Después de Shrek 5, el fan cinéfilo de la animación creía que ya no se podía tirar más de la soga a esta saga y que probablemente, la productora Dreamworks habría agotado todos los recursos creativos para que la narrativa continuara. Sin embargo, saca de la freezer algo que nadie esperaba o imaginaba: la rentré de uno de los personajes más carismáticos de toda esta franquicia. Se trata de nada más y nada menos que de El gato con botas, que reaparece en la gran pantalla a más de una década de su primera película propia -estrenada en 2011- con una nueva aventura que debutará hoy en las salas sanjuaninas, en tandem nacional: ‘El gato con botas 2: el último deseo’.
Con el paso del tiempo y de incontables peligrosas misiones, el héroe gatuno gastó las 8 vidas de las 9 que tiene. Al darse cuenta de esto, emprende un camino de autosuperación y búsqueda para recuperar sus vidas perdidas, porque tiene pendiente convertirse en la leyenda mosquetera y que su espada brille de vigor para la posteridad. La trama empieza a motorizarse a partir de la existencia de una estrella mágica que transformará el destino de cada uno de los protagonistas de esta historia.
En esta secuela regresan a escena Antonio Banderas y Salma Hayek como las voces centrales para interpretar al gato y a Kitty Patitas Suaves respectivamente, pero esta vez con una estructura narrativa y un producto animado sorprendente. Con la dirección de Joel Crawford y el guión de Paul Fisher y Tommy Swerdlow, se le dio un giro al contenido de los personajes para que sean menos planos y más conflictivos.
El staff de personajes que acompañarán al héroe felino son Ricitos de oro (Florence Pugh) y su familia de osos (Ray Winstone, Olivia Colman y Samson Kayo), un caprichoso Jack Horner (John Mulaney) y Perrito (Harvey Guillén).
En el apartado técnico, algunos críticos internacionales están destacando la influencia que ha ejercido una reciente joya artística del género: Spiderman: un nuevo universo (2018). Se puede comparar con algunas secuencias de acción que empatizan mucho y hasta le dan un dinamismo a la película, de manera impactante en términos visuales. Sin embargo, lo que también puede destacarse es la mejora de la personalidad del protagonista, donde se profundiza más en su carácter multidimensional. La pérdida de la pasión por las aventuras, el miedo a envejecer, la ambición por querer más, el ego y la muerte son los principales conflictos que lo pondrán a prueba. Más allá del humor y de gags o referencias chistosas, el mosquetero gatuno atraviesa la depresión, la indecisión, el egoísmo, la negación y la ira a lo largo de su viaje, múltiples facetas expuestas que hasta ahora eran inéditas en la saga. La película puede ser disfrutada tanto por el espectador o espectadora infantil como por algunos adultos a los que les encanta emocionarse con estas historias y plantearse -por qué no- una autorreflexión sobre miedos e inseguridades respecto a la vida y a la muerte.