Para los sanjuaninos, y argentinos en general, la próxima edición del Premio Grammy -la número 65, que tendrá lugar el 5 de febrero en Los Ángeles- no será una más. Es que en la ceremonia de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos (a la que irán Beyonce, Adele, Diana Ross, Harry Styles y ABBA, por ejemplo) habrá alguien muy cercano y talentosísimo por quien cruzar los dedos, más allá de que llegar allí ya sea algo fabuloso. Se trata del compositor y bandoneonista sanjuanino Juan Pablo Jofré Romarión, quien fue nominado al mayor premio de la industria en la categoría Mejor Compendio Clásico, por su quinto disco, Aspire.
"Gracias a todos los que creyeron y votaron por nosotros. ¡Te veré en Los Ángeles en febrero! Profundamente agradecido de haber grabado mis composiciones y un nuevo arreglo con la clarinetista Seunghee Lee (el alma de este proyecto! ), pianista Steve Beck, director Enrico Fagone, la Orquesta Sinfónica de Londres y productor Jonathan Allen’, escribió en sus redes sociales el artista que desde 2009 vive en Nueva York; y que en julio pasado voló a Argentina para presentarse en el CCK y también en el Auditorio Juan Victoria, en la temporada de Mozarteum. Allí interpretó algunos temas propios de este álbum que incluye una obra de de Heitor Villa-Lobos y otra de Piazzolla, a quien admira desde muy joven tanto por su ejecución del bandoneón como por su capacidad compositiva.
"Quizá la obra mas seductora de Aspire es la del Doble Concierto para Clarinete y Bandoneón que me encargó Seunghee Lee y fue la obra motivadora para grabar con la Sinfónica de Londres’, dijo a DIARIO DE CUYO Juan Pablo, consultado sobre cuál -considera él- ha sido la llave que abrió la puerta del Grammy. "Es difícil de saber porque son muchos los jueces y los miembros votantes, cada uno vota por diferentes obras en el disco, que incluye otras piezas de mi autoría como Primavera, Taranguino, Como el Agua, Sweet Dreams etc’, agregó el internacional artista, que ha recorrido prácticamente todos los continentes con sus personales creaciones, ha formado equipos con renombrados colegas y productores y sabe muy bien cómo se siente una ovación; pero que vivirá un Grammy -y lo que trae aparejado- por primera vez.
– ¿Cómo te enteraste que ya estabas "oficialmente nominado’? ¿Qué fue lo primero que hiciste?
– Acababa de llegar desde Nueva York, donde estrené mi doble concierto para violoncello y bandoneón con la orquesta New York Classical Players, y a las 2 de la mañana me escribe Seunghee Lee para contarme que estábamos oficialmente nominados al Grammy. Lo primero que hice fue verificar que no fuera un sueño y entré a la web, donde me encontré con Los Angeles Times, New York Post, Vogue y muchísimas revistas anunciando los nominados. No pude dormir toda la noche.
– ¿Deseabas esto? ¿Lo buscaste, lo soñaste?
– No, yo siempre añore, busqué y soñé con ser músico y compositor; y también es una necesidad. Cuando el corazón te pide que escribas la música que está adentro. Si gano el premio es más que bienvenido, pero no va a cambiar en nada mi forma de hacer las cosas. Mi premio más grande es levantarme todos los días y poder hacer mi música con la gente que me hace bien.
– ¿Y cómo tomás esta nominación, en este momento de tu carrera?
– Significa muchísimo. El Grammy Americano es alta y globalmente competitivo y es dificilísimo entrar. Es el premio musical más grande del mundo. Estar nominado con un disco donde más del 80% son obras mías, me llena de orgullo y es increíble ver también la respuesta de mis colegas que me escriben a cada minuto con felicitaciones. No obstante debo admitir que nunca fui un fiel creyente de premios. He ganado y he perdido mucho en esta vida, tengo 39 años, todavía hay mucho camino que recorrer. Lo más importante es seguir trabajando y creando música, con amor y honestidad.
– Fue un disco concebido en pandemia…
– Por eso es una hermosa lección de no darse por vencido: A la música de este álbum la terminé de escribir en el medio de la pandemia. Recuerdo ir a la casa de Seunghee Lee con un portafolio lleno de partituras y dejárselo abajo, en la puerta del edificio, porque en ese momento no se podía salir a la calle y no nos podíamos dar un abrazo. Ella me saludó por la ventana y yo me fui a Corea del Sur, porque Nueva York era el punto mas infectado del mundo y a Argentina no se podía entrar. Me fui pensando que quizá no nos volveríamos a ver. A los meses se canceló la grabación ya que Londres tuvo también un altísimo numero de contagios y muertes. En un momento pensé que todo estaba perdido. En esos meses falleció mi padre y no pude viajar para asistir al velorio por la pandemia. Después salió la vacuna y el sol empezó a asomar de apoco. Así que ya el hecho de haber grabado mis obras con la Sinfónica de Londres y estar nominados al Grammy me llena de alegría.
"Si gano el premio es más que bienvenido, pero no va a cambiar en nada mi forma de hacer las cosas. Mi premio más grande es levantarme todos los días y poder hacer mi música con la gente que me hace bien’
– ¿Sentís que refrenda o refuerza el camino elegido?
– Sí, yo siempre digo que todo ayuda en diferentes formas y situaciones. Nunca hay una sola cosa que marca la carrera de uno, son mil cosas que hay que hacer bien para que todo concuerde.
– ¿Y modifica en algo las cosas para vos, tu música y tu carrera, ya internacional?
– Eso lo veré en el futuro, pero me hace más feliz ser convocado por la música que hago y no por los premios en sí. En el fondo los grandes músicos, productores y directores que saben de música nunca se fijan en estas cosas. Lo más importante es subirse al escenario y tocar con el corazón y/o escribir buena música.
– Ya dijiste que no te desvela, pero ¿Qué pasa si ganás? ¿Y si no?
– Si gano o no seguiré componiendo y tocando como lo vengo haciendo. No nos olvidemos que ni Piazzolla ni Ginastera ni Vivaldi ganaron un Grammy. Es importante estar con los pies en la tierra y no subirse al avión. También han habido casos de artistas que ganaron premios y su carrera se complicó porque la gente pensaba que ya eran muy caros e inalcanzables. ¡Espero que no me pase! (risas)