Ambas son instrumentistas, integrantes de las dos únicas orquestas que hay en San Juan y como sus compañeros hace un año y medio que no tocaban ante una platea. La contrabajista Laura Vicentela y la violista Carolina Pedraza fueron invitadas a ser parte de la Orquesta Sinfónica Intercultural fundada y dirigida por el sanjuanino Néstor Longo, que anoche actuó en el Teatro Plaza de Godoy Cruz con obras de Cuchi Leguizamón y Armando Tejada Gómez. Y así las concertistas vivieron la esperada experiencia de reencontrarse con el público en una sala, algo que no sucedía desde el inicio de la pandemia. 

Antes de salir a escena, hablaron con DIARIO DE CUYO y se refirieron a sus principales motivaciones para transitar los 170 kilómetros hasta la vecina provincia para actuar, algo que quizás antes no era común puesto que tenían actividad en sus propias formaciones.

‘Es una oportunidad que tenemos para seguir ejerciendo nuestra actividad, porque en San Juan hace un año y medio que no hay actividad oficial de la Sinfónica de la universidad, fue una forma de seguir en contacto con la música, con el público’ comentó Vicentela, que integra la fila de contrabajos de la Orquesta Sinfónica de la UNSJ y aseguró que no conoce cuáles son los tramites o dónde no prosperaron las presentaciones para que el cuerpo que dirige Emmanuel Siffert vuelva a tocar. ‘La verdad es la realidad, no estamos tocando, en su momento se presentaron protocolos, que quedaron ahí, no sé si es una falla de administraciones, si es una falta de decisión política, la universidad está pasando por un momento de instabilidad, así que eso retrasara nuestra posible vuelta’ opinó. Si a nadie le interesa que la Sinfónica no esté funcionando, puede desaparecer’ añadió la instrumentista que en todo momento aclaró que habla por sí misma y no en nombre del cuerpo. ‘Creo que se han priorizado otras profesiones por la pandemia, salud, educación y está bien, pero nuestra profesión, el oficio se ha ido dejado de lado y no se toma como prioridad, pero veo que tenemos partidos de futbol y no tenemos conciertos. Si no se quiere público podríamos tener un concierto por streaming,..hay una cuestión de intereses. Lo digo como ciudadana’ cerró. 

Para Carolina Pedraza la motivación es similar, reencontrarse con una audiencia en vivo. ‘Es la necesidad de tocar. Es una alegría poder volver a encontrarse con la gente, después de un año sin tocar con público en una sala, es una experiencia linda. El músico lo necesita’ dijo Pedraza y agregó:’Es raro que hayamos viajado a tocar porque acá no se podía. Cumpliendo los protocolos se puede llevar a cabo, no es una actividad que no se pueda hacer, sería bueno que lo contemplaran’ comentó la concertista, que desde 2017 toca la viola en la Camerata San Juan -que depende del Ministerio de Turismo y Cultura- y es profesora en la Orquesta Escuela, en el Grupo Centro. 

Para ninguna de las dos el tema económico es lo que las llevó a aceptar la propuesta, ya que ambas son miembros con sueldo fijo en sus respectivas formaciones. Pero sí hicieron hincapié en la posibilidad de volver a un escenario como motivación principal. 

 

 

  • Cómo tocan las orquestas en Mendoza

 

Néstor Longo es sanjuanino, hizo una notable carrera como violoncellista y lleva muchos años instalado en Mendoza. Ahí creó el año pasado la Orquesta Sinfónica Intercultural formada por músicos profesionales de distintos países y provincias. ‘Es una Sinfónica de 60 músicos pero el protocolo permite hasta 30 músicos’ comentó Longo a DIARIO DE CUYO dando la primera pista sobre cómo están actuando en esa provincia las orquestas.

‘Cada sala en Mendoza tiene su protocolo de higiene, donde personal toma temperatura a los integrantes de la orquesta todos los días, con aplicación de alcohol, cada músico tiene que estar a un metro y medio de distancia del compañero, con su propio atril y con barbijo todo el tiempo’ relató sobre las medidas principales para funcionar. ‘Los vientos tiene un barrera que no permite que el aerosol fluya. Es un acrílico por músico de viento, del mismo modo que se logra encuadrar a la batería, esa es la forma’ contó. 

Aseguró que el funcionamiento de orquestas en las salas mendocinas tiene correlato con lo establecido en Buenos Aires, ‘un protocolo tomado de las orquestas del mundo’ que el gobierno mendocino aprobó, y permitió que se retomara la actividad a principio de año. ‘Empezamos cuando se pudo igual cuando se cerró todo, acá también se cerró’, apuntó.

Longo es además primer cello de la Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo y relató por qué esa orquesta no está actuando en estos momentos. ‘Lamentablemente los protocolos en la universidad, no se están llevando a cabo por falta de presupuesto, entonces la comisión artística y rectorado tomó la decisión de que hasta tanto no tuviésemos las medidas justas para el cuidado de cada persona, se cerraba la temporada’.

Y en cuanto a la Filarmónica de Mendoza, contó que tienen actividad normal en el Teatro Independencia, que funciona normalmente con un aforo de 250 personas, que es lo permitido para todos los teatros. 

Longo relató que en esa provincia es personal capacitado en salud -en algunos casos miembros de la Cruz Roja- los que se encargan del control de temperatura del público en las salas y que para cuidar la distancia social ese importante teatro mendocino quitó asientos. Formaron burbujas de dos butacas y sacaron tres entre los pares. 

Sobre si el público es receptivo a los conciertos en la actualidad, Longo reconoció que cuesta bastante tener afluencia, en general. ‘Por supuesto que el miedo existe en Mendoza. Antes llegar a 250 personas era nada, pero ahora decir que fueron 250 es decir que actuaste a sala llena. Nosotros en el Alameda este año hemos estado con capacidad completa’, completó el director.