San Juan es una provincia de histórica y rica producción literaria, que en los últimos años ha dado apellidos emblemáticos. Pero hoy, cuando se celebra el Día Internacional del libro (ver aparte), DIARIO DE CUYO corre el foco de los autores y se posa en otra arista de este universo: el mercado local de la literatura sanjuanina. Convocadas por este medio, editoriales independientes y librerías dieron su punto de vista sobre si la literatura de autores locales editados por sellos independientes sanjuaninos ha logrado un nivel de ventas tal en la provincia, que es profeta en su tierra. De entrada, el planteo divide aguas entre quienes -sin desconocer que se trabaja y mucho- consideran que sí hay un mercado y quienes dicen que no. Pero la brecha se suaviza cuando se entra en terreno de definiciones: Es que quienes aseguran que sí hay “mercado” se refieren en general a promoción informal y a una venta modesta (aunque pueda haber excepciones), que sobre todo tiene lugar en ferias, locales específicos y algunas pocas librerías, ya que no todas comercializan este tipo de “productos” (menos aún las grandes cadenas). Y quienes dicen que no lo hay, están más cerca del concepto tradicional, vinculado a una demanda y volumen de ventas considerables en librerías.
Felipe Echevarría, de la editorial artesanal Abdulah, es uno de los que da fe de la existencia de compradores en la provincia, y su visión es aún más optimista, porque aseguró que la tendencia de demanda va en ascenso. El diseñador apuntó que también creció el rango de edades que consume este tipo de libros -“que comprende a personas de ambos sexos entre 15 y 35 años” – y que lo que más se vende es poesía.
Quien también dio fe de la buena demanda, aunque más moderado, fue Fabricio Montilla, de Pájaro Cartonero. “Hemos podido verlo a lo largo de los años en la Mansa Feria del Libro Independiente, el evento que actualmente organizamos con Damián López, que por otro lado es el único evento que convoca abiertamente a todas las editoriales independientes de la provincia”, sostuvo, aunque reconoció que las ventas dependen de la escala de producción y el trabajo de promoción y distribución que se haga. “Es un micro mercado. Algunos (venden) más que otros, según cuanto te muevas”, resumió.
“No creo que exista un ‘mercado literario sanjuanino’, existe una pequeña escena de algunas editoriales independientes y autores”, opinó Sebastián Lampasone, marcando un “otro lado” de la línea. “Es apenas un nicho muy pequeño” acotó una de las cabezas de Poderosa Lectura (junto a Darío Flores), una de las editoriales cartoneras precursoras en San Juan. Y mucho más tajante fue Alva Bustos -dueña de la tradicional librería La botica del lector- quien declaró que “
“Hay gente interesada en comprar literatura local. De todas maneras, no estamos ni cerca de tener un circuito de circulación que nos permita subsistir y progresar. Por eso suele apuntarse a ediciones artesanales, o a tiradas muy bajas, para que el riesgo de pérdida económica sea mínimo”, expresó Damián López, de la editorial El Andamio, y quien se atrevió a ir un poco más allá en este escenario. “No creo que sea posible hablar de un mercado sin la intervención del Estado en ningún lugar. Es lo mismo que pasa con los productos regionales: si no hay ferias u otros estímulos, la gente compra lo más barato o lo más conocido”, opinó el editor, para quien “el mercado es reducido como consecuencia, más que nada, de la falta de políticas que vinculen a la gente con la literatura local, sobre todo a través de la educación”. En ese sentido, el editor se quejó de la ausencia en general de la literatura local en las currículas actuales, “salvo por algunos docentes que la implementan en forma personal”; y también de la inexistencia de “un mercado circundante: conferencias, talleres, llegada a la televisión o cine”.
En definitiva, y aunque con matices, lo que sí puede afirmarse es que no existe en San Juan un movimiento de ventas tal de la literatura de autores sanjuaninos editados por sellos independientes locales que permita al autor y al editor sustentarse con su producción. Realidad que tiene varios componentes, aunque la mayoría coincide con la falta de una política de promoción y difusión, sostenida y efectiva, que les permita al menos dar el salto.
Ellos dicen
Felipe Echevarría – Editorial Abdulah
“La tendencia de demanda va en ascenso y sorprende el rango de edad que más consume este tipo de libros (que comprende a personas de ambos sexos entre 15 y 35 años)”.
Damián López – Editora El Andamio
“El mercado es reducido como consecuencia, más que nada, de la falta de políticas que vinculen a la gente con la literatura local, sobre todo a través de la educación”.
Alva Bustos – Librería La botica del lector
“La literatura sanjuanina no es solicitada, no hay mercado para eso. Sí hay mercado para libros de historias y leyendas de San Juan”.
En su honor
El Día del Libro fue instituido en 1995 por la Unesco en memoria de Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega, quienes históricamente fallecieron en la misma fecha, un 23 de abril; aunque en realidad Cervantes falleció el 22 y fue enterrado el 23 cuando se consignó la fecha del fallecimiento; y Shakespeare murió el 23 de abril del calendario juliano, que corresponde al 3 de mayo del calendario gregoriano.
En 2001 se nombró a Madrid Capital Mundial del Libro. Desde entonces, cada 23 de abril, un comité elige a diferentes ciudades del mundo que realizan durante el año actividades acordes. Buenos Aires fue elegida en 2011; y este año corresponde a Atenas, mientras que en 2019 será Sharjah (Emiratos Árabes).
Inca Garcilaso de la Vega William Shakespeare