Harta. Cansada. Agobiada. ¡¿De qué?! De que la consideraran una sex symbol desde el mismo minuto en que saltó a la gran pantalla (con el combo Jennyfer’s Body y Transformers) con esa belleza contundente y una sensualidad natural que -ni lerdo ni perezoso-, Hollywood no dejó pasar. ¿Para tanto? Parece que sí. Una década después, a sus 33 espléndidos años, Megan Fox habló de "efectos traumáticos’ al recordar la "hipersexualización que vivió en "La Meca’: películas, comerciales, medios, notas, todo era su imagen sensual y casi nada más que eso. Y entonces tomó distancia. "No fue una película. Fueron todos los días de mi vida, todo el tiempo, con cada proyecto en el que trabajé y con cada productor con el que trabajé’, se lamentó. Lejos de limitarse a aprovechar el momento y sacarle el mejor partido, como pudo haber hecho otra, a Megan eso la descolocó. "Creo que tuve un auténtico colapso psicológico en el que sencillamente no quería hacer nada’, se explayó; y confesó a Entertainment Tonight que, más allá de haber vuelto a los sets de rodaje, aún sufre los coletazos. Inseguridad, ansiedad y depresión son parte de esos efectos de los que habló, y a los que responsabilizó en cierta forma de la incursión que hace poco hizo al quirófano para hacerse unos (sí, innecesarios) retoques en su perfecto rostro. Retoques que fueron reprobados por muchos seguidores, lo que entristeció más a Fox, quien sintió que el público sigue tan pendiente de su aspecto como antes. 

"No sé si alguna vez habrá un momento en el que se me considere normal, que la gente conecte conmigo o que guste a los demás", expresó la morocha ¿prisionera tal vez de ese culto a la imagen que ella misma critica? 

 

Looks

Bastante conservadora, salvo un sutil cambio de color o corte de cabello, Megan no ha variado notablemente su look… aunque con esa cara, todo le quedaría bien.