Con alto vuelo. Los paisajes sonoros creados por el ensamble de la banda rosarina, junto al Coro Universitario y los instrumentos de cuerdas y vientos, envolvió al público en un clima sensorial diferente.

Más de 800 personas colmaron el Teatro Sarmiento para vivir un magnifico viaje melodioso entre cuerdas, maderas, voces corales y sonidos distorsionados. El grupo rosarino Música para volar, brindó una noche íntima con el tributo a Gustavo Cerati y en clave sinfónica, gracias a la participación del ensamble de cuerdas dirigido por el Maestro Alberto Velasco y del Coro de la Universidad Nacional de San Juan, dirigido por Jorge Romero. El espectáculo fue un repaso por las canciones conocidas del ex-miembro de Soda Stereo, cuidadosamente seleccionadas con arreglos equilibrados pensado para instrumentos eléctricos, como también, de cuerdas y de vientos.

José Matteuci fue el interlocutor de la noche, guiando con sus baquetas todo el espectáculo.
 

El conjunto liderado por José Matteucci (en la batería), Alexis Thompson (guitarras), Julieta Sciasci (bajo) y Bruno Moreno (teclados) llevó a los espectadores a varios universos y climas sonoros. Desde el comienzo, con ‘Hombre al agua’, la apertura tuvo un impactante cuadro -recibido con fuertes aplausos por parte del público-, con todos los músicos en escena y el Coro Universitario en el fondo, de esta manera, la platea se metía de lleno animosamente a la propuesta artística.

 

Julieta Sciasci, dejó todo su virtuosismo con el bajo en sus manos.

Luego siguieron ‘Entre Caníbales’, ‘Un misil en mi placard’ y ‘Té para tres’, fueron los temas subsiguientes que sirvieron para ir rompiendo el hielo. La puesta lumínica, como las proyecciones de video, tuvo su justa medida para ambientar el show, aunque en lo técnico, la puesta sonora no fue la óptima al principio, porque en algunos pasajes, se sentían muy graves los instrumentos eléctricos y la percusión, dejando en segundo plano a las violas y violonchelos ya que no se escuchaban lo suficiente para apreciarlos en todo su esplendor. En cuanto al show en general, todo bien medido y calculado. Mientras recorrían las canciones, Matteuci tuvo el rol de presentador, contando historias y haciendo comentarios para amenizar la velada. Y los espectadores por su parte, estaban compenetrados en lo que veían y escuchaban, pues en sus rostros se notaba que la conexión musical era intensa y profunda en el interior. El vuelo con la poesía y la música de Cerati de la platea fue total.

Fotos: Daniel Arias

El público apoyó el show con su presencia, colmando la capacidad de la sala.