Ayer, Sandro de América cumplió 64 años en un contexto de festejo especial, porque sus "nenas" se acercaron a la mansión de Banfield (fetiche edilicio si los hay) para profesarle su amor eterno (incluyó el feliz cumple, pancartas de aliento y fervientes rezos); y "el hombre de la rosa" lo celebró (si se quiere) dentro de su habitación en el Instituto Argentino del Diagnóstico, donde continúa esperando el doble transplante de corazón y pulmón. Desde allí pidió a través de una radio que sus fanáticas no se acerquen a la clínica y respeten la tranquilidad de los demás pacientes internados.

Confiadas en que su ídolo las vería en televisión, señoras de 40, 50, 60 y más años, pero también jóvenes, algunas con vinchas con el nombre del artista, pujaban por enviar su mensaje en los micrófonos de los medios que se habían acercado al bunker del ídolo. No faltaron imágenes religiosas y anuncios de oraciones por la salud del artista.

El Gitano sigue recuperándose de la operación de colon realizada el 15 de julio y espera con ansias ingresar a la lista de espera del Incucai (se calcula para la próxima semana). "Me encuentro bien", dijo Roberto Sánchez, quien aliado a la fe, luego de la intervención quirúrgica, aguarda "ese" momento clave, para volver a recuperar (poco a poco) ese derroche de fuego y seducción que conquistó a las masas.