Blandió la espada como el inmortal español Juan Sánchez Villa-Lobos Ramírez (Higlander), fue también Guillermo de Baskerville (El nombre de la rosa), personificó a Jim Malone (Los Intocables); al arqueólogo Henry Jones (como padre de Indiana en la Última Cruzada); también le dio vida al rebelde Capitan Marko Ramius (La caza al Octubre Rojo) y hasta fue el mismísimo Rey Arturo (El primer caballero). Pero sin lugar a dudas, para la historia, la crítica y los cinéfilos será el mejor James Bond de todos los tiempos. No habrá otro igual. Sir Sean Connery dejó este mundo a los 90 años, debido a un infarto de miocardio mientras dormía, en Nasáu, Bahamas, (el deceso fue viernes pero confirmado ayer por sus familiares), donde residía desde el 2003. Siempre quedará fresco en la memoria, ese porte de seductor y carismático hombre de acción que lo consagró al estrellato como el espía más famoso del cine, el agente secreto 007 en su primer rol protagónico en El satánico Dr. No. Fue el mismo Connery quien moldeó al agente a su imagen y semejanza. El éxito fue rotundo y a partir de entonces, la saga continuó con cinco títulos más hasta 1971 cuando abandonó ese rol. En marzo de 1990, llegó junto a Cristopher Lambert, Michael Ironside y Virginia Madsen para filmar en el país Highlander II. Curiosamente, Connery se quedó en Buenos Aires, mientras el resto del elenco grabó en San Juan (por un mes) las escenas más importantes, aprovechando los paisajes naturales. Mientras tanto, el escocés aprovechó el tiempo libre para jugar al golf y se dio el lujo de tener un mano a mano con el campeón argentino Roberto De Vicenzo, entre otras cosas Su última película conocida fue La Liga Extraordinaria (2003) y como esa experiencia fue amarga para él, decidió ponerle fin a su extensa carrera. Desde entonces disfrutaba de su retiro. Fervoroso nacionalista que apoyaba la independencia de Escocia del Reino Unido, recibió numerosas distinciones, entre ellas, el Oscar por Los Intocables, tres Globos de Oro, dos BAFTA y la unción como Caballero por la Reina Isabel II en 2000.