Elogiado y defenestrado por igual, uno de los programas que ya hizo historia en la televisión argentina está de regreso. En su temporada número 28, "ShowMatch" vuelve esta noche a las 22.30 a la pantalla de El Trece con su artífice y alma mater, Marcelo Tinelli, al frente.
– Mucha gente te critica a vos o al programa, pero aparentemente después todos lo ven en algún momento. ¿Cómo lo tomás?
– Creo que Dalí decía: “Que hablen bien o mal, pero que hablen”, porque -en general- la gente habla de las personas exitosas. De los mediocres, muy poco. Es lógico que el programa tenga críticas, las escucho y aprendo de ellas, pero eso habla de que el programa va bien. El día que dejen de hablar es el día que te tenés que preocupar, no cuando te critican. Es muy de nuestro país, decimos algo que después no hacemos. “Yo no lo voté”, pero después gana un candidato, por ejemplo. Eso ha sido así desde siempre. Yo me crié con el humor de Olmedo y cuando iba al colegio, que era uno progre, cuando contaba eso, me miraban raro. Hoy es emblemático de nuestro humor. Con Leonardo Favio, lo mismo. No me quiero comparar con ellos, pero lo que pasa es que la crítica siempre está más iluminada que el elogio. Además, hoy está el tema de las redes sociales. Por ejemplo, Twitter, que se usa como un baño público, cualquiera dice lo que quiere, vomita cualquier cosa sin identificarse o insultando. Si la crítica pasa por ese lugar, dejémosla pasar.
– Este año el grupo de participantes del “Bailando” es muy ecléctico: van desde Hernán Piquín hasta el Dipy. ¿Cómo es el criterio para elegirlos?
– Sin contar la apertura que es como un unitario, el certamen que arranca el martes es como si fuera una tira semanal. Lo que evaluamos es armar un programa a lo largo del año que sea un reality con una especie de novela contada dentro del ciclo. Y para armar esa novela, que podría igualarse a otras ficciones de acá o de afuera, hoy tan vistas, tenés que contar historias entre los participantes, historias de amor, de desencuentros. Apuntamos a ese tipo de cruces y personajes que puedan contar una historia a lo largo del tiempo. Ahora no competís solo con la tele, hay muchas variantes y plataformas. Además, está el formato principal y un montón de programas alrededor y para eso vas viendo qué historias se pueden contar ahí. Nada está preparado ni guionado, algunas historias pueden resultar y otras no.
– A esta altura ya es más reality ficcionalizado que certamen de baile.
– Es así, no hay un guión previo. Pero si ponés alguien que está en pareja con otro, sabés que hay un cuento ahí. Y si le sumás otro que tiene un conflicto, sabés que un cruce puede suceder. No quiere decir que siempre funcione. A veces te llevás sorpresas con otros que ni los conocés.
-Hay gente que ya arma escándalos pensando en postularse para el programa, ¿les prestás atención?
-Hay de todo. También están los que me ponen pasacalles en la puerta de mi casa, como los cordobeses Camilo y Nardo. Me da mucha ternura. Todavía no encontramos cómo incluirlos, me gusta su humor cordobés. Pero sí, hay de todo. Vas viendo a los que te llaman la atención por algo y usás un poco de intuición.
– El jurado pasó de cinco a cuatro miembros. Y la que quedó afuera fue Soledad Silveyra, ¿por qué?
-Quiero que haya más parejas y que el jurado tenga devoluciones más cortas. Lo hablé con Solita, me encantó lo que hizo en el programa, la adoro pero fue una decisión de producción que quedara ella afuera. Y ella lo entendió perfectamente.
– La lucha por el rating es cada vez más difícil. ¿Qué expectativas tenés para este año?
Nosotros somos muy mirones del rating y hacemos un programa para tener rating. No somos de los que dicen que no les importa. Soy de los que tienen un puesto de frutas y quiero venderlas todas. No me gusta cuando escucho a gente del medio decir que no le importa. Me gusta el que se pone la camiseta. Creo que la televisión abierta ha perdido público, la competencia viene desde distintas plataformas y el encendido de la noche en la tele ha bajado con respecto al año pasado. Por otra parte, me gusta ser un reality de producción nacional que le da trabajo a mucha gente. La productora y el progama son una fábrica de oportunidades y de sueños para muchos. Y está bueno que más allá toda la oferta ficcionada que hay en la tele, haya una opción de entretenimiento en vivo que también tiene un lado terapéutico para mucha gente, aunque parezca demagogia. Porque hay gente que se divierte y se siente acompañada por el programa y me gusta estar en ese puesto. Nuestra expectativa es estar en el promedio de hoy que son 13, 14 puntos.
Fuente: Clarín