Sin esforzarse mucho, con sólo una caída de ojos, Sabrina Ravelli se vio envuelta en un escándalo que le sirvió para estar en el tapete un par de días. Fue testigo (cuando no causa) de la cachetada que la bailarina Gisela Bernal le dio a su ex, el empresario Ariel Diwan en la fiesta de la revista Gente; y así lo relató en uno de los programas de chimentos: "Gisela le encajó una flor de cachetada a Ariel y me dijo ‘no te hagas la gata’". A más de una le daría vergüenza ser acusada de "gata", adjetivo despectivo si los hay en el ambiente artístico. Pero a ella no. Sabe que con esos ojos transparentes, su melena azabache y sus curvas infartantes, no alcanza. Es que después de la separación con Matías Ale, con quien el último tiempo habían forjado la imagen de novios felices camino al altar, que incluso había sabido soportar con estoicismo los embates de Graciela Alfano (ex de Alé), durante el Bailando, y con la temporada teatral llegando a su fin, Sabrina necesita "pasar el invierno". También logró colmar el vaso de María Eugenia Rito, que salió a cruzarla por problemas domésticos dentro del elenco que comparten (Tu Cola me suena); como si fuera poco, la relacionaron con su compañero de elenco, Federico Bal. Vaya si sumó puntos en el verano, como para no quedar en el olvido y, quién sabe, volver a la pista de Marcelo Tinelli.

Es que ella es una chica que va a fondo, como cuando declaraba estar "totalmente enamorada de Neri", Cardozo, el jugador de Boca. Después conoció al cantante de La Barra, Daniel Guardia. Hizo teatro junto a Miguel Ángel Cheruti, Moria Casán y hasta Ricardo Fort. Ahora, soltera, está claro que no tiene ganas de quedarse afuera del show.