Los había con más y menos condiciones y experiencia. Y aunque algunos se mostraban más relajados, los nervios estaban. Se notaban en las sonrisitas, en algunos tambaleos y en ese "miedito" de ocupar los primeros lugares, cerca de los ojos evaluadores. Pero lo que también había era un sueño común: el deseo de ingresar a Danza y Movimiento 2012. Se trata del programa desarrollado por el Gobierno provincial y destinado a bailarines, quienes se capacitan gratuitamente, de manera integral y sistemática, con profesores locales e invitados y con un horizonte más que motivador: de ese semillero saldrá el Ballet Provincial que deberá estar formado en unos 36 meses, cuando -se calcula- estará terminado el Teatro del Bicentenario.

Los más de 50 chicos y chicas que se hicieron la prueba ayer en el Conte Grand (con piso y sistema de sonido nuevos), volverán a presentarse hoy, para completar los dos campos de la audición: danza clásica y contemporánea. Silvana Moreno (directora de Oficios para el arte y la música popular, y docente de contemporáneo) y Celina Castro (docente de clásico) son quienes están al frente de las clases de admisión, y las que miran a todos y cada uno con especial cuidado, pero no en una pose rígida. Luego de marcar lo que los chicos deberán hacer, también corrigen, enseñan y hasta aconsejan, con ganas de que cada uno de los potenciales alumnos del programa de lo mejor. Al final, sólo serán unos 20 o 25 los que quedarán de esta nueva camada, que se incorporará según las capacidades a los niveles preparatorio e intermedio que ya están en marcha.

"Buscamos gente con condiciones, pero también con actitud; y que quiera dedicarse a la danza, porque es un programa exigente y hay que entender que esto es una inversión del Estado, no un gasto", subrayó Moreno, quien comentó que en noviembre, coronarán este primer año de trabajo con una pequeña producción. "¡Somos bailarinas, bailen, piensen que están con tutú!", "Es difícil, pero hay que trabajar, poner voluntad", decía Castro, también entusiasmada con este proyecto -largamente anhelado por la danza sanjuanina- que va tomando cuerpo.