En una cuarta luna repleta por el feliz regreso de Abel Pintos al escenario Atahualpa Yupanqui del Festival Nacional del Folclore, Claudia Pirán fue la primera en subir a escena el martes pasado y lo hizo con un cuadro cuyano con el que pateó el tablero y, por primera vez, con una permanencia de 30 minutos en escena, en pleno horario televisivo.
El público aplaudió de pie y pidió bises, tras el arrollador espectáculo que ofreció la sanjuanina con aires nuevos en la banda y la presencia del ballet Raíces Norteñas para recrear las tradiciones de sus pagos.
Sin duda, el termómetro para el éxito de este desafío fue el despliegue de los Labriegos el año pasado, y ella lo expresó, ayer, a DIARIO DE CUYO: "Está bueno que nos vayamos abriendo caminos y lo mejor que nos puede pasar es ir siguiendo las huellas del que va consiguiendo la cosas.
Y más siendo tan pocos, este año, somos yo y un dúo mendocino y no más".
"Todo cambia, uno cambia, va aprendiendo. Esta vez, la circunstancia fue distinta; creería que me tocó la noche de mayor convocatoria con un espacio de televisión de media hora y con la posibilidad de hacer lo que yo quisiera, sin condición de tiempo ni repertorio como me pasó hasta el año pasado.
La comisión organizadora está feliz", señaló haciendo una síntesis sobre "la necesidad de cambiar para estar plena y dar lo mejor", el momento de "madurez" que atraviesa y la búsqueda artística que en esta edición de Cosquín fue "un nuevo comienzo", como subrayó.
"Para que los bailarines pudieran ensayar les envié los audios y con eso armaron una coreografía buenísima, la intención era armar algo muy sanjuanino. Siempre dije que había que andar el camino y, a la primera oportunidad que se pudiera, desarrollar una propuesta cuyana.
Antes era difícil cuando tenía tiempo para cantar dos o tres temas, pero ahora pude contar una historia desde nuestra raíz. El martes fue mi momento, lo pude percibir", dijo Claudia, haciendo un balance de su actuación.
Con su cabello suelto, un pantalón negro y una blusa que conjugó el azul con el rojo; la Pirán arrancó el recital con la alegría de la Cueca del vino nuevo de autoría del fallecido Eduardo Troncozo. Con la simpatía que la caracteriza, la cantante puso a hacer palmas a la platea, como introducción a su canto. Y los espectadores respondieron inmediatamente.
Aquí, fue valiosa la presencia de Bernabé Romero que ejecutó su violín con maestría, una de las nuevas perlitas del conjunto de Pirán al igual que Leonardo Medina en violoncello; ambos se sumaron al colectivo que se completa con Erica Golvas en percusión, guitarra, coros, vientos y charango; Carlos Méndez en guitarra y coros; y Ramón Alvarez en guitarra.
"¡Viva Cuyo, compadre! ¡Viva San Juan!". Con este grito, puso segunda y arremetió con Póngale por las hileras, un clásico del entrañable mendocino Félix Dardo Palorma; con el que engatusó a los presentes haciendo dúos vocales con sus músicos.
Por otro lado, con las faldas al viento de las chinas y las bombachas gauchas de los paisanos en medio de pañuelos, canastas y gamelas con racimos de uvas, el grupo cordobés dirigido por Abigail Urizar le puso color al enorme escenario coscoíno, que también contó con imágenes en video de los típicos paisajes nativos iluminando las pantallas gigantes del gran coliseo, con el objetivo puesto en "levantar bandera", como manifestó.
Luego, la vocalista hizo un compilado repasando otros ritmos folclóricos con los temas Cuando llegue el alba, de Jorge Cafrune; y la chaya Viejas promesas, de Peteco Carabajal, para retornar nuevamente a sus pagos a la hora de los bises, con el vals Romance de mi niñez de Los Hermanos de la Torre y uno de sus hits como es Honrar la vida, de Eladia Blázquez, para despedirse con la gente demostrándole su cariño en un multitudinario aplauso.
DATO
Mañana, debutará Duende Fusión Folk -el combo de Esteban Muñoz, Angelo Muñoz, Rolando Bustos, Lucas Correa, Juan Delgado y Juan Álvarez- tras ganar el Pre Cosquín como Conjunto vocal. Aunque todavía no tienen el horario.