FOTO DANIEL ARIAS
Imparable. Mientras se dedica a la producción de nuevas creaciones en el taller que construyó su hijo Lisandro alejado del ruido de la gran ciudad, en el paisaje montañoso de Zonda, Hugo Vinzio Rosselot acaba de finalizar un mural de 3 x 2,50 m. en la fachada del edificio Vanguardia, en 25 de Mayo, entre Salta y Santiago del Estero.
Esta flamante obra urbana se suma a un relevante circuito de murales que llevan la impronta de Vinzio, entre ellos, la instalación en recuerdo de Tellechea emplazada en la Asociación Mutual del Personal de la Universidad Nacional de San Juan, desde 2004; el circuito de murales ubicado en la Difunta Correa basado en un poema de Jorge Leónidas Escudero, en 2018; el relato ilustrado sobre la esencia histórica del Camino del Inca en la plaza de Villa Iglesia, en 2019; y el proyecto artístico-arquitectónico en el marco de los 80 años de la fundación de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ.
"Convocado por la empresa de Sabino Pignatari, con el deseo de contribuir al paisaje urbano, se me ocurrió pensar en qué momento en San Juan hubo una novedad tecnológica impactante y tomé el momento en que el primer avión que arribó a San Juan, lo que convulsionó a la sociedad en 1912", expresó el hijo del notable escultor Mario Vinzio -que falleció en 2007 a los 76 años de edad-, sobre el trabajo en el que imaginó al ser humano "domando el aire y la tierra gracias a los avances de la tecnología", añadió.
De esta manera, con cerámica modelada a mano y metal, el ceramista realizó un relieve en el que pequeños personajes cobran vida para contar su historia. Todo este proceso le demandó al hacedor entre cuatro y cinco meses de elaboración, desde el diseño hasta la posterior concreción.
"Luego de la formulación del concepto, comencé el proceso de trabajo de los personajes con el dibujo previo y la maquetería en cartón para realizar el boceto y el modelaje de cada uno, en función del tamaño real, con el avión en el centro de la escena. Después, llegó el horneado y el coloreado de cada pieza que fue armada en partes y articuladas como un puzzle. Así, armé la obra en mi taller uniendo las partes con pegamentos para al final proceder con la instalación", explicó el autor, también escultor y escritor que en sus 41 años de trayectoria presentó su primer libro de cuentos el año pasado, publicación en la que pintó un universo de costumbres locales con el humor que lo caracteriza.