De la época ‘Heroica’ de Beethoven (1770-1827) así designada tras el estreno de su 3º Sinfonía, irrumpió un período explosivo de grandes obras. En julio pudimos escuchar un Cuarteto Op 59, la 4º Sinfonía y la Obertura Coriolano. ¿Qué mejor preparación para poder entender la 5º de anteayer? Ya en 1804 Beethoven comenzó a ‘esbozar’ su futura 5º, pero la fue armando en 1807 y se estrenó en 1808. Es increíble que en todo ese tiempo su cabezota haya escrito cosas tan diversas, todas distintas y cada una con su perfecta ‘personalidad’. Si la 4º era ‘haydiana’ y el Concierto Nº 4 era más ‘mozartiano’, la 5º sonó como algo muy especial. Además que ese estreno se produjo junto a la 6º Pastoral, al 4º Concierto para piano y la fantasía Coral; duró 4 horas y con poco ensayo evidente. El público estaba ‘cansado’. Curiosamente la 4º y la 5º son ‘mellizas’ en el tiempo, pero como sucede con algunos mellizos a veces ni parecen hermanos!! Frente a la 4º que empezaba con un ‘adagio’ o la 6º con un suave ‘despertar de sentimientos felices en la campiña’; El ‘Allegro con brio’ inicial son cuerdas y clarinete, pero impresiona como un ‘tutti’ y Beethoven afirmó: ‘Es el destino que llama a la puerta’. ¿Quién no conoce el ‘tatatatá’? Tan conocido que parece el signo distintivo de la ‘música clásica’ pero a los ‘cansados’ oyentes de ese 22 de diciembre de 1808 les debe haber electrizado los pelos. Siguen los ‘tatatatá’ todo el tiempo. ¿No se puede escapar al destino? ‘Andante con moto’, una melodía inicial por las cuerdas sobre la cual se insertan algunas variaciones en las cuales agrega percusión y fuertes trompetas y cornos. Haydn aún en su humorística y burlona sinfonía Nº 60, ‘El Distraído’, no se animaba hacer variaciones tan ‘variadas’ rítmicamente. Pero convengamos que el ‘destino’ nos dejó un poco tranquilos. El ‘Allegro’ es un Scherzo, comienza muy suave, pero nos despierta el ‘tatatatá’ de los cornos y el ‘trío’ que exige a chelistas y contrabajistas un virtuosismo de ritmo muy veloz, ¡literalmente tocar ‘con trabajo’! Se apaga y vuelve con pasitos graciosos en ‘pizzicati’ el scherzo, pero muy cambiado. La palabra ‘crescendo’ menciona cómo sube la intensidad del sonido y encuentra aquí el ejemplo más claro; sobre el fondo de los timbales estalla el Allegro final que fue otro motivo de escándalo musical para 1808. El bramido de los trombones -¡que aparecen por primera vez en una Sinfonía!- y a los instrumentos bajos se une el piccolo. Nuestros oídos están acostumbrados a disonancias -voluntarias o involuntarias- pero no los ‘haydianos’. El compositor L. Spohr definió este último movimiento como una ‘Babel insensata’. Pero si Beethoven ya era considerado el mejor compositor de Europa, esta obra disipó cualquier duda y aún hoy gente que nunca ha escuchado música clásica conoce el ‘tatatatá’. Y es que pasada la sorpresa inicial y el ‘cansancio’, los oyentes captaron la maravilla optimista de ese paso de lo complejo con tonalidades menores y oscuras a las tonalidades mayores y luminosas a un canto de victoria: ¡nuestro destino puede ser de felicidad! Robert Schumann (1810-1856) había escrito una ‘Rapsodia para piano y orquesta’ pero que no encontró editores interesados. En 1845 la transformó en su Concierto en La menor. Ernesto Acher -durante años integrante del grupo ‘Les Luthiers’- ‘amalgamó’ el inicio de este ‘Allegro affettuoso’ con el bolero ‘Bésame mucho’ de Consuelo Velásquez y lo tituló: ‘Bésame Schumann’. Por eso no puedo dejar de sonreír cuando después del ‘golpe’ inicial de la orquesta, el piano irrumpe en una escala descendente y los vientos y cornos entonan el ‘Bésame mucho’ para pasárselo al solista. Pero pienso que debería llamarse ‘Bésame Clara’ ya que fue su querida esposa Clara Wieck quien lo interpretó sin pausa por toda Europa para hacer conocer a su marido (por algo Schumann es el epítome de ‘lo romántico’). Miguel Scebba nos regaló una trasposición para piano del romano Giovanni Sgambarti (1841-1914) sobre la Danzas de los espíritus bienaventurados de C. Gluck (1714-1787).

El chileno Víctor Jara (1932-1973), director teatral, folklorista y ‘cantautor’ escribió varias canciones. Carlos Zamora (1968) compuso una serie de 2 ‘Suites’ con temas de Jara arreglados para orquesta y coro. Escuchamos ‘La Partida’, muy bien orquestada ya que comienza como un himno con bronces pero su ritmo se va gradualmente ‘latinoamericanizando’ con percusión hasta que vuelve el ‘himno’ y se continúa con ‘El aparecido’ pero sin la parte cantada. El concierto coincidió con el cumpleaños de uno de los que tocaron ‘con trabajo’, Diego Vega. Acher también ‘mezcló’ el ‘Happy Birthday’ con la canción de cuna de Brahms. Apréndanla para el próximo cumpleaños.