Para ella el género es una montaña rusa, pura adrenalina. La conocida escritora Mariana Enríquez, incluida dentro del grupo de la llamada nueva narrativa argentina, llega a San Juan para una conferencia en la que describirá con anécdotas y audiovisuales cuál es su mapa de influencias del que se nutrieron varios de sus libros, incluso el que la catapultó internacionalmente como "Nuestra parte de noche", ganador del premio Harralde. La acompañará en el escenario del Teatro Sarmiento, el próximo 10 de agosto, Lana Toutonian. Son amigas desde de la adolescencia, ambas periodistas de rock en una época en la que el rubro era absolutamente masculino.

La también docente, habló con DIARIO DE CUYO sobre el género, que asegura que de a poco está siendo más tenido en cuenta en general, pero que encuentra un mejor camino en Argentina gracias a que célebres escritores como Bioy Casares ,Cortázar y Borges abordaron el género fantástico.

-¿Qué significó "Nuestra parte de noche" para tu carrera?
Es una cosa rara. Es una novela muy larga, con cierta ambición literaria, no la leés en dos minutos; que fue difícil de escribir. Yo no mando muchas novelas a premios y mi agente María Lynch me dijo "mandala al premio Harralde, porque lo ganes o no, la van a leer, puede ser finalista", pero no lo mandamos pensando que la iba a ganar. Y me lo dieron en diciembre de 2019, tres meses estábamos en pandemia, así que es un libro que no pude acompañar de ninguna manera, fue todo online. Así que mi sensación fue "qué lástima, recibió un premio importante pero no lo va a leer nadie", pensaba yo, porque además es súper oscuro. Y pasó todo lo contrario, la gente lo leyó, acompañó la pandemia, lo que es rarísimo. Pero me di cuenta de que la novela, de alguna manera, te transporta a otro mundo totalmente diferente a la realidad. Sirvió como escape. Fue muy sorprendente para mí, fue muy importante en mi escritura y en mi carrera. Pasaron meses hasta que me di cuenta de que estaba siendo muy leída.

-¿Qué te acercó al género?
-Siempre me gustó. No hacía terror en las primeras novelas, me gustaba, leía lo poco que hay en español, pero estaba fascinada con las mitologías locales. Mis primeros libros fantásticos venían por mi abuela que me transmitió toda la mitología del Litoral. Pero yo no entendía cómo hacer, técnicamente, para hacer que las historias de terror que yo tenía para contar no fuesen las que cuentan Stephen King o Allan Poe, sino que fueran de acá y de la región. Tenemos cantidad de leyendas y América latina tiene un terror muy presente en la vida cotidiana con violencias, con la desigualdad que es una cosa terrorífica, problemas ecológicos, ríos contaminados, selvas que se prenden fuego… no necesariamente escribís sobre eso, pero sí sobre la sensación de destrucción, de desamparo e inestabilidad perpetua. Yo crecí en la dictadura en Buenos Aires y estaba muy cerca de esa sensación. Entonces empecé a hacer historias así. Y "Nuestra parte…" está ambientando en la dictadura la primera parte. En Argentina, prácticamente era presidente López Rega que era espiritista, así que sólo tuve que profundizar, subirle el volumen a la realidad. Ver este tipo de cosas desde el terror, porque desde el realismo, no me divierten tanto, quizás por una cuestión generacional o de influencias. 

– Imprimiste tu propio sello en el género.
-Creo que hay bastante gente que lo está haciendo en diferentes situaciones, pero creo que es algo de las últimas generaciones. Y que tiene que ver mucho con escritores que leyeron Stephen King, que es un escritor que no se lo lee con la seriedad suficiente, porque si lo leés olvidando que es el escritor más famoso del mundo y todo eso, él escribe sobre cosas reales. Porque "Carrie" es una chica que sufre bullying y es hija de una mujer que es fanática religiosa, tiene mucha presión… tiene poderes sobrenaturales y mata a todos sus compañeros con la fuerza de la mente. Pero si a eso le sacas los poderes y le das un arma, son las matanzas escolares que tienen en Estados Unidos todos los días. Entonces Stephen King fue un ejemplo en ese sentido. Estilísticamente quizás, yo tenga más influencias de otros autores más literarios, pero la operación simbólica que hace con el terror para poder hablar de cosas reales, con este instrumento que lo hace más entretenido, más inolvidable, es algo que lo tomé de él.

