Reniega de los encasillamientos, dice que un músico debe estar en una búsqueda constante y que le fascina "mirar el cielo’ por eso "si no hubiese sido cantante, sería astrónoma’. A sus 69 años, referente de la renovación estética de la canción, la entrerriana Liliana Herrera vendrá a San Juan a desplegar su cancionero con Todos estos años…, en Primera Estrella, el jueves (ver aparte). Previo a su arribo, dialogó con DIARIO DE CUYO y evocó a su amiga, la gran Mercedes Sosa, de cuyo fallecimiento se cumplieron 8 años el miércoles pasado, la misma fecha que se conmemoró el natalicio de la chilena Violeta Parra.

– Un fuerte lazo la unió a Mercedes Sosa ¿Cómo la recuerda?

– Es una coincidencia extraordinaria que, el mismo día de su muerte, se cumplan los 100 años de nacimiento de Violeta Parra, fundamental para Latinoamérica; en realidad, las dos fueron increíbles, maravillosas, creativas, nos legaron una obra magnífica: Violeta como cantora, instrumentista, compositora y artista plástica; y Mercedes como intérprete y una maestra para enseñarnos cómo elegir el repertorio, cómo buscarlo y cantarlo, y con una gran capacidad de unir a personas de distintos géneros y generaciones. La conocí y la quise. La considero la gran cantante argentina. A Mercedes la extraño mucho. Fue muy importante para mí…

 

– ¿Por qué?

– Porque era especialísima, porque inventó un modo de cantar en el país. Porque participó de movimientos artísticos renovadores y transformadores en Argentina. No se puede cantar como si no hubiera existido, no es posible. Mercedes marcó un sendero, hay que escucharla con asiduidad para seguir tomando préstamo de esa búsqueda.

 

– ¿Se siente su ausencia en el ambiente musical?

– Siempre se notará. Mercedes me invitó a sus conciertos y en el último disco que ella cantó de invitada fue en uno mío, que se llamó Igual a mi corazón, donde cantamos La Zamba del Arribeño de Juan Falú y Néstor Soria; yo canté en su álbum Cantora, con ella y Fito, un tema de él.

 

– Otro vínculo en común…

– Eran grandes amigos, cantó con él muchas veces. Yo hice discos con él como productor, dos estrictamente folclóricos y otro de músicos del rock que me gustan, como Luis Alberto Spinetta. No es que sea una mujer del rock, sino que se inscribe en la tradición del folclore y está dispuesta a dialogar con otros géneros, como Mercedes.

 

– Ella la nombró su sucesora.

– Una vez ella dijo eso y, finalmente, no sé si fue lo mejor. Yo me sentí un poco incómoda y le dije: "Mercedes usted no tiene que decir esas cosas’, a lo que me contestó que iba a decir lo que se le antojara. Creo que percibió en mí, que estaba dispuesta a tomar su herencia pero al mismo tiempo, ir amasando mi propio estilo; eso favoreció nuestra relación, nos unió más. Sino seríamos una copia de ella y Mercedes hay una sola.

 

– ¿Qué suceso marcó su vida con el canto, a nivel profesional?

– Siempre canté. Pero en forma "profesional’, que no es una palabra que me guste porque la música no es una carrera sino una búsqueda infinita, fue post dictadura. Mi primer disco lo grabé en el "87 hasta que, de golpe, vi que tenía un montó de trabajos en mis espaldas.

 

– ¿Se siente el paso del tiempo?

– El tiempo pasa, casi imperceptiblemente. A San Juan voy a dúo con el guitarrista Pedro Rossi, con quien trabajo hace tiempo, y vamos hacer un repertorio de distintos discos, por lo que ahora estoy celebrando los 30 años de mi primera producción.

 

– ¿En qué se basa para elegir su repertorio?

– Escucho mucha música, no me importan los géneros, lo que pido de una canción es que se sostenga musical y poéticamente. A la hora de elegir no tengo prejuicios.

 

– ¿Cómo es el proceso?

– Es muy difícil. Es un misterio. Uno no sabe bien cómo se hilvanan las canciones. De algún modo, aparece un hilván y uno puede pensar una u otra cosa. A veces, encontré el sentido después de reunir el repertorio, o al elegir el título. Mi último disco Imposible, lo hice con canciones específicamente antiguas y con una determinada sonoridad que me dio un horizonte austero, aunque otras veces hice producciones más bien eléctricas.

 

– ¿Hallar nuevos sonidos es una manera de reinterpretar el folclore tradicional?

– No busco sólo nuevo sonido, sino un modo de tratar y pensar una composición. No voy a hacer una canción de Yupanqui como lo hacía él, y no porque lo haga mejor; simplemente mi búsqueda consiste en intervenir en la música, es como si interrogara esa canción.

 

– Todo un proceso.

– Es un operativo en el que busco hasta que me conforma una versión. La cultura funciona así, no es que haya un progreso. Sí hay interpretaciones de autores fundamentales del país y ahí es donde buceo, no voy a hacer lo mismo.

 

– ¿Cómo ve el panorama de este género en la actualidad?

 

– Depende. Si se trata del espacio en los medios y el mercado, no hay nada que me interese; en cambio si miro el racimo de músicos que hay en el país, que es enorme e invisibilizado por los medios y el mercado, tenemos música para rato.

 

– Porque no les interesa. Su horizonte es escuchar más de lo que ya sabemos. Pero los músicos sabemos que existen y que se encuentran en una búsqueda exquisita.

Dato 

Herrero estará el jueves a las 21. Primera Estrella (Calle 12 entre Ruta 40 y Mendoza, Pocito). Anticipadas $200 (Desnivel Libros, Salta 27 sur) y $250 en puerta.