Considerado uno de los mejores exponentes de la nueva época narrativa argentina, entre los últimos galardones que recibió por su trayectoria, ganó el Iberoamericano de Letras José Donoso (2005), el Crítica de España (2010), el Rómulo Gallegos (2011), el Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas (2013) y el Formentor de las Letras (2015).
Admirado en Argentina y en el mundo, partió Ricardo Piglia, ayer en horas de la tarde a los 75 años, luego de luchar desde 2014 contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), al igual que el fallecido dibujante Roberto Fontanarrosa.
"La editorial Anagrama se suma a la tristeza por la muerte de Ricardo Piglia, para la que no tenemos más consuelo que su escritura", expresó la editora.
"La enfermedad me ha hecho descubrir la experiencia de la injusticia absoluta. ¿Por qué a mí?, se pregunta uno, y cualquier respuesta es ridícula. La injusticia en estado puro nos hace rebelarnos y persistir en la lucha"
Y compañeros y seguidores no quisieron dejar pasar la oportunidad de plasmar sus condolencias. "¿Cómo que Piglia? Chingao, carajo. Todos los abrazos y mejores pensamientos a la familia del genio de Adrogué", escribió el actor mexicano Gael García Bernal.
"No empieza bien el año: falleció Ricardo Piglia. Una pérdida enorme. Mi abrazo a su familia", consideró el también comunicador Jorge Halperín. Y la dramaturga Claudia Piñeiro sentenció: "Qué pena. Deja una gran obra, pero se lo extrañará", sentenció.
Desde que los síntomas comenzaron a avanzar, el autor de Plata Quemada -llevada al cine en 1997 por Marcelo Piñeyro y ganador de un premio Goya-, se refugió en su casa, ya que su cuerpo no le respondía.
Se formó en Historia de la Universidad Nacional de La Plata; trabajó como editor y dirigió la emblemática Serie Negra que difundió autores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler.
En 1967, recibió una mención especial del VII Concurso Casa de las Américas de Cuba que derivó en Jaulario, su primer libro de cuentos; en 1977 llevaba publicados La invasión y Nombre falso, pero pasaron 3 años más hasta su triunfo internacional, en 1980, con Renzi protagonista de su novela Nro 1, Respiración artificial. Fue profesor en EEUU, durante 15 años, en universidades como Harvard y Princeton hasta su regreso al país, en 2001.
Su incansable pluma lo llevó al Konex de Brillante en 2014, mientras estaba al frente de Los siete locos y Los lanzallamas, en la TV Pública; donde condujo el ciclo Borges por Piglia.
En noviembre pasado, el también guionista -Corazón iluminado (1996), de Babenco; o La sonámbula (1988), de Spiner-, había confesado que acababa de terminar un volumen de cuentos y trabajaba en las novelas cortas del uruguayo Juan Carlos Onetti.
Su muerte enluta al mundo de las letras mientras se dedicaba al tercer tomo de sus memorias y a poco de haber publicado la segunda parte de esa obra que conforma Los Diarios de Emilio Renzi; alter ego que comenzó a delinear hace 57 años, cuando en medio de una mudanza que lo obligó a abandonar con los padres su ciudad de Adrogué para migrar a Mar del Plata, anotó las primeras observaciones sobre su propia vida. Esos diarios lo ocuparían hasta el fin de sus días (Efe, Perfil, Télam)