En un bolso lleva los elementos necesarios para su trabajo. Pero es su oído la herramienta principal para poner a punto los dos pianos Steinway de gran cola que desde hace un año y medio habitan el Auditorio Juan Victoria y el Teatro del Bicentenario. Diego Colombo tiene 27 años, es técnico de pianos y tiene la misión de que esos costosos instrumentos suenen como deben, lo que ayuda al pianista a lucirse.

Aunque comenzó a ejercer este nuevo oficio antes de que llegaran los flamantes pianos, reconoce que desde ese momento ha tenido más trabajo y de hecho es el único que se ha encargado de afinar ambos instrumentos, una tarea que le genera emoción y aún recuerda cuando se encontró con el Steinway del Auditorio.

"Como viene de fábrica y más un piano así, ya está listo para ser usado. Pero el traslado y los cambios climáticos que sufre en el trayecto hacen variar la afinación. Cuando llegó estaba yo ahí. Fue una experiencia increíble, tener un piano nuevo, encima el Ferrari de los pianos… Fue sorpresa y algo de susto porque era una tarea muy importante. Cuando se anunció el primer concierto, el piano era la estrella. Estaba bajo de tono, llevarlo a la afinación estándar costó. Fueron tres o cuatro afinaciones para que se estabilizara en ese tono. El año pasado fue todo el tiempo adaptación del piano, al ser nuevo variaba mucho la afinación de un concierto a otro; desde este año lo noté más estable al del Auditorio; pero el del teatro, como no ha tenido mucho uso, todavía no está estabilizado", contó Colombo a DIARIO DE CUYO.

El joven es uno de los pocos -sino el único- técnico de piano con formación que hay en San Juan y eso hace que las dos salas más importantes recurran a él en lugar de tener que contratar a alguien de afuera cada vez que tienen un concierto.

"Estudié piano de chico, en la escuela de música. De un momento a otro, no se por qué, me dieron ganas de inspeccionar más el instrumento", dice y por eso empezó a buscar dónde estudiar. Pasó por varias experiencias hasta que encontró en Chile a un maestro que le abrió las puertas como aprendiz. "Cristian Vilches es tercera generación de técnicos de piano; con él estuve mamando toda la técnica de los pianos, todos los días afinando, armando y desarmando. Esta es una profesión que no se termina nunca de aprender", apuntó el profesional, que aclara que la diferencia entre afinador y técnico es que "el técnico de piano afina, pero también se encarga del mantenimiento y la restauración del instrumento".

En poco tiempo, pasaron por los Steinway locales afamados músicos y con todos estuvo en contacto el técnico sanjuanino. "Estuve en cada una de esas presentaciones y antes de cada una. Estaban maravillados porque eran nuevos. Cada vez que vienen estos pianistas, prueban el instrumento antes del concierto y piden que esté el afinador, hago los últimos retoques, el pianista lo prueba y si hay algo me dice; la verdad que ha sido siempre muy favorable, nunca ha habido una indicación".

 

"Cuando hablamos de un Steinway tenemos que lograr a la perfección su rendimiento, debido a que está destinado a conciertos". 

Diego Colombo, técnico de pianos.

 

Colombo es convocado antes de cada concierto de piano, no más de tres días antes de la función "porque si no se desafina" y se dedica varias horas a la tarea. "Un piano tiene 220 cuerdas, cuando están estiradas genera una tensión aproximadamente de entre 15 a 20 toneladas. Son tres cuerdas por cada nota, tienen que estar en sintonía perfecta", explicó el profesional que además de la afinación -que cuesta dos mil pesos- está capacitado para vigilar el desgaste del instrumento y realizar las reparaciones necesarias.

En el caso de las joyitas sanjuaninas aún queda tiempo -"no sabría decir cuánto" apunta el afinador- para que haga falta mantenimiento en el mecanismo, ya que el desgaste "depende del uso y quién lo use". Hacer mantenimiento implica modificar o arreglar usando las mismas piezas del instrumento, mientras que si fuera necesaria una restauración, directamente se reemplazan partes del mecanismo. En su trabajo, Colombo se ha encontrado con pianos de distinto tipo y la tarea también es distinta. "Hay diferencias en cuanto a materiales, para Steinway son más caros, también la regulación de los pianos cambia según marca y modelo. Cuando hablamos de un Steinway tenemos que lograr a la perfección su rendimiento, debido a que está destinado a conciertos".

Así, los flamantes pianos tienen mucho por delante, claro, siempre y cuando tengan los cuidados necesarios. "Las condiciones para guardar los pianos tiene que ver con un ambiente ni muy húmedo ni muy seco, vienen reguladores que mantienen la humedad, más en San Juan que es tan seco, pero las salas tienen las condiciones correctas. En cuanto al mantenimiento de estos dos pianos, no se les hace nada más que afinarlos, porque están nuevos", aseguró el técnico.

El piano del TB se guarda en el foso "como todos los pianos de las salas del mundo", dice Eduardo Savastano, director del teatro. Se usa en los conciertos -como en los ensayos de esas funciones- y si hace falta para otro fin "se usan los otros pianos que hay en el teatro". Apunta que el protocolo de uso estipula por ejemplo que "sean siempre las mismas personas quienes manipulen el piano, que lo muevan de lugar y que al hacerlo no tengan nada que pudiera rayar la laca del instrumento (anillos, pulseras, relojes, o cierres). En el caso del piano del Auditorio, está almacenado en un depósito contiguo al escenario y se vigilan las condiciones de humedad.

Diego Colombo siente pasión por lo que hace y se nota cuando habla de su oficio. "Me llena de satisfacción hacerlo. Me dan un espacio y protagonismo muy lindos", dice, y agrega: "Siento gran responsabilidad porque no tengo el conocimiento de todo, cada día se aprende, uno tiene que estar en constante aprendizaje. Voy a seguir perfeccionándome para darle la atención correcta a estos pianos, monstruos de la música", asegura, casi como una promesa paternal.