Nuevamente una producción llegada desde Corea del Sur eclipsa al mundo. Hay algo en El juego del calamar que la hace irresistible para los usuarios de Netflix en más de 90 países y va camino a convertirse en la ficción más vista del gigante del streaming. De acuerdo con esta previsión, "The Squid Game" (como es su nombre en inglés), que debutó el 17 de septiembre, podría sumar más de 82 millones de espectadores (cuentas de suscriptores) en su primer mes e imponerse así a "Bridgerton", "Lupin" y "The Witcher", hasta ahora las series de la plataforma con mejor debut. Su creador, Hwang Dong-hyuk, tuvo la idea de la historia hace más de una década, pero no había conseguido quién se interesara en ella. Además es un éxito que parecía inviable años atrás con un formato rodado íntegramente en coreano, sin estrellas internacionales y que narra un imaginativo concurso en el que 456 personas agobiadas por las deudas compiten a vida o muerte por una jugosa cantidad de dinero.
En el pasado la gente decía "Esta historia es muy extraña, es muy distante a la realidad". Ahora, las personas están diciendo "si existieran los juegos, creo que yo jugaría" o "este juego seguramente existe en alguna parte del mundo", ha dicho el director haciendo hincapié en el nivel de identificación que encuentran los espectadores con los personajes, teniendo en cuenta su propia situación económica, sin importar la nacionalidad.
Ecuador, España, Catar y Omán son algunos de los 90 países en los que se mantiene en el número uno de Netflix, lista a la que se suma EEUU donde tardó sólo cuatro días en llegar a lo más alto, derribando el mito extendido entre los estudios de Hollywood de que el público estadounidense es incapaz de seguir formatos filmados en otro idioma que no sea el inglés.
"Es un crecimiento salvaje. Producimos contenido local en todo el mundo y queremos que tengan impacto en los países en los que se hacen, pero de vez en cuando uno rompe en todo el mundo", analizó Ted Sarandos, vice director de la firma que sólo había promocionado la serie en Corea del Sur.
Aunque el punto de partida de El juego del calamar recuerda a productos anglosajones como Los juegos del hambre o "Black Mirror", y también tiene conexiones con la novela que en 1999 escribió el japonés Koushun Takami, Battle Royale, con la que pateó el tablero y también tuvo adaptación para la pantalla, refleja nuevamente la preocupación y necesidad de exponer el drama en Corea del Sur por la desigualdad social y el endeudamiento que ya mostraron en "Parasitos", el filme que copó los premios Oscar en 2020 o Burning, una película independiente de 2008 que ganó el premio de la crítica en Cannes.
La serie arranca con Seong Gi-hun, un hombre endeudado que contacta al organizador de una competición que podría suponer la solución a todos sus problemas. Allí, encontrará a 455 personas de diferente clase social que comparte los mismos números en rojo y que lucharán de forma extrema -y a veces sanguinaria- por arreglarlos.
"Las historias y los problemas de los personajes son extremadamente personalizados, pero también reflejan los problemas y las realidades de la sociedad coreana", detalló su creador Hwang Dong-hyuk sobre la serie, que está colmada de simbolismos alusivos.
Como efecto satélite en relación a la popular serie, las zapatillas Vans que visten sus protagonistas han aumentado sus ventas en un 7.800%, una operadora de internet surcoreana ha pedido a Netflix una indemnización por el incremento en el uso de banda en su zona tras el estreno y sus imágenes se convirtieron en memes durante el apagón de redes sociales de la semana pasada.
La serie tiene un final abierto y posibilidad de desarrollar algunas otras historias, ha dijo Hwang, pero para eso aún pasará un tiempo, así que a saborear los 9 episodios de la serie del momento. (Fuente: EFE)