Fue concebida como la ‘Bruja Cósmica’, una voz poderosa, intensa y apasionada, pero al mismo tiempo sensible y frágil. Janis Joplin conoció la gloria como cantante popular, pero también conoció el infierno, sufrió la soledad y el maltrato personal, por querer vivir a su modo, con libertad y rebeldía. El lunes 5 de octubre de 1970, hace 50 años, una sobredosis de alcohol y heroína terminó con su vida. ‘En el escenario hago el amor con 25 mil personas, luego me voy a casa sola’, dijo; y en esta frase – una de tantas que registraba la prensa de su época- reflejaba su sentir la mujer artista que supo como nadie expresar el dolor y el deseo como fiel reflejo de su propia existencia, marcada por la incomprensión social, la discriminación y su soledad.
Janis nació en Port Arthur, Texas, el 19 de enero de 1943, un pueblo petrolero que siempre rechazó. Desde muy pequeña tuvo afinidad con la música negra y ya sabía que era lo que le llenaba espiritualmente. Lo descubrió a los 14 años, cuando escuchó un disco del blusero afroamericano Leadbelly. Cayó rendida y en su insaciable deseo de escuchar más descubrió a Bessie Smith. Desde entonces, ese ‘demonio’ que llevaba adentro -su madre se refería así al hablar de su talento- se había desatado. Pero su familia no la apoyó mucho: ‘Creyeron que estaba loca. No les caía muy bien (a sus padres) porque ya sabes cómo son en las pequeñas ciudades: te casas al acabar la prepa (la educación secundaria), tienes muchos hijos y te callas. Tenía 17 años y ellos querían que fuera maestra. No hice nada de eso. Aún no lo han entendido’, había mencionado en una entrevista para la televisión norteamericana. La joven cantante encontró su oportunidad en San Francisco con el grupo Big Brother and The Holding Company. Su carrera prometedora, significó un modelo revolucionario a seguir para otras mujeres que intentaban crecer artísticamente en un rock estadounidense dominado plenamente por los hombres. En 1967, la explosiva performance que ofreció en el Monterey Pop Festival con Big Brother, la encaminó a producir su primer disco y al año siguiente con Cheap Thrills, vendió el segundo con un millón de copias en solo un mes. Lo tenía todo: éxito, admiración, fama, amantes y dinero. Pero a la par, vino ese romance a las adicciones del alcohol y la heroína, que marcaron el final de sus días. Ya había, para entonces, paladeado el día más glorioso de su vida: Fue el 16 de agosto de 1969, cuando la ‘Bruja Cósmica’ se convirtió en leyenda viva en el mítico escenario del Festival de Woodstock. Fue una actuación sin parangón, no planeada, pero rotunda. El recital fue histórico y la voz de Janis se hizo uno con el público, al interpretar Ball and chain y Piece of my heart, dos piezas con las que desnudaba toda su alma y se entregaba por completo. Después de ese suceso, los excesos la frenaban y le generaban enormes conflictos, no obstante, pudo enfocarse un tiempo más en su trabajo. En 1970, fue a Los Ángeles para grabar Pearl su cuarto álbum discográfico. En la noche del 4 de octubre, Janis bebió de más en el bar junto a sus músicos que celebraban el avance de la producción y se fue a su hotel. Todo había acabado. Su manager John Cooke, la encontró en su habitación ya muerta, al día siguiente. Su cuerpo fue cremado y sus cenizas esparcidas desde una avioneta sobre el océano Pacífico. En su testamento dejó expreso que se usaran 2.500 dólares para que sus amigos brindaran en su honor. La reunión, se hizo con más de 200 personas el 26 de octubre de 1970. Luego, en enero del año siguiente, el disco póstumo Pearl, fue un absoluto éxito de ventas. De esta forma el mundo perdía a una talentosa artista de la música, que con tres discos, marcó un antes y un después en el rock femenino.
PARA ESCUCHAR
El legado musical de Janis Joplin tiene importantes piezas grabadas en cuatro discos editados. En un brevísimo listado proponemos los siguientes hits que no hay que dejar de escuchar:
- Summertime (1968): es una excelente versión combinada de blues y jazz.
- Piece of my heart (1968): aunque no era suya, Joplin la convirtió en una de sus canciones insignia.
- Little girl blue (1969): esta versión, interpretada con melancolía y sentimiento. Se hizo comparable con otras versiones de Judy Garland, Nina Simone, Frank Sinatra y Diana Ross.
- Cry Baby (1970): La versión de Joplin la volvió legendaria. Es inevitable de vincular la letra con la vida de la intérprete.
- Mercedes Benz (1971): Los biógrafos la consideran como un testamento musical. Es la última canción grabada, a capella del álbum Pearl