Coreógrafo creativo y prolífico, reconocido en América, Europa y Asia, Mauricio Wainrot conoció el Teatro del Bicentenario cuando estaba en construcción y quedó maravillado. Volvió para estrenar allí El Mesías, una de sus grandes creaciones que subió a escena con bailarines sanjuaninos en 2019. Y en pocos días más, otro de sus aclamados títulos se desplegará en el máximo coliseo provincial, que celebrará con él su sexto aniversario. Se trata de Carmina Burana, basada en la famosa pieza musical de Carl Orff, que diseñó en 1998 para el Royal Ballet de Flanders, Bélgica, y que han bailado más de una docena de compañías, como el Ballet de Winnipeg, de Canadá; el Ballet Nacional de Turquía, el Ballet del Sodre, de Uruguay; el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, de Argentina (que dirigió por más de 15 años); el Cincinnati Ballet, de Estados Unidos; y el Ballet de Río de Janeiro, de Brasil, entre otras. 

La que se verá en el Bicentenario será la primera del país que contará con coro y orquesta en vivo, como se hizo en Uruguay; y desde que se llevaron a cabo las audiciones, tanto en la provincia como en el Teatro San Martín, el elenco -en su mayoría local- ensaya a full de cara a las tres funciones previstas en las que Wainrot no estará presente por razones de salud. Sin embargo, desde Buenos Aires, vía zoom, sigue a diario los ensayos que llevan adelante Victoria Balanza, Diego Poblete y, en breve, Andrea Chinetti (actual directora del ballet del San Martín), quienes han trabajado largo tiempo junto a él y lo conocen bien. Y también desde allí, vía telefónica, dialogó con DIARIO DE CUYO sobre esta otra joya de su extenso repertorio que los sanjuaninos tendrán oportunidad de apreciar en casa. 

-Carmina Burana surgió a raíz de un pedido, algo no muy común en su historia…
– Sí, hace 24 años y fue un pedido explícito que me hizo el entonces director del Royal Ballet de Flanders, Robert Denvers, un gran amigo. Yo ya había hecho dos obras para la compañía, siempre iba como coreógrafo invitado y quedé como coreógrafo residente. Hice 11 obras seguidas hasta 2003; ya trabajaba en el San Martín, pero todos los años montaba una obra grande con el Flanders, que es una compañía maravillosa. Ellos daban sólo un año cada obra, pero Carmina fue la única que dieron 3 años seguidos, porque fue impresionante lo que pasó. 

– Si bien conocía la música de Orff, no estaba entre sus favoritas…
– Yo nunca pensé en hacer Carmina Burana porque aunque tiene momentos muy hermosos como La Fortuna, no me gustaba mucho la obra, me parecía muy repetitiva; pero Denvers me dijo que necesitaban hacer una Carmina Burana, querían esa obra, tenía muchas giras preparadas por Europa, ya habían vendido un montón de funciones. Si yo no aceptaba, la iban a hacer con otra persona, pero querían que la haga yo por cómo movía grupos grandes de gente… Bueno, desde ahí empezaron los trabajos corales, El mesías, Las ocho estaciones (Vivaldi y Piazzolla)…

– Y desde aquella Carmina a esta ¿hay algún cambio?
– Cero, nada. El único cambio es que se adapta a los repartos, a la cantidad de bailarines. Es exactamente igual. No se me ocurriría cambiarla. Si una obra no me gusta, la paro de hacer. Una sola vez me pasó de empezar una obra y cortarla por la mitad, me separé de la obra y empecé a hacer otra. La obra me tiene que gustar a mí primero, yo las hago para mí y luego me pone muy contento que a mis socios, que son todos los que participan, ya sean bailarines, cantantes, vestuaristas, escenógrafos, iluminadores, directores, coros, solistas, les guste. Es muy importante que se cree ese clima especial, que a los bailarines que van a interpretarla les guste tanto el proyecto como a mí, que el vestuarista-escenógrafo sea excelente, como ha sido Carlos Gallardo, que hizo todas mis obras hasta que falleció en 2008; el único escenógrafo-vestuarista argentino que ganó el Benois de la Danse por La Tempestad; y como lo es también Graciela Galán, una artista fabulosa que trabajó en los mejores teatros de Europa con quien he hecho todas mis obras nuevas.

