Nació en Belén, Catamarca; a los 5 años empezó a bailar y a los 15 debutó en el Festival del Poncho. La vida le fue dando señales de que ese sería su rumbo: Cosquín, audiciones, premios y finalmente Buenos Aires, donde ingresó al ex IUNA (hoy UNA, Universidad Nacional de las Artes) y se recibió de coreógrafa. Fue en Buenos Aires y de la mano de un profesor, que comenzó con los espectáculos de malambo, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en subir a escenarios nacionales e internacionales una "versión show’ de esta tradicional danza folclórica argentina, primero en la compañía mixta Puro Gaucho, con la que vivió seis años en China; y después al frente de su propio proyecto, Bravas, integrada por mujeres de distintas provincias, entre ellas una sanjuanina ( ver aparte), que se destacan por su trabajo con ponchos, boleadoras y bombos. "Bravas es la compañía de mujeres que llega a encender el fuego de la sensualidad y la fuerza que representa ser gaucha, mujer y Argentina’, presenta su sitio oficial. En el marco de esta iniciativa federal es que Flor, quien prefiere que las llamen "gauchas’ y no "paisanas’, dará por primera vez hoy y mañana un seminario en San Juan (Instituto Andalucía), donde formó su primera sede. 

– ¿Qué te sedujo de esta danza, que ha sido más usual entre varones? 
– Siempre lo hice como parte del folclore de mi pueblo, de mis orígenes, pero de manera profesional desde 2010. En Buenos Aires empecé a hacer shows de malambo. Me entusiasmó mi maestro, Fernando Gómez, de Santiago del Estero, que vive y se sigue dedicando al malambo. Cuando alguien te enseña algo vos confiás y yo confiaba ciegamente en este profe que me decía ‘aprendé y así podemos hacer algo juntos, dedicarnos a esto y vivir de esto’, y yo quería hacer de esto una forma de vida. Y confié…

– Y fuiste de las primeras…
– Sí sí, hasta una de las pocas de Argentina se puede decir, una de las primeras que arrancó de manera profesional con esto.

– Empezaste con una compañía mixta ¿Por qué nace Bravas?
– Nace de las ganas y la necesidad de ver más mujeres haciendo esto, una Flor multiplicada haciendo malambo con esa fuerza y esa delicadeza. Estando lejos tuve que capacitar a las chicas, era algo muy nuevo para ellas, pero estuvieron a la altura de la circunstancia y finalmente con 11 chicas pudimos ir a China a defender la Patria, como yo digo. Fue justo antes de la pandemia, así que pudimos disfrutar de todo, estar con productores del Cirque du Soleil, del Moulin Rouge de París… 

– ¿En qué se diferencia el malambo hecho por mujeres?
– No tiene que ver con el sexo, no hay diferencia en ese aspecto. Es un sentir y la diferencia está en la persona que lo ejecuta, luego la técnica es la misma para todos. Lo que nos diferencia es lo que cada persona individual refleja en su baile.

– ¿Cómo definirías entonces al malambo femenino?
– Para mí es sólo malambo, somos mujeres haciendo malambo. Sabemos que desde hace muchísimo tiempo las mujeres zapateaban, solo que no quedó registrado… Acá no hay varón ni mujer, hay artistas que hacen malambo.

– ¿Toma algo de los orígenes, de la historia o sólo las formas? 
– Depende de lo que quieras mostrar, podés retomar eso como idea principal para tu danza si querés, pero últimamente lo que estamos haciendo es llevarlo a un contexto de show, donde solamente importa la destreza.

– ¿Enfrentaste alguna discriminación o prejuicio? 
– No, yo confiaba en mi maestro y nunca pasé por lugares de discriminación…

– ¿Tampoco críticas de los más ortodoxos del folclore?
– No, porque justamente no me dedico a hacer zapateo de malambo, sino malambo con otros elementos como boleadoras, poncho y bombo; y mi estilo está marcado desde el primer día, entonces nadie podía decir nada porque siempre fue bastante único.

– ¿Este malambo show sigue los pasos del tango que conquistó al mundo?
– Ojalá el malambo se conozca en el mundo como el tango, es la idea. Y que sea simplemente malambo, ni femenino ni masculino, como es el tango también, sólo tango. Ahora lo diferenciamos un poco para que en este comienzo las chicas se puedan sentir incluidas, pero sólo por eso.

– ¿Malevo abrió un camino?
– ¡Muchísimo! Fueron una gran vidriera para nosotros, nos hicieron quedar bien en el mundo y nos ayudaron un montón.

– En China son furor ¿Qué los atrapó? ¿Y a qué otros países cautivaron?
– Les gusta la pasión con la que bailamos, porque de verdad lo amamos y eso se siente en el escenario. En Rusia, por ejemplo, dimos un seminario para unos 25 niños artistas de circo, acróbatas, y ellos querían aprender zapateo, poncho, boleadoras… Que ellos quisieran en verdad fue lo maravilloso. Admiran muchísimo lo que hacemos, fijate que hacen cuatro piruetas en el aire y caen arriba de un elefante y para ellos lo que hacemos nosotros es lo más difícil (risas). Y México, donde fuimos con Puro Gaucho, también, sabían todo de nosotros. Los hijos de los dueños de circo querían ser gauchos, les dejamos nuestros mates, boleadoras porque estaban enamorados de nuestra cultura. 

– Y en Argentina ¿Los han convocado, por ejemplo, a los tradicionales festivales de folclore?
– No, justamente como decís son festivales tradicionales y creo que va a ser difícil llegar ahí si no abren un poco el campo. Queremos estar en los festivales, de todas las provincias, por eso también con este proyecto de Bravas federal trabajamos para que cada provincia pueda tener sus artistas con nivel profesional, porque hay muchísimos talentos que no se conocen porque no llegan a Buenos Aires. Para lograr eso necesitamos capacitar a las bailarinas, para que den ese show que estamos haciendo afuera, y es lo que estamos haciendo. Y también tener buenos receptores…

– ¿El público argentino las recibió bien?
– Muy bien, hicimos un show en el Luna Park, estuvo llenísimo y la gente se quedó muy feliz, lo pueden ver por YouTube.

– ¿Qué tiene que tener una chica para ser una Brava?
– En realidad lo que hay que tener para hacer cualquier cosa, pasión. Y luego perseverancia. Yo siempre digo que hay que hacerse cargo de los sueños, porque entre querer algo y hacerlo hay un proceso, y es el que hay que transitar con amor, pasión y compromiso.

 

  • Pasión compartida

Flor Cura junto a la sanjuanina Ana Paula Ayala. "A ella la contacté antes de llevar este proyecto a China, fue una de las primeras 3 chicas que busqué para Bravas, y necesitaba 11. Me gustó su danza, su profesionalismo. De hecho la sede de San Juan es la primera sede de Bravas en Argentina, la delegada es Paula y le digo que ella es mi reflejo, me siento muy identificada con cómo hace las cosas, es una parte de mí que está en San Juan’, dijo la coreógrafa y bailarina.