Buenos Aires, 27 de marzo.- Fabián Rodríguez tenía por lo menos ocho denuncias penales en Tribunales, algunas de las cuales ni la propia Nazarena Vélez conocía. La mayoría eran por estafa, una por usurpación de título, y dos por falsificación de firma. Una de ellas fue la que le inició la financiera Canning Trust, a quien el empresario le habría solicitado en el año 2004 un préstamo de 120.000 pesos para solventar el programa de Flavia Palmiero. En aquel momento, Rodríguez ofreció en garantía acciones de la Bolsa.

Luego se descubrió que había falsificado la firma de su padre, a quien en realidad pertenecían los títulos. En el año 2012 solicitó una “probation” (tareas comunitarias) y se comprometió a un resarcimiento económico a los brokers. Otras dos causas fueron radicadas en el año 2005 y 2006 en el fuero penal económico por librar cheques sin fondos. Uno de los perjudicados fue el empresario del espectáculo Miguel Angel Rodríguez y otro, un amigo de una financiera a la que Fabián le había vendido un cheque de 100.000 pesos a cambio de 90.000 en efectivo: a la hora de cobrar, el cheque no tenía fondos.

La gran estafa

Pocas horas antes de su muerte, el marido de Nazarena se enteró de que había sido procesado y condenado a un año y medio de prisión en una causa que le inició el dueño de la fábrica de bicicletas más grande de la Argentina, llamada Accesor. Su titular lo había contratado como contador para ayudarle en un expediente en el que un empleado le pedía una indemnización por 120.000 pesos. Rodríguez les dijo que también era abogado y les recomendó que la empresa llamara a un concurso preventivo para evitar pagar el dinero al empleado despedido.

Otro de los juicios que tuvo, más conocido, fue el que le inició Flavia Palmiero en el año 2008. En aquel momento la actriz lo demandó por administración fraudulenta en la productora Rat Rack, por haberse quedado supuestamente con 500.000 pesos. Según contó uno de sus mejores amigos a “Crónica”, “Fabián se suicidó porque estaba tapado de deudas y ya no la podía engañar más a Nazarena”.

“Si tenía 100, gastaba 1.000 y encima le hacía creer a ella que tenía un millón”. “Fijate que el padre le dejó una herencia de 600.000 dólares. Con esa plata alquiló el teatro Los Angeles, de Callao y Corrientes, y decidió hacerle refacciones por 1.000.000. Terminó peleado con los que eran sus socios Aldo Funes y Javier Noguera, y esto también se convirtió en una causa en Tribunales”, agregó. “Siempre quiso ser famoso y gastar más de la cuenta. Fijate que en el cementerio no había amigos de él ¿sabés por qué?” -agregó- “porque había estafado a todo el mundo. Nazarena es muy trabajadora y estaba al margen de todo esto”, aclaró.

TODO QUEDA EN FAMILIA

Según fuentes consultadas por “Crónica”, durante un tiempo Rodríguez también falsificaba la firma de su hermana Mirta -que sí era abogada- y a los empresarios que lo habían contratado les salió caro. En 2010 debieron pagar 600.000 pesos por la malograda maniobra y terminaron haciendo un juicio al propio Rodríguez. En la causa, Mirta fue sobreseída y se determinó que no había tenido nada que ver con el ardid de su hermano.

AHORA ESTALLAN LOS CONFLICTOS FAMILIARES

Ayer, este matutino publicaba en forma exclusiva el diálogo que Mirta Rodríguez tuvo en Miami con una corresponsal del diario. En esa charla, dolorosa, la mujer responsabilizaba a Nazarena Vélez: “Lo volvió loco. Ella no es una buena persona. Ahora la deberemos ver por todos los programas haciéndose la víctima”. Horas después, quizá arrepentida por hablar en un momento tan doloroso, intentó retractarse. Pero lo cierto es que la mala onda entre ambas hermanas de Fabián y su cuñada tenía larga data y se evidenció aún más en estas últimas 24 horas. Silvia contó en Twitter: “Fue un horror el velorio de mi hermano, en el que el señor Vélez decidía quién entraba y quién no, dejando afuera a mis tíos y primos y amigos. ¡Cómo te entiendo hermanito! ¡Cómo debés haber sufrido!…”.

La hermana de Rodríguez le dedicó así unas palabras a la descripción de un duro y penoso momento, el velorio de Fabián, a quien se decidió no velar, sino que sólo sus familiares se despidan de él. “Fue un horror el velorio de mi hermano, en el que el señor Vélez decidía quién entraba y quién no, dejando afuera a mis tíos y primos y amigos. En el velorio, al cual no dejaban entrar a nadie, tampoco estaban ellos… ¡Cómo te entiendo hermanito! ¡Cómo debés haber sufrido!… Verte en un cajón, sin nadie alrededor, porque alguien que no estaba prohibió la entrada de amigos y familiares. Fue muy duro”.

Arrepentida

Más tarde, Silvia habló con “Infama”: “Hubo un malentendido, me arrepiento de lo que dije. Fabián era mi responsabilidad, no existen culpables para estas cosas” e hizo hincapié en el mal momento de su madre.