En el 2020, el equipo de la Fundación Difunta Correa (presidida por Analía Lépez) comenzó a trabajar sobre donaciones y exvotos que hace años estaban acumulados en los depósitos y en otros espacios del paraje, con el fin de -en líneas generales- clasificarlos, inventariarlos, estudiarlos, exponerlos al público de manera ordenada y cuidada e iniciar su trazabilidad, tarea que todavía lleva a cabo el área de Patrimonio, a cargo de Cecilia Berón. Casual, o causalmente, en noviembre del año pasado y por razones de trabajo visitaba el lugar Daniel Izasa -actual funcionario de la Secretaría de Cultura provincial- quien se puso a conversar con integrantes del equipo de la Fundación sobre ese programa en ejecución y a ver algunas de las refacciones. Una pieza que estaba ubicada en el frente de una capilla en restauración le llamó particularmente la atención: era una mujer cargando un niño, de pie, tallada en piedra y de aproximadamente un metro de alto, de la que nada se sabía por allí. "Tiene toda la pinta de ser de Sugo" dijo quien, al frente de la Alianza Francesa, había organizado en 2019 Monumental, muestra de obras y documentación del notable artista uruguayo nacido el 11 de marzo de 1913, que se radicó en San Juan, donde falleció el 16 de octubre de 2003, dejando un valioso legado. Entonces Izasa se comunicó con el hijo del escultor, el músico Miguel Sugo, le pasó fotos y él ratificó la sospecha: era de Miguel Ángel Sugo Galeano. Esa y una escultura más pequeña que también ostentaba su sello, posteriormente confirmado, pasaron a formar parte del aggiornado Museo de la Fe, exhibiéndose a la entrada en una vitrina junto a otras expresiones artísticas sobre la Difunta Correa (incluso hay allí una escultura de madera que, creen, podría ser una maqueta del mismo escultor). Ahora, de cara a la gran exposición sobre Sugo que prepara el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson -"Sugo Escultor: tradición, ensayos y legado", que inaugurará el jueves próximo a las 20.30 hs- esas piezas toman otra dimensión; y de hecho -dijeron en la Fundación- van al Museo en calidad de préstamo para integrar el corpus de la esperada exhibición.
"Hace mucho tiempo, serán unos 50 o 55 años atrás, viajábamos a visitar a su familia y el viejo paró la camioneta en la Difunta Correa y bajó una escultura. ‘¿Papá, y esto?’ le pregunté. ‘Nah, es una promesa que tengo’, dijo y ahí se acabó. Era como una virgen, grande… Bajó y la dejó apoyada en la capillita. No dijo nada más, era medio hermético en eso, esas cosas íntimas él las hacía de esa manera… Y nos fuimos. Yo sabía que esa pieza estaba ahí, pero no sabía dónde. De la otra no sé, tendría que verla y tal vez en mi memoria aparece la historia", contó a DIARIO DE CUYO Sugo hijo, quien hace tiempo comenzó a catalogar toda la producción de su padre, a quien le pidieron por aquellos años hacer un Calvario en el paraje. Sugo hizo la maqueta, pero la obra nunca se concretó.
Además de su valor "per se", son dos esculturas curiosas dentro de la producción del artista, ya que hizo pocas de índole religiosa y en general por encargo (la más conocida, el frontis y el altar de la Basílica de Desamparados), según dijo Sugo hijo. Pero ninguna de estas dos fue hecha a pedido, sino que las creó y las llevó allí en carácter de promesante, de forma totalmente anónima (incluso sin firmar); de ahí su importancia testimonial.
"Son imágenes figurativas que él hizo no desde lo propiamente artístico, sino desde lo devocional. Las hizo en honor a la Difunta, su hijo nos dijo que era devoto" comentó a DIARIO DE CUYO Berón. Y otro "detalle" que todos destacaron en el caso de la talla de mayor tamaño, es que no se recuerda otra Deolinda que esté de pie, como esta.
"Este año se cumplen 20 años de la muerte de mi padre. Antes se hizo la muestra en la Alianza Francesa, ahora será en el Franklin Rawson y además esto de la Difunta… El esfuerzo que ha significado, con el respeto que han tratado su obra, me ha sorprendido y me ha maravillado. Estoy muy contento, es muy emocionante", dijo Miguel.
Recuperada
El viernes 21 de abril a las 11.30 hs será inaugurado en la zona de Av. Libertador y Calívar el nuevo emplazamiento de otra obra de Sugo: La escultura de los trabajadores. "Es un monumento que la Asociación Ciclistas le encargó a mi viejo hará 40 años y estaba desaparecido", contó Miguel Sugo. "Estuvo en la zona del Casino, frente al Parque de Mayo y cuando hicieron las obras del actual Museo Franklin Rawson, en desconocimiento, la sacaron y tiraron. La Asociación de Ciclistas Afines se encargó de buscarla y la encontró en una chacarita. Se comunicaron con nosotros y la mandamos a restaurar por un equipo encabezado por Karla Mena", dijo el responsable de Cultura de Rivadavia, Juan Castañares, quien agregó que fue declarada Patrimonio por el Concejo Deliberante.