Hace un par de años, Victoria Balanza -destacada bailarina, coreógrafa y maestra sanjuanina, directora del Programa Danza del Teatro del Bicentenario- fue elegida por el reconocido Mauricio Wainrot para reponer su Carmina Burana en la principal sala teatral de la provincia, junto a Diego Poblete y Andrea Chinetti (ambos del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, del que Wainrot fue director y donde Victoria llegó a ser figura). Él siguió el proceso vía Zoom y el estreno -al que no pudo asistir por razones de salud, en octubre de 2022, en el marco del sexto aniversario del TB- fue todo un hito, puesto que era la primera vez que esta pieza se hacía en Argentina conjugando danza, música y canto en vivo. Ahora, esta "obra monumental" que Wainrot creó a fines de los ’90 para el Royal Ballet de Flanders (Bélgica) y que ya forma parte del repertorio de varias compañías internacionales, volverá a escena de la misma manera, combinando los tres cuerpos artísticos y nada menos que para abrir la temporada 2024 del Teatro Colón en marzo. Fue el máximo coliseo argentino el que convocó al prestigioso y prolífico Wainrot y él volvió a depositar su confianza en Victoria para llevar adelante esta reposición, ahora junto a Alexis Mirenda y al mismo creador de la obra.
Antes de partir a Buenos Aires a reunirse con el equipo, con el que ya viene trabajando a distancia desde que se confirmó la obra, Victoria habló con DIARIO DE CUYO sobre lo que significa esta propuesta, inédita para ella, que llega en la plenitud de su carrera.
"Para mí ha sido una gran sorpresa, me siento halagada, emocionada, de todo! Trabajar con el ballet del Colón es un montón y me parece un reconocimiento muy hermoso de parte de Mauricio y también de la gente del Teatro, que confían en mí", fueron las primeras palabras de Balanza, quien bailó esta exigente pieza contemporánea hace más de 20 años con el ballet del San Martín, donde también estaban Poblete y Mirenda ("Piedra libre a Victoria Balanza, del disuelto Ballet Argentino, entre las nuevas incorporaciones al staff", la resaltó por entonces la crítica de La Nación). "Es un gran desafío, de los que me ha tocado atravesar en distintas etapas de mi carrera y que enfrentaré dándolo todo y dejando lo mejor de mí. En la carrera una cosa te va llevando a otra y de repente, cuando suceden estas que son muy grandes en responsabilidad, compromiso y entrega, agradecés haber atravesado todas las otras experiencias, porque uno siente que ha llegado en un momento donde puede estar a la altura de la circunstancia. Seguro que esta experiencia me va a sumar, me va a transformar y me va a dar nuevas herramientas para seguir creciendo; y espero aportar también. Como que todos estos años de trabajo y desafíos, como también fue lo de Piazzolla Futuro en el Teatro Coliseo (NdeR: de Julio Bocca, quien la convocó para hacer junto a él la dirección artística) me han llevado a poder trabajar ahora con una compañía tan prestigiosa y reconocida internacionalmente", agregó conmovida la sanjuanina que, dado que bailó muchos años en Buenos Aires, conoce a varios de los colegas con los que estará a diario en el Colón a partir del 16 de febrero.
"Tomo esa instancia con mucho respeto y apelando a cómo trabajaron conmigo, a la experiencia vivida, lo bueno y lo malo. Tratar de estar abierta a la escucha, adaptarme a un espacio que tiene una manera de trabajar", apuntó la artista, que ya repuso El Mesías (de Wainrot) en San Juan y con el Ballet de Tucumán. "La diferencia es con San Juan es que acá tenemos un elenco móvil, entonces el punto es encontrar los bailarines. En el Colón, como también pasó en Tucumán, voy a trabajar con un elenco profesional, formado, que tiene categorías, lugares asignados… Es una forma distinta. Por eso tanto trabajo previo, para llegar con todo bien armado y ser claros para transmitir. Siento que será un gran crecimiento", valoró Balanza, en cuyo actual rol sabe que tiene una misión fundamental: "Ser leal al coreógrafo".
"Mi desafío es poder transmitir la esencia con la que fue creada la obra, mucho más cuando una fue parte y entonces entiende el sentimiento, la emoción con la que el coreógrafo te hablaba para encontrar el sentido del movimiento. Transmitir eso es la parte más hermosa y la responsabilidad más grande que tengo como repositora", confesó Victoria, para quien es invaluable tener a Wainrot a su lado.
"He trabajado la obra de su mano y tener ese contacto directo con él te hace vivenciarla de otra manera. Me siento agradecida de que podamos seguir preguntándole cosas, a veces no se valora eso… Es maravilloso tenerlo con nosotros para ser lo más fidedignos posible a su creación", sostuvo la profesional, enfrascada en un trabajo muy minucioso, desde ver una y mil veces los videos hasta manejar el conteo de los tiempos e incluso pasar los movimientos por su propio cuerpo, para luego poder transmitirlos con la intención primigenia. "Cuando yo lo bailé hacía un rol, pero en esa hora y diez que dura tenés un montón de otros roles, femeninos, masculinos, cuerpo de baile, solistas y primeras figuras… Es un proceso de varias etapas, todas muy ricas, para llegar a lo que hace que esa pieza sea única", se explayó, en medio de una vertiginosa montaña rusa de emociones desde cuyo punto más alto es casi imposible no mirar hacia atrás.
"Como bailarina intérprete nunca me imaginé todo lo que me fue pasando, lo deseaba, sí, pero pasó mucho más de lo que deseé. Y creo que la misma sensación estoy teniendo ahora", reflexionó. "Siempre he querido dar lo mejor de mí y transmitir a las nuevas generaciones mi experiencia; y que me pase esto… Me sorprende y lo estoy viviendo con plenitud. Me siento muy feliz y bendecida", apuntó Victoria, agradecida y honrada de poder aportar su granito de arena en "ese teatro que nos representa en el mundo", feliz de que se reconozca el profesionalismo que hay en la provincia y encantada de saber que regresará a su tierra con otra gran riqueza para compartir.