Tengo una buena noticia para darles, Sting decidió apagar por un rato los sahumerios y enchufó los equipos. El nuevo disco no es parejo, tiene altibajos inexplicables pero eso no le resta calidad.

 

“57th y 9th” lleva por nombre la esquina donde está ubicado el estudio de grabación donde se registró la placa. Sting recuerda a The Police de la época “Syncronocity” en canciones como “I Can’t Stop Thinking About You” y “Petrol Head”. “50,000”, “Down, Down, Down” y “One Fine Day” recuerda a sus trabajos solistas en la primera mitad de los 90s. En “Pretty Young Soldier” se torna folc para contar la historia de una joven enamorada de un soldado que se viste de soldado y se alista para seguir cerca de su enamorado, el problema se da cuando el capital la descubre y quiere llevársela con él.

 

 

Las últimas cuatro canciones del disco son tranquilas entre las que destaca la balada “The Empty Chair”. Una referencia al miedo mundial que se vive a raíz de los atentados en “Inshallah”, un término árabe que significa “Si Dios quiere”.

 

Si Sting quería tomarnos por sorpresa lo consiguió, es un disco que carece de concepto alguno, da la impresión que tomó un puñado de canciones pop y las metió en un disco sin importar el orden ni seguir una línea determinada. Sting volvió a enchufar los equipos y a pesar de algunas torpezas el disco es una buena colección de canciones.