Después de una larga ausencia, porque la última vez fue cuando tocó junto a Rolando García Gómez hace seis años, Luis Salinas regresa a San Juan con nuevo material. “Hace mucho tiempo que no voy, tengo muchas ganas de estar allá”, comentó en contacto con DIARIO DE CUYO el destacado guitarrista e intérprete autodidacta que trae El tren, un álbum quíntuple que ganó este año el Gardel como mejor disco instrumental y está nominado en la misma categoría en los Grammy Latinos que se entregan mañana, en una gala a la que el músico no asistirá porque tiene fechas de concierto en Buenos Aires y aquí, el sábado 18 (ver aparte), junto a su banda y también a Juan Salinas, su hijo de 18 años que comienza a asomar con nombre propio.
El dato : Luis Salinas. Presenta su nuevo disco, El tren, sábado 18 a las 21.30, en el Auditorio Juan Victoria. Entrada general $150, en boletería de la sala.
-¿Cómo es este Tren de Salinas?
-Estoy muy contento con este disco. Yo nunca hice los discos comerciablemente y haber ganado ya ocho premios Gardel y tener con este la cuarta nominación al Grammy Latino es un honor muy grande. El ya estar nominado es algo muy grande para mí. No sabia qué nombre ponerle, como hace 5 años que no grabo le pongamos “El regreso”, “¿pero el regreso de qué?”, pensaba. Como empieza con el tema que se llama El tren que yo solo, mi hijo Juan me dijo “es como un tren que sale de estación y va sumando gente”. Y quedó así.
Lo que tiene de maravilloso y distinto a todos los otros discos es que hay temas para Juan, para mi hija Rita, para mi mejor amigo, que falleció hace unos años, después un tema para Paco de Lucía. Tiene un componente afectivo muy grande, es una doble emoción.
-¿Le parece importante recibir premios o lo resta importancia?
-A todos nos gusta recibir el reconocimiento de algo que hacemos. Y sí, uno se pone muy contento por la familia, porque la gente que te quiere se pone muy feliz cuando ganás un premio. Igual siempre le digo a mi hijo que los elogios en general y de los artistas que uno admira y del público, te tienen que motivar y también es un compromiso. No hay que creérselo.
-Usted interpreta jazz, folclore y tango por igual, ¿pero a alguno lo disfruta más que otro?
-Es una consecuencia de lo que escuché de chico, así después salió mi forma de componer, de tocar. Igual, la música es muy difícil de explicar. La música es como el amor, no se explica. Como decía Saluzzi, donde termina la razón empieza la música, yo creo que cuando termina la razón empiezan muchas cosas lindas en la vida. Me gusta escuchar muchos tipos de música, lo importante es que sea sincera.
-¿Qué es la música sincera?
-Yo los veo a los artistas que he tenido la dicha de conocer, y una de las cosas que era natural en ellos es que no se mienten. Siempre tocan lo que aman, nunca por encargo… eso considero que es la música sincera. Como alguien que te mira a los ojos y te dice, esto es lo que soy, lo que hay.
-¿Cómo es compartir la pasión por la música con su hijo?
-Es muy difícil explicar la emoción. Lo que uno quiere de los hijos es que sean sanos, felices y si encima él hace lo que uno ama, es un regalo de Dios. Me acuerdo que antes de tocar la primera vez le dije “vos tenés que sentir tus notas, escuchar a tus compañeros y disfrutar. No tenés nada que demostrar. Si lográs eso lo van a pasar bien vos y la gente”. Después es difícil cruzar la línea de papá, es difícil. Pero yo aprendo de él también, el techo se lo va a poner él porque tiene muchas condiciones como artista. Y le dije que no es llegar a ningún lado, sino encontrar el camino, caminarlo y disfrutarlo.
-¿Qué es la música para usted?
-Es como tener un dedo más. Yo no concibo la vida sin la música. A veces me preguntan “qué serias si no fueras músico”, y les digo: Músico. Eso es difícil de explicar, hay una diferencia entre tocar porque que te gusta y porque necesitás hacerlo. La música no se toca, se vive. Es lo que veo en Juan también y me pone muy orgulloso.
-Tocó con George Benson, Paco De Lucía, BB King, entre otros grandes, ¿con quién volvería a tocar? ¿Con quién le falta?
-Con todos volvería a tocar. Soy una persona muy agradecida de la vida. Nací en Monte Grande, me crié en Villa Diamante, hasta los 11 años. Si pienso que vengo de ahí y ya fui a 28 países a tocar lo que me gusta y conocí músicos que ni jamás había imaginaba tocar, ni conocer, o tener amistad como me pasó y me pasa, todo, más los hijos que tengo, si pido algo más estoy siendo injusto con todo eso. Ahora lo que venga lo disfruto y me siento afortunado con todo eso.
Duelo de guitarras
Luis Salinas cuenta una anécdota como explicando qué lo acerca a la música de Cuyo. “Me gusta mucho el folclore de ahí”, dice. “Y yo conocí a (Ernesto) Villavicencio. Yo tocaba en un lugar que se llamaba el Papagayo, entre 1975 y 1980, tocábamos de martes a domingos de 11 a las 4 de la mañana, y el lunes es el que tenía para mí, tenía un amigo que se llamaba Carlitos que tenía una pizzería cerca del Viejo Almacén y me invitó. Me fui con la guitarra y estábamos por servirnos una pizza y tomar algo cuando apareció Villavicencio como quien viene a comer una porción. Con una simpleza y sencillez… Carlitos le dijo: ‘¿Y, macho, está tocando?’ y el respondió: ‘Sí, le estoy haciendo unos cambios a Grela (Roberto)’. Yo paré la oreja y me puse a hablar. Agarró la viola ¡y se tocaba todo! Y después descubrí quién era; me sentí muy honrado de haberlo conocido. De haber compartido con él”. Salinas destacó “la humildad para un tipo tan importante en la guitarra y en música, porque él tocaba folclore y tango, era un compositor maravilloso. Así que siempre lo cuento, yo puedo decir que lo conocí a Villavicencio”, termina el guitarrista.