Muchas veces desde este espacio comenté lo constructivo y necesario que es el cambio en la obra de un artista, salir de la zona de confort para evolucionar. También es bueno decir que muchas veces, como decía Tusam, “puede fallar”.

Linkin Park se conoció en el año 2000 con su debut “Hybrid Theory”, desde entonces sus canciones exudaban dolor y angustia, eran como una suerte de catarsis. Melodías con momentos de furia y certeros raps de Mike Shinoda. Desde hace algunos años comenzaron a coquetear con DJs y en 2014 comenzó la construcción del desmadre.

“One More Light”, es el nuevo disco de Linkin Park, un disco pop con el que se alejan definitivamente de lo que alguna vez fueron. Reclutaron a los productores de pop electrónico Julia Michaels, Justin Tranter, Jesse Shatkin y RAC. Hicieron un disco pop que no es malo, pero no tiene nada que ver con aquello que los hizo famosos, “One More Light” ya despertó la furia de sus seguidores. No hay gritos de Chester Bennington, Shinoda parece una caricatura de sí mismo, DJ Hahn quedó prácticamente anulado, hay apenas algunos riffs.

 

“One More Light” tiene canciones pegadizas como "Battle Symphony" e "Invisible", confesiones como "Sorry For Now" y "Halfway Right" que suenan absolutamente plásticas. "Good Goodbye" con los raperos Pusha T y Stormzy es lo más cercano que llegan a ser agresivo e inspirado (Shinoda suena como G-Eazy ). Extrañamente, “Heavy" (feat. Kiiara) termina siendo mejor que el resto del álbum, una canción pop pegadiza que sirve como hit para radio comercial.

Los miembros de Linkin rondan los cuarenta y juegan a ser adolescentes de un producto marketinero de Disney, en las antípodas del nü metal que los estableció como banda. Ya no hay carga visceral, buscan un mercado comercial y decepcionan a sus fans.
Es malo cambiar? No en absoluto. Se puede cambiar para mal? Si, Linkin Park es la prueba, hasta Piñón Fijo podría sonar más agresivo que lo nuevo de Linkin Park.