fallecimiento (27 de septiembre de 2000, a los 83 años de edad) y por el centenario de su natalicio (el 29 de septiembre de 1917). Aunque San Juan también fue y es permeable a su obra, hay muy pocos indicios o registros sobre vínculos artísticos y huellas musicales concretas que pudo dejar el cantautor en vida por estos pagos. Contemporáneo del poeta jachallero Buenaventura Luna, tampoco hay testimonios de algún encuentro personal; pero sí se supo que alguna vez se topó con el "Negro" Villavicencio, y se tiraron flores.
Según cuenta el nieto del vate huaqueño, Carlos Semorile, ambos tuvieron en común a Manuel J. Castilla, que fue para "Cuchi" un compañero y compadre; y quien sintió por Eusebio Dojorti una profunda admiración y respeto; pero no mucho más. De igual modo, cualquier "distancia física" no impidió que el prolífico salteño sintiera un gran respeto por la música sanjuanina y cuyana en general, y por sus cultores. El hijo de "Cuchi", Luis Gonzalo -quien continúa la herencia musical de su padre- dialogó con DIARIO DE CUYO rememorando esa manifiesta admiración.
"Mi padre respetó mucho la guitarra cuyana. Como aquí en Salta los cantores brotan como un manantial, en Cuyo salen guitarristas extraordinarios. Cuchi supo muy bien distinguir y contemplar la cueca en todas sus diferentes formas desde Ecuador, Perú, Bolivia, la salteña y la de Chile y claro, la de Cuyo también. Por eso él entendía que el mapa musical y cultural era único, pero diverso", contó el músico. Además, subrayó que en sus viajes y giras, Leguizamón conoció a músicos de todo el país, sobre todo cuando realizaba presentaciones en Buenos Aires. Allí se frecuentaba con casi todos, y aunque tampoco cuenta con datos certeros sobre un cruce con artistas sanjuaninos; no descarta que en sus tantas "andanzas" los haya conocido.
"Antes eran más unidos los músicos, se compartían más las cosas y eran más solidarios que hoy. Él se encontraba con muchos músicos en Buenos Aires, así que quizás haya estado en contacto con algún sanjuanino, pero no se sabe. Era muy inquieto. Eso sí, respetaba mucho las raíces musicales de cada región y si tenía que componer una tonada, debía realizarla al máximo y respetar sus formas", precisó.
En este punto, Ernesto Villavicencio (h) aportó un dato interesante. El intérprete recordó una anécdota contada por su padre, el gran tonadero local, el "Negro Villa", cuando tuvo un encuentro ocasional con "Cuchi" en Radio Nacional, a mediados de los años ’60.
DATO ; El "Cuchi" trabajó con el mendocino Tejada Gómez canciones como la cueca La Arenosa, La Zamba del Laurel y Zamba del Imaginero.
"Había un certamen musical de SADAIC, Leguizamón llevó a su grupo Dúo Salteño que competía con el dúo Dos para el folklore, integrado por Guillermo Arboz (Bs. As.) y por el iglesiano Remberto Narváez, que era miembro de la Tropilla de Huachi Pampa. Como el Leguizamón tocaba el piano y mi papá la viola, juntos compartieron un lindo momento. Mi papá lo quiso felicitar por una zamba que le gustaba y le dijo ‘¡Grande, maestro!’. El Cuchi le tiró flores también y le dijo ‘Negro, vos sos mi maestro’. Eso lo hizo feliz", relató el heredero ese recuerdo que su memoria atesora como testimonio vivo de la admiración del Cuchi por el folclore y los músicos locales.
MI FAVORITA
Fabricio Pérez
"Maturana" es la canción que más escuché. La conocí por una versión de él en el álbum "De Ushuaia a la Quiaca", de León Gieco. Toca el piano y la canta. Habla del destierro y la nostalgia. Y tiene una armonía preciosa. Esa versión es la que más me gusta, con su voz ronca. Y además cuando termina la grabación original, se escucha que dice que se ha equivocado mientras tocaba.
Marcelo Bartolomé
La zamba "Si llega a ser tucumana", la hago con Mixtura, uno de los temas que siempre admiré, es hermoso. Su música toma la esencia del folklore, su tipo de arreglos en ese sentido le da una impronta fuerte al folklore argentino. Tiene una particularidad que la distingue de lo tradicional siendo que es parte de lo tradicional. Siempre me gustó por todo lo que transmite.
Claudia Pirán
"Zamba del laurel" es la canción más conocida por el público de mi trabajo. Significa mucho para mí, porque con esa zamba me ayudó a ser la Revelación de Espectáculos Callejeros en Cosquín y la Consagración del festival. Es una zamba que me conecta con la gente de manera muy especial. Además poéticamente es emblemática en mi video clip y cuando la hija de Armando lo miró, se emocionó.
Laura Costanza
"Balderrama", con este tema me siento identificada como artista. Sus composiciones son maravillosas, por la belleza armónica y por el decir de sus letras. A este tema lo incorporé a mi repertorio desde mis comienzos como cantante. Es un sello que me identifica tanto, que cuando la canto, tengo una conexión que se genera con el público de manera única.