-Bien podrías, entonces, ser la Stephen King argentina.
-Ojalá, pero me parece que él realmente es más que un escritor, es un creador de mitos, que tiene una mitología propia alrededor suyo; pasó una barrera que tiene que ver también con ser un escritor norteamericano, donde hay otro tipo de consumo. Pero no tendría ningún problema en tener ese mote. Lo que él hace en traer todos esos fantasmas, en el sentido metafórico, a la conciencia colectiva popular, es un operación maestra. 

-¿Qué te provocan otras creaciones del género? ¿Alguna vez te dan miedo?
-A esta altura, como hace mucho que lo escribo y es un género que analizo y pienso, es muy difícil que me de miedo. Es una especie de disección lo que hago, cuando veo una película me pongo contenta; es en literatura donde paso más miedo, debe ser una cuestión de oficio, cuando me sorprenden o no lo veo venir… Y con el terror me convertí en una coleccionista de historias, hay una narrativa colectiva oral apasionante, quiero escuchar sobre la casa embrujada del barrio o si sintieron un frío en la espalda. A veces son todas iguales, pero a veces no. Entonces es encontrar pequeños tesoros escondidos, que tienen que ver con imaginación popular, eso a veces es lo que me da más miedo, sobre todo cuando te lo cuentan y notás que la persona tiene miedo, para mí es verdad, más allá de que no sea real. El terror es un género que no me da miedo y puedo usarlo como herramienta para hablar de otras cosas.

-¿Cuál es tu límite, qué temáticas o condimentos no incluís?
-A esta altura creo que podría usar todo. Si hay algo que me detiene, sería algo técnico, que digo "no sé cómo abordarlo", pero temáticamente no, porque me parece que en la realidad pasa absolutamente de todo, siempre te supera; no hay que ser tímido en la ficción cuando la realidad es tan terrible. Lo que es de terror es la realidad. La realidad no tiene ningún límite y es cada vez peor, así que no creo que pueda tenerlo yo. La ficción es un lugar seguro, la realidad, no.

-¿Cómo se lleva con la distribución digital?
-La realidad digital, como es algo inevitable, hay que mejor pensarla y encontrarle le vuelta. A mí los libros digitales me resultan cómodos, yo si me tengo que ir de viaje, en vez de 20 libros en la mochila, me los llevo en el e-book y está bien. Que tenga mayor capacidad de copia es otro problema, que no había antes con los libros papel, porque hacer fotocopia era igual de caro que comprarlo, o casi, entonces no pasaba. Hay que pensar cómo controlar la copia digital, es muy difícil.

-¿Qué pensás del avance de la inteligencia artificial?
-Me preocupa mucho. Está empezando, pero en pocos años básicamente puede terminar con el trabajo no solamente creativo, sino con el trabajo en general. Es muy complejo. Todavía no puede escribir un libro, hay algunos pero no son muy buenos, pero ¿cuánto puede tardar en perfeccionarse y cuánto se pude controlar eso o no? Pensando en la película Oppenheimer, veo a la inteligencia artificial como otra bomba atómica, como un autoexterminio, que sin matar a la humanidad físicamente, puede dejarla sin herramientas. Y lo inventamos nosotros. Esto también es una historia de terror. Es escalofriante. 

EL DATO

"Mis extrañas compañías". Mariana Enríquez. 10 de agosto, 21.30, Teatro Sarmiento. Entrada: $4.000 a $7.000, en Tuentrada.com y boletería de la sala.