Conocido y famoso por sus imitaciones en televisión y teatro, Martín Bossi se muestra en constante evolución para ser hoy el showman integral con "Clandestino", una pieza que en una hora le pondrá stop a los angustiosos días que corren actualmente, a través de monólogos, canciones, personajes, sketchs y stand up; y en la que participará su madre, entre otros invitados. Será su primer show virtual desde una sala de teatro y podrá verse por streaming. DIARIO DE CUYO habló con el comediante días previos al estreno y habló del espectáculo, de la política y la pandemia a cara lavada.
– ¿Cómo nace esta propuesta en medio del aislamiento?
– Fue complicado, pero surgió de mi propia necesidad de qué puedo contar, sin negar la realidad que sucede por supuesto. Esto es poder construir un espacio, un refugio de humor y canciones para la gente. Es una invitación que hago donde los medios de comunicación se dedican a transmitir las malas noticias de la pandemia. Como hay poco lugar para la esperanza en la tele. Entonces, Clandestino se ubica ahí en ese lugar vacío. Por un ratito, el público encontrará espacio para reírse, para abrazarse virtualmente, para cantar y poder expresar esas emociones postergadas.
– ¿Cuál será el hilo conductor del show?
– Lo que más recuerda la gente de lo que hice en televisión es con mis imitaciones. Pero hago espectáculos con la función de un showman que mezcla géneros, comedia, imitaciones, baile, canto, entonces si hago una pasarela de imitaciones solamente, sea Messi o Calamaro, eso ya es muy adolescente para mí. Todo nace qué quiero contar. Me siento a comer dulce de leche y tomar café a las 4 de la mañana, cansado del encierro y en la paranoia de la noche, no puedo dormir por los ruidos que hay, en medio de esa angustia enciendo la tele. Así comienza la historia.
– ¿En quién te referenciaste para aprender a ser showman?
– Mi referente es Jerry Lewis. Cuando empecé con este show, me uno a Emilio Tamer y me dijo que puedo ir más allá de una imitación. Me dice ponete smoking, dejá la máscara, bailá, cantá, hacé stand up. Entonces aprendí que es más importante ser que parecer. Es mucho más potente cuando haces las cosas que vengan de uno mismo.
– ¿Qué buscás transmitir y qué esperás que el público te devuelva?
– Lo mío no es una necesidad económica. Soy criado en un barrio de clase media baja de Lomas de Zamora, que aprendí a saber trabajar. Puede gustar o no lo que hago. Pero no puede nadie negar que soy un tipo de trabajo, me puedo equivocar, pero laburo mucho. La gente me dio la posibilidad de comprar mi casa y llenar mi heladera. Soy un sostén de una familia grande. Gracias a Dios que puedo ser un privilegiado teniendo más de lo que necesito y con eso puedo ayudar a muchos. Pero si no actúo me muero espiritualmente. Es una necesidad porque necesito regalarles un momento de paz y esperanza al público que me quiere.
– ¿Qué actitud afrontaste en esta pandemia?
– Hay gente que dice que me encontré conmigo mismo o que se siente feliz porque puede hacer clases de yoga o de zumba. Eso a mí no, las libertades individuales fueron cortadas por esta puta pandemia. No es culpa de ningún gobierno o político, es una pandemia que nos ha denigrado y nos quitó la libertad. En mi vida, siempre tomé mis decisiones propias con la religión, con el matrimonio, no me dejé manipular por una iglesia, por un mandato social que hay que casarte, recibirte de abogado y cantar el himno. Nunca caí en eso y fui libre de pensamiento. Me crié en un país democrático que elegí quién ser. En estos meses, la conclusión que tengo es que no hay nada más lindo que esa señora llamada libertad.
– Pero se trata de elegir no contagiarse ni contagiar a los demás…
– Hoy vas preso por juntarte a comer un asado, o por ir a jugar al tenis. Son las ironías de esta enfermedad que nos cambiaron los valores. Es muy loco, porque para cuidarse y salvar al otro, hay que resignar la libertad. Lo único que quiero es olvidarme de todo esto. Pienso que estamos dentro de una serie de Netflix con un mal guión de un mal guionista.
– ¿Te limitás hacer humor político?
– Hemos perdido el humor en líneas generales, porque hay mucha violencia y susceptibilidad, mucha intolerancia tanto si hacés un chiste político o si imitás a Romeo Santos o si hacés un chiste de veganos, salen a lincharte. Es muy difícil ahora, hay que pensar mucho lo que digo y trato de no decir lo que pienso porque puedo pasarlo mal. Entonces en los medios o en una entrevista, debo resignar un poco lo que pienso y siento, pero lo digo inmiscuido en mis espectáculos.
– ¿Es una mirada pesimista no poder reírse del poder?
– Me la rebusco para seguir haciéndolo. Vivimos en democracia y uno puede decir lo que piensa y reírse de lo que siente, pero el nivel de violencia en las reacciones es tan pesado, que debo pensar si conviene o no hacerlo, en qué lugar y en qué momento. Lo bueno que en mis espectáculos, tengo más tiempo de planear, puedo filtrar un poco de manera inteligente las cosas. Los poderosos son marginados culturales, es muy fácil pegarles sutilmente, porque el poder los ciega. No creo en los políticos porque me demostraron que no son confiables, así y todo, lo que hacen Alberto y Larreta es meritorio, porque se unieron y marcaron un camino de unión y dieron buenos resultados en toda esta situación. Es un buen gesto lo que están haciendo. Pero vivimos en un país que parece no tener cura. Mi abuelo me dijo en los 90 que hay que aceptar donde uno vive y las cosas malas que tenemos no van a cambiar. Y le doy un poco la razón. Cuando me tome un café con mi nieto dentro de 20 años quiero decirle que el país cambió para bien, pero me parece que le tendré que decir las mismas cosas que dijo mi abuelo.
DATO
- Clandestino. El show virtual de Martín Bossi será el 7, 8 y 9 de agosto a las 22 por www.tickethoy.com
- Entrada digital: $550.