– ¿Si eso pasa, luego se transmite al público?
– Al público, a la crítica y todo lo demás. Pero yo no hago obras para que le gusten al público, no sé hacer eso. Me gusta trabajar con lo que a mí me gusta.

– Pero finalmente Carmina terminó enamorándolo…
– Claro, eso es lo que pasó, me terminé enamorando de Carmina Burana, me encanta. Pero creo que es lo mismo para un compositor, un pintor, un escritor… hacen cosas que les gustan, lo hacen para ellos mismos, por más que fueran esos músicos que trabajaron para gente rica que los mantuvieron, porque artísticamente les dieron la libertad para hacer lo que querían.

– Esa libertad para usted es sagrada.
– Sí, con eso no se transa. 

– Y así encaró la obra, que además no está atada a los textos ni a su contexto…
– Por ahí hay algunas cosas que tienen que ver con el texto en algunas obras mías, pero en general siempre me separo. Me baso en la música y en el clima que crean esos textos cantados, no tanto en el texto en sí. Si la obra tiene muchos coros, en esas partes hay danzas corales; y en los solos, hay solos, dúos, tríos… hago juegos coreográficos. 

– No alude a lo que se canta…
– Para nada. He visto versiones de Carmina que me resultaron totalmente burdas, con un pavo girando en un hierro sobre unas brasas… Yo no me atrevo a hacer algo así, tan literal. De Carmina me inspiró la música, trabajé seis u ocho meses con la música en mi casa y cuando llegué a Amberes, en cuatro semanas, siete horas por día, hice toda la obra. 

– ¿Y no siente que muta un poco en cada compañía que la interpreta?
– Es la misma coreo, salvo que en algunas compañías donde los bailarines son más virtuosos, como la de Winnipeg, que es incomparable…

– ¿…alcanza más brillo, más esplendor?
– Probablemente sí. Pero es cierto que otras tienen mejor actuación, se adaptan más a otras cosas. Y también hay compañías técnicamente muy buenas, donde es imposible sacarles algo de sí mismos a los bailarines. No voy a nombrarlas pero hay muchas. 

– Con el TB montó El Mesías, ya conoce cómo trabajan…
– Y fue brutal, hicieron una versión muy buena de El Mesías y ahora lo están haciendo con Carmina, excelente. Veo todos los días los ensayos por Zoom.

– ¿Y siente lo mismo que sintió hace 24 años?
– Cada vez que la veo me emociona mucho. Me sorprende mucho. Me sorprende cómo los bailarines y toda la gente que está en el espectáculo, el coro, los cantantes, todos se meten en la obra con tanta fuerza, hay como un fervor muy fuerte. Y, esto lo digo con toda honestidad, me sorprende mi habilidad coreográfica. La hice hace 24 años… 

– Hay muchas versiones de Carmina Burana por el mundo. ¿Cómo define usted la de Wainrot?
– Es una de las obras más calificadas de mi repertorio, de eso no tengo dudas. Y voy a ser un poco "yoico": todas las obras que me gustan mucho, son muy buenas.

 

EL DATO
Carmina Burana. 21, 22 y 23 de octubre, 21 hs, Teatro del Bicentenario. Entradas desde $800. Ballet local y bailarines del Teatro San Martín: Rubén Rodríguez, Paula Ferraris, Ivana Santaella y Matías Coria. Sinfónica, Coro Universitario y Coro de Niños y Jóvenes de la UNSJ. Solistas: Alfonso Mujica, Laura Pisani y Martín Barrera Oro.