Impecables, de camisa blanca, pantalón negro y zapatos, cada uno con su guitarra, a la que apenas le sacan una cabeza. Alan y Alex Montero, son Los Mellis de Cuyo, tienen 9 años, son hermanos mellizos y comparten además la pasión por la música que les inculcó su abuelo, Alfredo Chávez, quien desde su juventud es cantor y compositor.
Los chicos conforman un dúo que de a poco se va insertando en el ambiente artístico local, y como viven en Santa Lucía, la fiesta de la Medalla Milagrosa ha sido -desde hace tres años- un importante trampolín para estos novatos que buscan sumar minutos arriba de los escenarios. Su más reciente actuación fue en la fiesta del Día del Niño que organizó el municipio de 25 de Mayo el sábado pasado y también ha logrado sumarse a la grilla de artistas de otros festejos en Capital, Chimbas, 9 de julio y hasta en Valle Fértil donde estuvieron en la Fiesta del Chivo en 2013, que recuerdan especialmente porque les tocó actuar antes de Facundo Toro y pudieron cruzarse con el folclorista que es uno de sus principales referentes, junto con la Sole y Luciano Pereyra.
Los pequeños tocan la guitarra desde los 7 y también se animan a cantar folclore. Bajo el ala de su abuelo- que tuvo cuatro hijas mujeres que no se dedicaron al canto- aprendieron todo lo que saben de la guitarra e incluso en su repertorio tienen muchas canciones que son de autoría de Chávez. No usan atuendo criollo por elección, "así les da más libertad, para no encasillarlos’, dice el Chávez, y es que además de la música popular, a los chicos también les tiran otras canciones, como una de los uruguayos No te va a gustar (Ese maldito momento) que como los Mellis les gustaba, se pusieron a sacarla en la guitarra y cantan su propia versión.
Son tan parecidos que la gente debe diferenciarlos por un leve cambio en el peinado. "Él tiene el pelo para abajo y yo para arriba’ explica Alex en referencia a su hermano. Ambos cursan cuarto grado en la Escuela Normal Sarmiento aunque en divisiones distintas. "En el jardín ya los separaron, por disposición de la escuela, para que cada uno tenga su espacio, su grupo’, contó Elizabeth Chávez, la mamá de los chicos.
Su ilusión es dedicarse a la música de manera profesional y el año próximo buscarán ingresar a la Escuela de Música de la UNSJ, ya que cuando quisieron inscribirse hace un par de años eran muy chicos para ser admitidos. "La idea es que se perfeccionen, ya que tienen esta estrella, que estudien’ comentó la madre de los pequeños que ya tienen un disco, sueñan con actuar en el Festival de Cosquín y también en la Fiesta del Sol; y pacientes esperan poder ganarse su lugar. Actitud les sobra, por lo que sólo tendrán que seguir a paso firme por el camino que se propusieron.

