( Gentileza Pablo Pintor )
 

Cuando en 2016 vinieron a San Juan fue para presentar el libro de fotografías de Oscar y mostrar un avance de la peli que lo tiene como protagonista junto a su hijo Pablo, el director. Cinco años después, el regreso de ambos -el 1 de octubre próximo- tiene un condimento diferente. "El Museo Franklin Rawson presenta por primera vez en el interior del país, la primera muestra de Oscar y Pablo Pintor juntos: Mundo Pintor", dice la gacetilla de la muestra, en la que se verá "una selección de fotos en blanco y negro de Oscar Pintor, junto a una serie de fotos color, de la serie Transeúnte, de Pablo Pintor". Y también se exhibirá el film Memoria Fotográfica, que algunos definen como una roadmovie sobre la profesión y la vida, con escenarios locales, estrenada hace un año en BAPhoto y ya haciendo su camino de encuentros y festivales. Si a esto se suma que San Juan es la tierra de la que Oscar nunca se alejó, aunque se radicó en Buenos Aires y viajó por el mundo; y que para Pablo no es sólo la cuna de su padre, porque siente una conexión especial con este lugar, pues la visita se carga de muchas otras emociones.

Oscar Pintor es un referente nacional de la fotografía, aunque por su humildad le cueste reconocerlo. Cursó algunos años de arquitectura en la provincia -"lo más afín a lo que yo quería", dirá- donde siguió enamorándose de la fotografía que descubrió siendo un adolescente, cuando su padre le dio una cámara. En cuanto pudo se fue a Capital para seguir su sueño: dedicarse a la publicidad y al diseño gráfico. Y como una herramienta más, la fotografía lo estaba esperando… Parecía un designio y él no se resistió, al contrario. Hizo un brillante camino en importantes agencias de publicidad, pero un viaje a Europa terminó de definir esta pasión y en 1979 hizo su primera exposición individual. Con sus producciones intimistas, poéticas y su personal tratamiento de la luz, atravesó exitosas muestras, iniciativas y distinciones, dentro y fuera del país. 

Pablo, por su parte, ya hace tiempo dejó de ser "el hijo de Oscar Pintor" y se ganó su propio lugar, principalmente como realizador cinematográfico. Diseñador de Imagen y Sonido egresado de la UBA, tiene en su haber cortos y largometrajes como Crucero, Ángeles y El hombre que baila, entre otros, con aval -y distinciones- de distintos festivales nacionales e internacionales. Pero también se recorta en la fotografía, aunque por el enorme respeto que siente hacia la obra de su padre, le da "cosa" definirse como fotógrafo. "Para nada soy un artista establecido, estoy en plena formación", sostuvo.

A la par del amoroso lazo familiar, a Oscar y a Pablo los une la pasión por las imágenes… o quizás por las miradas sobre determinadas cosas, personas y situaciones cotidianas; un mundo lleno de significados y de búsquedas personales, donde se reconocen opuestos y complemento, cada uno fruto de sus tiempos, experiencias y necesidades… como en la vida misma. Y eso es algo de lo que se verá ahora en San Juan.

"Estamos muy entusiasmados, es una gran satisfacción. Nunca me retiré demasiado de San Juan, tenemos casi toda la familia o sea que para mí está muy cerca. Voy seguido, aunque sea para visitar a mis parientes. Y además nunca me deshice de las imágenes de San Juan y de lo que significó para mí…", contó Oscar a DIARIO DE CUYO, con voz clara y sin prisas desde la impetuosa Buenos Aires. "Los dos somos apasionados por la imagen. Pablo es más cineasta pero también un buen fotógrafo; y yo estoy feliz por eso, él ha mamado todo esto", agregó el fotógrafo que el 13 de noviembre cumplirá 80 años; y que tiene dos hijos más: Julián (mellizo de Pablo), músico y quien puso su arte en la peli; y Valeria, que sigue con su otra pasión, la publicidad. 

"Estamos cerrando un poco este círculo que arrancó cuando mi padre hizo aquella retrospectiva y yo presenté el avance. Pero también va más atrás, es volver al origen. Es muy movilizante. Para mí San Juan es la tierra de mi viejo pero también como una provincia idílica… No nací ahí, pero tengo muchos recuerdos de chico, como instantáneas que quedan de la infancia, que no se van más y que también quise meter en la película… Los recuerdos se terminan convirtiendo en fotos que quedaron impregnadas, así que cuando vuelvo a San Juan es como si volviera a mi tierra, hay algo más ahí", detalló Pablo, a quien también le gustaría emprender algún proyecto aquí. "Además de la película, donde hay una selección de fotos de mi padre que está curada por la misma película y que es como una mirada de la mirada; también me sumo con Transeúnte, que son fotos callejeras. Se diferencian de las de mi viejo, pero hay un equilibrio en esas diferencias. Las mías son en color, es otra mirada. Mi viejo siempre fue de plantar la cámara y tomarse el tiempo, no olvidemos que eran fotos analógicas, rollos de 12 fotos, así que había que pensarlas y eso un poco lo marcó. Y mi estética es otra, a veces incluso saco con celular, hay algo de vertiginosidad, lo opuesto a mi viejo", añadió. 

"Al avance tecnológico siempre lo vi como inevitable, es el cambio continuo y lo acepté como tal. Pero a nivel técnico me gusta más la fotografía analógica, el laboratorio y todo eso… El hecho mágico de la fotografía", acotó Oscar, hoy en una suerte de pausa. "No estoy fotografiando con la intensidad que tenía hace años, pero sigo muy cerca. Con la edad cambia la intensidad y frecuencia, pero la pasión sigue siendo igual. Yo no soy tremendista, quizás en algún momento vuelva a agarrar la cámara, incluso con él (Pablo), no me cierro a nada. Lo importante es poder trabajar con libertad… Si se está en época de producción, aprovechar y producir. Y si no, no angustiarse", se explayó el artista que nunca buscó el estrellato.

"En el momento que uno toma algo con toda la pasión, el hecho de que trascienda o no queda en segundo lugar… así lo vivo yo. Obviamente que me halaga ser reconocido en la medida que soy, pero no es mi fin, siempre le escapé a la figuración", confesó. "Él siempre fue y sigue siendo alguien de bajo perfil, le da un poco cosa todo esto. Yo soy el que lo empuja y le plantea estas locuras; y desde el cariño siempre está disponible", valoró Pablo, quien subrayó que para ambos "es algo súper feliz" poder concretar este regreso.

"Para mí es un honor compartir esta vuelta, una excusa para seguir compartiendo cosas con el viejo. Él se divierte con todo esto y no es poca cosa que me haya permitido seguirlo con la camarita tantos años", comentó Pablo. "Yo no me considero sujeto o motivo importante de su cine, creo que soy una circunstancia porque me tiene cerca", rió Oscar y agregó: "Pablo tiene su visión propia y personal, que lleva por muy buen camino. Y estoy chocho con que un poco haya tomado la posta. Él está muy apasionado y yo estoy encantado".

 

  • DATO

Mundo Pintor inaugurará el 1/10, 20hs, MPBA Fanklin Rawson. Gratis, hasta el 28/11. El día de la inauguración se proyectará Memoria fotográfica, que repetirá el 29/10 y 12/11, a las 19 hs, gratis, con cupos limitados.