A poco de cumplir tres décadas, Divididos goza de un presente lleno de conciertos, localidades agotadas y gran difusión a través de Internet. ¿La clave? "Amar lo que hacemos" dice Ricardo Mollo antes de su recital junto a Diego Arnedo y Catriel Ciavarella en San Juan, el sábado 13 de mayo en el Estadio Cubierto Aldo Cantoni. "Estamos ansiosos. Hace dos años que no vamos", aseguró el ex Sumo.
En una entrevista con Radio Sarmiento, el músico repasó el momento de la banda, sus aspiraciones, explicó por qué no lanzan un disco nuevo y habló de cómo se llevan con las plataformas digitales.
– Shows que se multiplican, entradas agotadas, ¿como vivís este presente de la banda?
-La verdad… maravilloso. Esta buenísimo. Los shows del Gran Rex son distintos a lo que haremos, por ejemplo, en San Juan. Es más contemplativo, con el público sentado en las butacas hay otros factores que funcionan en la percepción del que está ahí. No es lo mismo estar parado es un espacio, donde estás pegado al lado de otro y a un montón de personas juntas, genera otro tipo de energía. Del otro modo, te hace disfrutar del show más internamente que corporalmente.
– ¿Cómo es la preparación de Divididos a ese formato?
-Ensayando mucho básicamente, porque al ser dos cosas distintas… la energía del vivo parado es instantánea, salís al escenario y hay una respuesta energética muy fuerte de la gente, eso te condiciona de una manera. En los teatros con butacas uno debe prepararse sabiendo que esa energía no va a estar, es un encuentro más íntimo, más auditivo. La devolución de la gente que ha ido es como estar en tu casa escuchando música a alto volumen y de mucha calidad.
-Pero con vos tocando en vivo…
-Claro (risas), ese es el valor agregado.
¿Cuál de los formatos te gusta más?
La tocada con el público de pie es lo que más manejamos, esto otro es aprendizaje, es nuevo, una forma de comunicación que tiene que ver con otras cosas, así que por el momento tengo una tensión nerviosa extra en los Rex. Estás más expuesto, es más íntimo. De hecho subo sólo con la guitarra y un cuarteto de cuerdas para el primer tema; en cambio lo que va a pasar en San Juan, como en otros lados, es que salimos con todo, a rockear.
-Los cambios son para no aburrirse cuando están por cumplir 30 años de música, ¿o Divididos no se aburre?
-No, la pasamos bien, por eso tocamos tanto en vivo. Sino pasaríamos más tiempo en el estudio, cosa que no hacemos. Es muy divertido la tocada en vivo, es energética y necesaria. Estuvimos casi un mes y pico sin tocar y fue difícil; veníamos de tocar cada 15 días.
– ¿Van a hacer algo para festejar los 30 años el año que viene?
– No… es que nos pasan las fechas por arriba, realmente. Es raro, es como pensar cuántos años tengo, nunca lo pienso. Pienso más en el hacer, en tener ese contacto en vivo y lo apasionante que es colgarse un instrumento y poder expresarse.
– ¿Se sienten los veteranos del rock?
-No, no, porque estamos en actividad total. Quizás veteranos son personas que quedaron en una situación más doméstica. Es muy difícil la parte cronológica en la música, porque en un deportista se nota más porque hay una exigencia física, esto es una expresión artística. No tiene edad la música, sino estaría signado a que por la edad que tengo me tendría que jubilar en cualquier momento y no lo puedo pensar así, porque todavía siento el pibe de 15 años que desde adentro me pide salir a un escenario para tocar.
-Reformulo, entonces, ¿son los decanos del rock?
-(Risas) Ponele, igual no soy muy amigo de los rótulos. La verdad es que voy a cumplir 60 y no siento más diferencia, salvo algún que otro dolor de espaldas, en lo que sentía hace 30 o 40 años. Estoy tocando desde el año 71, imaginate que pasaron muchos años.
– ¿Quién es el público de Divididos hoy?
– Es muy amplio. Vienen los que venían a vernos en la época de Sumo, que son contemporáneos en el sentido cronológico y vienen padres con sus chicos. Lo increíble es que hay chicos de 8 años que escuchan nuestra música, otros de 12 años que se saben los temas. Hasta tres generaciones se han visto; mirás a los ojos a la gente y encontrás al chico con su padre y el abuelo, todos son rockeros, porque esta música está instalada en este país hace años, así que por suerte atravesamos generaciones y tenemos vigencia en cuanto al sonido.
– ¿Cuál es la clave de esa permanencia?
-Yo creo que el amor a lo que hacemos. Yo tengo la misma pulsión que cuando me subí al escenario a los 13 años. Si la perdés, sí te convertís en un veterano de lo que sea. Porque perdés las ganas, creo que eso es lo que no perdimos con Diego después de 40 años de tocar juntos, las ganas de venir a los ensayos, te dicen, "¿todavía ensayan?", sí, no porque haya que ajustar los temas, sino por ganas.
– ¿Planes para un nuevo disco?
-Necesitás un tiempo de introspección y sumergirte en el estudio y la verdad es que no lo tuvimos todavía. No hay planes así, sistemáticamente, hay un montón de ideas que habría que ordenar y convertirlas a un soporte, pero por el momento estamos en disfrutar de la tocada.
-Tienen Tienda online, lanzamientos de conciertos en vivo, ¿Cómo fue la adaptación a la era digital?
-Fue por curiosidad, saber que hay otras maneras. Hay gente que le gustaría tener un vinilo de Amapola, por ejemplo, y es una manera de acercarse a la personas, por correo llevarle el vinilo a un pibe en Neuquén o de España.
-¿Cómo ves el rock hoy?
-Lo veo, más que escucharlo. Hay una tendencia más a lo visual que a la búsqueda del sonido. No me refiero a todas las bandas pero sí a lo que emerge de las radios y las compañías discográficas; veo una uniformidad en cuanto al concepto, salvo algunas bandas que te ofrecen un sonido distinto, después hay mucho más de lo mismo.
El dato
Divididos. Sábado 13. En el Estadio Cubierto Aldo Cantoni, a las 21,30. Entradas en Data, Renatto, Farmacia Echegaray y masticket.com.ar. Campo: $500, Preferencial $750.