Soñando por cantar hizo pie en San Juan y fue una sensación. Un público eufórico, exultante, bailó y cantó de principio a fin en la primera gala de Soñando por cantar. La noche se vivió como una fiesta en el Aldo Cantoni en la previa; en el minuto que Mariano Iúdica pisó el escenario y se vino abajo cuando aparecieron Patricia Sosa, Alejandro Lerner, Oscar Mediavilla y Valeria Lynch, que se mostraron contentos, cómodos y simpáticos aún fuera del aire.

Un sentimiento de sanjuaninidad flotaba en el ambiente."Se ve y se siente, San Juan está presente’coreaba el público antes de que se prendieran las cámaras, alentaron a todos los participantes con orgullo y se quedaron impactados con las tomas áreas de la ciudad que se hicieron desde un helicóptero.

La fascinación por ver en vivo lo que habitualmente siguen por televisión fue la gasolina que alimentó toda la transmisión y la previa, donde los sanjuaninos que colmaron el estadio se divirtieron al por mayor: ensayaron cómo tenían que responder a los pedidos de Iúdica, cuando levantar y bajar los carteles y cómo recibir a cada concursante. Pudieron seguir cada detalle de la preparación de un programa de gran despliegue; los tres ensayos de las ocho bailarinas y tres varones que hicieron la apertura (junto a tres sanjuaninas que hicieron su performance en tela), la dedicación de un productor que llevaba a la mesa de los jurados algunos pares de anteojos, maquillajes y hasta probaba las sillas; hasta se dieron el gusto de ver en persona a Federico Hope, uno de los productores de Marcelo Tinelli, que fue recibido como una estrella.

A las 21.15 se prendió la luz roja y todo funcionó como un reloj. Los cantantes se sucedieron, la adrenalina fue subiendo con Iúdica como gurú y con el gobernador José Luis Gioja en primera fila. Pero la sensación de la noche fue Juan Cruz Rufino, el pequeño que hechizó al jurado y se ganó merecidos minutos en tevé.