Cuando ya había encontrado la difícil estrategia para calmar los agitados ánimos de los personajes que cada noche cobran vida en el misterioso Museo de Historia Natural de New York y se había convertido en un exitoso empresario; ahora, Larry Daley vuelve a su viejo oficio de guardia en el Instituto Smithsoniano, en Washington. Y las peripecias de Daley en la sala museológica más grande del mundo dan lugar a la segunda entrega de Una noche en el museo, que mañana arriba al Holiday Cinemas (16.00, 16.45, 18.00, 18.45, 20.00, 20.45 y 22.20) en su estreno simultáneo en el país; y el viernes arriba a Estados Unidos; tras su debut mundial en Londres, el martes 12 del corriente.
La cinta vuelve a tener a Ben Stiller, otra vez en la piel de Larry Daley, quien enfrenta una batalla más grande y más loca, con varios personajes nuevos y un escenario bastante diferente, donde desde las famosas pinturas en las paredes, hasta las naves espaciales en los vestíbulos, de repente tienen movimiento.
Como el Museo de Historia Natural de Nueva York se cierra, todos los personajes que conoció en su primera aventura son enviados al depósito del Smithsoniano, incluyendo la famosa Tabla de Ahkmenrah que es la que les permite revivir cada noche.
El problema surge cuando, al revivir el faraón Kah Mun Rah, el mafioso Al Capone, el emperador Napoleón Bonaparte y el zar ruso Iván El terrible, unen fuerzas con la misión de dominar el mundo.
Pero el ex presidente Abraham Lincoln, el científico Albert Einstein y la aviadora Amelia Earhart -la primera mujer piloto que desapareció sobre el Océano Pacífico en 1937-; son los nuevos personajes inanimados de día y animados de noche, que se alían al guardia para tratar de interrumpir los planes de los malvados.
Sin embargo, Larry también cuenta con sus amigos de siempre, el fallecido ex presidente estadounidense Theodore Roosevelt -nuevamente a cargo de Robin Williams que retoma la actividad recuperado de una cirugía de corazón- y el diminuto vaquero Jedediah -encarnado por Owen Wilson- junto al inmenso dinosaurio que asusta con los escabrosos sonidos que salen de su garganta.
Y si la primera parte fue una auténtica revelación en la taquilla -se estima que un millón de personas la vieron en Argentina, en EE.UU recaudó 252 millones de dólares la Navidad pasada y en el resto del mundo 323 millones-; la secuela se anuncia mucho mejor.

