El intenso calor no daba tregua, pero los deseos de aprender y de explorar los secretos del flamenco eran tan fuertes, que muchos se olvidaron de la alta temperatura, porque se disfrutaba bailando, cantando, zapateando y haciendo bulerías. Eran jóvenes con pasiones encendidas en la piel al practicar esta danza tradicional que cala muy hondo en la provincia. Las instalaciones del Círculo Andaluz sirvieron de base para el Campamento Flamenco Que Se Comparte. Es el primer encuentro -que dura dos jornadas consecutivas- que se realiza en San Juan y con respaldo institucional. Organizada por la asociación Ciclo Flamenco, esta instancia recreativa y de enseñanza no formal nucleó a alrededor de 30 estudiantes (a partir de los 12 años de edad) de diferentes academias e institutos. Fue una experiencia novedosa y atractiva basada en dos aspectos clave: la convivencia y la experiencia compartida. Y todo comenzó con el pie derecho durante el primer día.

Porque desde temprano, el contingente de chicas y chicos ingresó al predio y luego de unas palabras de bienvenida por parte de los organizadores, fueron a montar rápidamente las carpas, con sus accesorios y vestimentas. Las actividades iniciaron a la media mañana, en un salón acondicionado, se instalaron unos tablones de madera en el suelo preparados para practicar y ensayar. Las botellitas de agua fresca, las galletas o el mate tampoco faltaron como compañía en la clase de tablao que impartía Nicolás Carrizo, uno de los artistas invitados para dar las capacitaciones. Sentados a su alrededor, la charla comenzó con unas indicaciones de pasos, tiempos y letras de canciones clásicas, como "Letrillas por bulerías" (Canción de La Húngara) y "Qué borrachera" (Bulería de Jerez), entre otras. Eso despertó curiosidad por indagar en el significado y el contenido de las bulerías, uno de los estilos más alegres del repertorio del flamenco. Al respecto, Nicolás Carrizo habló con DIARIO DE CUYO sobre lo que se vive en el campamento: "Esto motiva mucho porque se está transmitiendo un sentimiento tan fuerte y qué mejor de forma presencial, cara a cara. Me encanta que los chicos y chicas tengan las oportunidades que yo a su edad no tuve. En San Juan, no había tantos docentes y tantos recursos a mano. Me volví autodidacta y fui aprendiendo como pude, imitando a otros. Ahora, compartimos saberes, el lenguaje y recuerdo que a mis 18 años me decían: ‘El flamenco es una cosa de viejos’. La verdad es que hoy, tenemos una realidad diferente con esta juventud interesada en aprender".

Después del trabajo vino lo tan esperado por los chicos, el almuerzo. Una extensa mesa de madera sirvió para el gran banquete con un suculento menú: tarta de verduras y jamón y queso, mientras que supremas con ensalada rusa será parte del plato principal de hoy.

La jornada continuó con más clases y charlas técnicas de baile. Y a la noche, sucedió lo esencial de todo el encuentro: el llamado fogón nocturno. Este momento fue especial porque se trató de un cruce de charlas y relatos de artistas ya establecidos y que fueron recorriendo la historia del flamenco en la provincia. Mientras los más jóvenes prestaban atención, comentaban y preguntaban, las llamas y las brasas ponían a punto la pizza en la parrilla. Así fue gestándose la juerga flamenca como se hacía antiguamente en las juntadas de amigos y que se buscó recuperar, de manera simbólica, una tradición que se fue perdiendo con el tiempo. 

El tablao colectivo. Chicas y chicos debían coordinar pasos y movimientos
para que el baile y el cante fuesen de la mano de forma sincronizada. Al
practicar, los grupos respondían a las consignas impartidas por la profesora
Cuky Maestro y el profesor Nicolás Carrizo.
También, hubo momentos de descanso, charla y mate en las carpas.

El tablao colectivo. Chicas y chicos debían coordinar pasos y movimientos para que el baile y el cante fuesen de la mano de forma sincronizada. Al practicar, los grupos respondían a las consignas impartidas por la profesora Cuky Maestro y el profesor Nicolás Carrizo. 
También, hubo momentos de descanso, charla y mate en las carpas. 

 

ELLOS DICEN

Micaela Pelletier (20) 

"Esta es una experiencia que nos sirve para crecer artísticamente. Estamos muy entusiasmados por todo lo que se vive aquí, el compañerismo. Es un gran grupo que se está gestando y conociendo. El flamenco nos une y es algo personal, tenemos un fuego, una llama que se despierta en nosotros. Además, la sangre, las raíces tiran bastante".

Pía Alonso (15)

"Aprendo mucho e intento mejorar las técnicas. También esta experiencia me sirve para hacer nuevas amistades. El flamenco me hace sentir muy bien conmigo misma. Es que vengo de una familia que siempre estuvo cerca de la danza y para mí, el baile me ayuda a sacar la verdadera yo". 

Leandro Ampuero (34)

"Disfruto mucho de tanto compañerismo que hay en el grupo. Venimos de Mendoza y me recibieron muy bien. La verdad estoy muy contento y abierto a conocer más sobre esta pasión que no se termina. Sentimos mucho amor por el flamenco y pasar dos días enteros con tantos chicos y chicas es espectacular. Compartir juntos este sentimiento es maravilloso".¸·<