(Contemporáneos Argentinos: Sugo, Scebba, Fontenla y Máximo. Sinfónica de la UNSJ, dirección Emmanuel Siffert, solista de piano, Luz Rodríguez).
Para la filosofía medieval las ‘potencias’ del alma son la inteligencia y la voluntad para poder entender y amar. Para San Bernardo hay una tercera que es la memoria. En efecto, si careciéramos de ella por una amnesia absoluta dejaríamos de saber quiénes somos pues nuestra historia se forma a partir de los demás. En el hermoso concierto que el Maestro Siffert tuvo a bien regalarnos, integrando obras de autores contemporáneos me fue especialmente claro como en todos los temas se homenajeaba a nuestra historia y aparecían expresa o disimuladamente temas infantiles que son los que primero guarda nuestra memoria que es además un sentido fuertemente afectivo. Olvidamos lo que no nos interesa. R. Schumann compuso Kinderszenen, aunque son melodías infantiles propias, en cambio Roger Quilter con su Children’s Ouverture transcribía melodías que cualquier niño inglés reconocería al instante como nuestros Luis Gianneo con Siete piezas infantiles o A. Ginastera con su Rondó sobre temas infantiles. El pianista porteño Miguel Ángel Scebba optó por ‘lo bueno si breve dos veces bueno’ en la última obra de su cuantiosa producción con una Obertura-Scherzo. La palabra Obertura se usa para música instrumental compuesta para introducir una ópera, pero también se llama Obertura a una introducción a obras ‘habladas’ o a Oberturas ‘de Concierto’. Casualmente el viernes pasado tuvimos la Obertura Coriolano a una obra dramática, de Beethoven y la obertura de concierto Las Hébridas de Mendelssohn; y el sábado escuchamos una obertura de la ópera Nabucco. Repito que estas cosas pasan en el Auditorio de San Juan. La obertura del M. Scebba es autodescripta como un solo impulso de movimiento continuo. Hay un golpe inicial con fuertes bronces y percusión y percibo un aire ‘oriental’, flauta y tema alegre -casi de John Williams- pero los bronces entonan el ‘arroz con leche’, la tuba nos ‘arrozconlechea’ de nuevo y aparecen aires rusos. Otra vez el xilofón (¿o vibráfono?) ostinato y de nuevo pequeños aires que me recuerda a Shostakovich; vuelve el Arroz con leche en los chelos, trombones, bombo y abrupto final. Deduzco que la memoria afectiva de este Maestro guarda su infancia y las clases en Kiev y Moscú y su encuentro con D. Shostakovich. Fabián Máximo, cordobés actualmente maestro interno en el Colón, nos presenta su concierto para piano. Allegro espressivo: Consta de dos temas, un ‘ostinato’ en el piano al que responden las cuerdas altas con un aire tanguero al fondo una respuesta del corno y el piano realiza una cadenza que es un tango suavemente disimulado. En cambio ejecuta la melodía del Sur le Pont d’Avignon ( Sobre el puente de Avigon) pero en la versión francesa que es más sencilla. Marziale: Es una marcha fúnebre con un inicio mendelsohnniano, con luego las doce notas en el piano, que continúa con un acompañamiento ‘tenebroso’ de las cuerdas bajas. Sigue el piano y hay un ‘llamado’ de los bronces. Allegro con fuoco: Ahora es un ritmo folklórico, chacarera, malambo, síntesis de lo gauchesco; pero el piano introduce lo que suena a canción infantil francesa pero aparece la tumbadora y entra en diálogo con el piano. Ya no es más gauchesco o chansonnete francaise sino fuerte influenza africana, y es un homenaje a la bisabuela del compositor que de origen africano se estableció en Entre Ríos. Otra vez el diálogo, vuelve el zapateo gauchesco pero con afinadísimos y clásicos violines y ¡zapateo final! Esta referencia de Máximo de citar a varias culturas que conforman nuestra identidad nacional nos lleva a la misteriosa CYC 523 de otro Miguel Ángel (aparte de Scebba y Buonarrotti)… Sugo. El anagrama significa: ‘Conquistadores y Conquistados’ e inspirado por una chapa de autos el 523 serían los años de la vida americana después de la llegada de nuevas razas. Sobre un fondo de cuerdas con sordina; el piccolo, flautas y ¡la Tuba! Son ‘pájaros en el paraíso’, ¿o en una pajarera? Aunque no; es el paraíso ¡porque aparece el arpa! Los violines sugieren un himno con fondo ‘gregoriano’ pero con respuestas de marimbas (música en la misiones jesuíticas?). Ojalá hubiera habido más de ellas, habríamos evitado muchos ‘conflictos raciales’ y ‘batallas’ con tambores y trombones. Ahora la música es perfectamente tonal, casi brahmsiana; ha llegado la corriente europea, franceses, alemanes, por supuesto italianos -la madre de Sugo era eslovena y por los movimientos de guerra paso a ser austrohúngara, italiana y yugoslava. Pero ahora hay sonidos chinos, campanas y timbales. Y el siguiente sonido eran violines extremadamente agudos; prolongada vibración final… ¡¡¡es lo que somos!!! ¡y lo que falta!
En noviembre del 2014 el Maestro Jorge Fontenla, fundador de nuestra orquesta, dirigió su obra Tocata para Orquesta op. 40 la que definió como una obra ‘Pan-Tonal’ que combina un impresionismo casi francés con sonidos natales porteños con abundante percusión. Maravillosa idea la de mostrarnos los tesoros escondidos que tenemos tan cerca y no conocemos. Qué lluvia de alegría ver a los músicos felicitándose y realmente gozando de poder intercomunicarse la belleza de Euterpe, la musa de la música y al Maestro Scebba escuchando a su avezada discípula, la chilena Luz Ramírez.
