Ariel Ardit, el cantor de tango más destacado del momento, reconocido mundialmente, fundador de una Orquesta típica que tiene ya 13 años, llegará este mes a San Juan para actuar dos días.

En esta charla con DIARIO DE CUYO, el dos veces ganador de los Premios Gardel, de un Konex de Platino y nominado al Grammy (por el álbum "Gardel Sinfónico") recordó con cariño al gran cantor nacido en San Juan, Alberto Podestá, analizó la realidad del tango y confesó que está feliz de volver a la provincia -tras muchos años- a cumplir un sueño. "El sueño de Analía Miodowsky, ella por años tuvo este proyecto de llevarme a San Juan y ahora se hizo realidad", dijo sobre la conocida milonguera, que fue el nexo para que Ardit llegara aquí para presentar su "Gardel Sinfónico" en el Auditorio Juan Victoria el viernes 17 de marzo en una función entrada gratuita (con invitación que se retiran en la boletería de la sala) y además aceptara actuar en una milonga a beneficio (ver aparte). 

Cordobés, de abuelo sanjuanino (Omar Salomón Arditti), instalado en Buenos Aires desde los 7 años, se encontró con el tango estudiando canto lírico, escuchando a Gardel. Fue amor a primera vista. La carrera del "Zorzal criollo" lo inspiró y ahí comenzó un camino de formación como intérprete, basado en una curiosidad y valoración del tango, que parece haberlo llevado a comprender la esencia misma de la música ciudadana. Su talento natural ayudó, claro.

-Conoció a Alberto Podestá, ¿cómo era su vínculo con él?
Fui muy amigo de Alberto Podestá. Lo conocí en Buenos Aires, fue el primer cantor famoso que fui a ver para preguntarle cosas, cuando empecé a trabajar con la Orquesta Típica , yo tenía discos de cantores del 40 y para mí no quedaba ninguno con vida. Pero Alberto sí, y estaba trabajando. Asi fue que en el ’99 o 2000 lo conocí. Y a partir de ahí surgió una amistad muy linda, hasta que falleció. 

Cuando uno empieza a cantar una música cuyo máximo pico de esplendor ya pasó, puede tener referencias por otros, o anécdotas de otros, así que hablar con un protagonista de los 40 y los 50, que fueron décadas muy importantes de tango, Alberto Podestá me daba la referencia real. Llegué a llevarlo a un estudio de grabación y que él me dijera cómo se ubicaban las orquestas para yo microfonear a de la misma manera y así grabar un disco. Era como una especie de manual de los famosos 40. 

-¿Qué significan para usted los premios?
-Un reconocimiento. Nada más que un pequeño estímulo para el ego. Pero eso dura el día de la premiación y nada más, porque al otro día nadie te valoriza más por un premio, eso es mentira, pero sí son importantes porque ponen luz sobre un proyecto en el que uno aparece en la foto, pero hay mucha gente involucrada. Los premios reconocen los trabajos ya realizados. Pero no conozco a nadie que después pague una entrada por un premio. 

Es un reconocimiento a mucho trabajo. El tango es autogestión totalmente. O sea que cuando llegas a producir un disco, presentarlo y que gane un premio es un triunfo muy alejado de lo económico, pero tiene que ver con un reconocimiento a mucho esfuerzo. 

-¿Y por qué falta ese apoyo?
-El tango es un fenómeno social histórico, que está metido en el ADN de nuestra cultura, pero por momentos, no seduce como producto de venta fresco, hacia lo comercial. Hay música que está de moda y así como está de moda entra en liquidación: el reggaetón, la electrónica, la música urbana. Las que tienen anclaje en lo social, como el tango, persisten. El tango es una expresión muy genuina de Buenos Aires y desde ahí hacia la Argentina. Yo soy del interior y el tango no es la música que representa al sanjuanino o al cordobés. Pero cuando ese sanjuanino y ese cordobés viaja a cualquier lugar del mundo, el símbolo distintivo que de los argentinos es el tango.La gente del interior se siente tocada cuando lee esto, porque no lo representa el tango, sino, quizás el folclore; pero para el mundo, la música argentina es el tango.

-¿Cómo fue cantar donde murió Gardel, en el Aeropuerto de Medellín?
-Ese disco y ese homenaje se pensó para esa fecha 24 de junio del 2015. Y fue impresionante, porque yo canto tango porque cuando era cantante lírico empecé a escuchar a Gardel, y por añadidura apareció el tango. Y poder homenajearlo en el lugar donde falleció fue un hecho histórico y para mí muy trascendental desde lo personal. Era muy simbólico estar cantando ahí. 

-Y después llevó el Gardel al Teatro Colón.
A Gardel le gustaba el canto lírico, tuvo formación de ese estilo, tenía una gran fascinación por cantantes de la época, le gustaba la ópera… y nunca pudo cantar en el Teatro Colón. Yo pensé que tenía que homenajear su música ahí, como de alguna manera hacerlo participar. Y yo como cantante lírico que nunca había cantado ahí, tenía la posibilidad ahora de ir como cantor de tango, una música que me representa más. Fue muy emotivo, era como cerrar una historia que empezó en Medellin

-¿Qué expectativas tiene por tu presentación en San Juan?
-Las mejores, primero por volver a ponerme el esmoquin del Gardel Sinfónico. De volver a cantar con una Orquesta Sinfónica, que es una experiencia muy diferente, y espero renovar vínculos con el público de San Juan. De la Orquesta Sinfónica no tengo mucha referencia, sí del Auditorio, todo el mundo, músicos que estuvieron ahí, me cuentan que es un lugar precioso. 

-¿Cree que hay que acercar a los jóvenes al tango?
-Sí, siento que sí. De hecho, sucede. Hay grandes músicos que tienen 20 y pico, basta acercarse a una milonga en Buenos Aires, hay gente joven bailando, se renovó una generación de músicos que ya se murieron, y tenés bandoneonistas que tienen entre 20 y 30 o de 40 años que hace 20 que tocan y viajan por el mundo: eso claramente habla de una renovación. 

– ¿Y las milongas son una forma de transmitir eso también?
-Es una forma de mantener vivo el baile. El ámbito de la milonga es importantísimo, porque mantiene ese brillo y esa rigurosidad del género, dando vueltas por el mundo. Porque la milonga de San Juan se está replicando en el mismo momento con la misma música, de hace 80 años, en Sttugart, en Milán, o en DF de México. Eso está sucediendo. Lo que necesita el tango es la renovación de intérpretes jóvenes y la obra nueva, para que vaya teniendo continuidad. 

 

 

EL DATO
Ariel Ardit. Milonga a beneficio, Sábado 18, 21.30 en Salón Centro Comercial Santa Lucía(Pellegrini 4855 este). Bono: $3.000. Recaudación destinada a Unidad Trasplante médula ósea de H. Rawson. Reservas:2644432705