La Cátedra de órgano goza de buena salud. Después de un comienzo virtual en plena pandemia y el debut de la presencialidad este año, actualmente tiene cuatro alumnos, dos mendocinos y dos sanjuaninos. Estudiantes que traen un poco de esperanza a la enseñanza de este complejo instrumento que es el órgano tubular Walker instalado en el Auditorio Juan Victoria, que gracias al convenio del Departamento de Música con la provincia, puede ser utilizado para el entrenamiento de los músicos. Después de años sin contar con alumnos, la Cátedra de órgano del Departamento de Música volvió a vivir luego que la UNSJ contratara al maestro Matías Sagreras, un joven instrumentista porteño con un curriculum prestigioso y apasionado de su profesión. DIARIO DE CUYO conversó con él y con los estudiantes locales que eligieron acercarse al majestuoso instrumento.
Franco Caballero estudia la carrera de interpretación musical en piano. Es licenciado en Administración de empresas, que estudió en Córdoba, pero siempre sintió que la música era lo que verdaderamente le gustaba, así que volvió a San Juan y se inscribió en el Profesorado de piano en la FFHA. El año pasado, su profesora Flavia Carrascosa le contó de que había profe de órgano y lo animó a anotarse también en esa cátedra. De las clases virtuales del 2021 pasó a las presenciales este año y a poder sentarse a tocar.
" Yo me estoy formando para ser compositor y estudiar órgano me sirve para cuando el día de mañana tenga que hacer una obra para orquesta, u orquesta y órgano’ adelantó el joven. "Te da mucha felicidad cuando tocás una nota, esa distancia entre lo que tocás y escuchás. Es algo magnífico, majestuoso. Si estás sentado en la platea, es como si Dios se posara ahí cuando suena el órgano’, expresó el joven de 26 años. Sobre la poca convocatoria para formarse en órgano, consideró que "es un instrumento muy complicado, son muchas cosas las que uno tiene que manipular para crear acentos y jugar con la persuasión y la percepción de las personas. Se pueden crear sonidos, es una maravilla porque podés tener una orquesta con el órgano, esas combinaciones a otros quizás no les llama tanto la atención. No es un instrumento popular, por así decirlo’ opinó.
Por otro lado está Jonathan Ríos. Era tecladista autodidacta hasta que decidió anotarse en Educación musical, también sumó interpretación de instrumento. Este año supo que existía la posibilidad de aprender órgano y poder interpretar música en la ese maravilloso instrumento que él admiraba desde niño. "Cuando lo toqué por primera vez fue muy raro, porque es como que suena todo el edificio cuando tocás una tecla’ recordó Jonathan que por ahora asiste como alumno vocacional.
"Por lo que la gente me devuelve y por lo que conozco de la historia de San Juan, que hoy haya cuatro alumnos es realmente mucho más de lo que se esperaba’. Matías Sagreras.
"A Franco le gusta la música gótica de películas, mientras que Jonathan viene del palo del jazz, ambos quieren explorar esos gustos musicales en el órgano y para Sagreras está perfecto: ‘Me parece maravilloso porque es un instrumento hecho para eso, para explorar sonoridades sin condicionamientos de ningún tipo. Al estar en una sala no hay condicionamientos religiosos, por ejemplo’ manifestó por su parte Sagreras, quien brinda sus clases una vez por mes y continúa muy entusiasmado con la reactivación del espacio educativo. "Es muy positivo que continúe y yo feliz de poder encontrarme con los chicos cada vez que voy, aunque me gustaría que fueran más veces. Eso depende de que la Universidad pueda ofrecer más cantidad de horas’ aseguró el organista, que hasta ahora incluso ha costeado sus pasajes para venir a dar clases. "Salí a apagar un incendio, no se sabía si la cátedra seguía, no estaba la posibilidad de parte de la Universidad de hacerse cargo del traslado’, dijo el instrumentista que acaba de ganar un concurso para el cargo en el Conservatorio Superior Manuel de Falla, de Buenos Aires, con lo que consigue estar a cargo de dos de las cinco cátedras que tiene Argentina.
Sagreras adelantó que se está tratando de conseguir que el Consejo Superior apruebe algo que él propuso: modificar la antigua manera de acceder a la cátedra para que los alumnos que inician el preuniversitario puedan estudiar órgano, porque antes había que tener completa esta etapa. "Que un chico de 12 años ya pueda tener la experiencia de estar sentado en la consola del órgano y no esperar a terminar el secundario para sentarse por primera vez, cambiaría notablemente el incentivo’ opinó el músico, quien consideró que hay una "visión un poco solemnizada del instrumento, si bien es importante, muy caro y todo eso, es un instrumento musical y es una picardía condicionar el acceso por una cuestión de edad’ puntualizó.
Conseguir más tiempo de práctica para sus alumnos también es algo que lo desvela. "Estamos gestionando generar horarios y espacios desde el Auditorio, que es un desafío porque el Auditorio no es la Escuela de Música, sino que cede las instalaciones y la sala es el corazón de ese lugar y el uso del órgano implica el parate total de la utilización de la sala para otras actividades. Se hace desafiante que el alumnado esté solo en el instrumento, pero estoy convencido de que son gente extremadamente respetuosa de su funcionamiento y que perfectamente puede cuidarlo sin necesidad que esté el catedrático’ opinó. Además contó que está la propuesta de hacer un convenio con el colegio Don Bosco, que tiene el segundo órgano tubular de la provincia y también está gestionando que se pueda comprar un órgano electrónico, como la consola del órgano del Auditorio, pero en vez que la reproducción sonora sea tubular, sería una reproducción digital, con parlantes. "Tiene las mismas características y se puede usar para el entrenamiento, funciona como muy buen simulador. El sampleo del sonido es bastante fiel’ comentó.
"Por lo que la gente me devuelve y por lo que conozco de la historia de San Juan, que hoy haya cuatro alumnos es realmente mucho más de lo que se esperaba. Creo que es un muy buen número, no me sacia, creo que se puede más, estoy convencido de que hay un número de estudiantes potenciales que aún desconocen la posibilidad que tienen de estudiar’ concluyó el maestro Sagreras que sigue entusiasmado por hacer funcionar el complejo mecanismo administrativo y que el gran Walker sanjuanino no deje de sonar.