Por la gran vidriera del Festival de Cosquín desfilan caras muy conocidas. Sin embargo, detrás de esas caras, hay otras menos famosas pero codiciadas, ya que hacen al éxito del grupo o del solista. Es el caso, entre otros, de Josué Astorga, un joven músico sanjuanino que -como hace seis años- pisa el escenario de la plaza Próspero Molina para ponerse al servicio de populares artistas del circuito folclórico. Ceibo (en cuyo último disco participa), Pablo Lozano y Rupayán (a quien le grabó su CD) son números programados dentro de las nueve lunas del mayor encuentro folclórico del país que, por caminos cruzados, conocían a Josué y lo convocaron por su talento. El mismo que también está haciendo ruido en las peñas coscoínas -ya lleva más de 10 y entre ellas, una tocada en lo de Sergio Galleguillo, para 7 mil personas- por las que además guía a su comprovinciano Juan Cruz Rufino (a quien le armó su disco) y donde se reencuentra con viejos buenos amigos.
"Ellos me escuchaban allí y me pedían el contacto y de a poco fui entrando. Tengo una gran relación con artistas de nombre, gente que me tiene en cuenta por mi sonido y mis arreglos, y se fue generando una linda amistad; y yo también los tengo en cuenta", comentó a DIARIO DE CUYO desde las sierras de Córdoba, donde piensa radicarse un tiempo, por las ofertas de trabajo.
Músico, director, arreglador, sesionista y productor, a sus 27 años Josué -quien comenzó con el rock y luego la vida lo fue llevando al folclore, rubro en el que, por ejemplo, fue primera guitarra de Claudia Pirán- ha acompañado a músicos de distintos géneros; desde los rockeros de Metanoia hasta al melódico y tanguero Juan Darthes, pasando por Galleguillo, Rubén Patagonia (con quien posiblemente también subirá al Atahualpa Yupanqui), Jorge Rojas, Teresa Parodi, Nacho y Daniel, Facundo Toro, Facundo Saravia, Yamila Cafrune y Bruno Arias, por citar algunos.
¿Si le gustaría salir de la segunda línea y pasar a primer plano? A Josué no lo desvela. "La verdad es que nunca pensé en ser numero central en ningún lado, es como que mis objetivos pasan por otro lado, por compartir y aprender. Lo que aprendo de compartir con músicos de todo el país es tremendo, eso creo que es lo que en lo personal me hace crecer día a día. Yo creo que esto no sólo es una profesión, es una pasión, es algo que me hace muy bien. La música es un idioma universal que te permite tocar con gente de todo el mundo", se explayó el muchacho que dio sus primeros pasos como autodidacta. No fue muy difícil, considerando que proviene de una familia de músicos, su papá Raúl Astorga (un histórico local, hoy solista y director del Sindicato Provincial de Músicos) y su madre Sonia Gordillo (que escribía obras teatrales musicales); además de hermanos estudiantes de música.
A full con sus propias presentaciones, con el acompañamiento y la producción; Josué sólo sabe que ama lo que hace; sin metas estelares y ni siquiera un gran objetivo entre ceja y ceja. "No sé si tengo un sueño puntual. Tengo muchos… por terminar y por empezar… Esto es interminable", resume su filosofía de vida.

