Un sonido eléctrico, demoledor. Las guitarras y la batería pegaron el primer golpe; y la multitud gritó con euforia. Las luces se encendieron y "la aplanadora" entró con toda su fuerza. Divididos ofreció un recital imponente, digno de su estirpe y trayectoria. El trío de Diego Arnedo, Ricardo Mollo y Catriel Ciavarella desató la locura total en el Estadio Cubierto Aldo Cantoni.

Ante una masa movediza de jóvenes, la triada rockera abrió la noche con la entonación del Himno Nacional, que sorprendió y emocionó a la multitud de fanáticos. A través de un videoclip proyectado por las pantallas gigantes del escenario, Mollo interpretó el Himno a toda orquesta y vestido con un guardapolvo blanco, dando entender su clara defensa por la educación pública.

El típico coro de voces con tono futbolero resonó por todas las paredes del estadio y en la estrofa: ¡Oh, juremos con gloria morir! el Mollo real entró en escena y los espectadores enloquecieron.
Con un 66 enorme en su pecho, Ricardo activó las turbinas para arrancar con la velada rockera en la ejecución de "Pasiones zurdas-derechas", el pogo de sus fans para ese momento lograba hacer vibrar el campo con intensidad. 

El show, en esencia, tuvo como columna vertebral a sus temas clásicos que sonaron bien fuerte tales como Sábado (del disco Acariciando lo áspero) y Salir a comprar (de la placa La era de la boludez). Tampoco faltó el tema "Cuadros Colgados" y "Haciendo cosas raras". Incluso, el trío se permitió meter un bocado de algunos covers rockeros. Una perlita para recordar fue el tema "Light my fire" de The Doors. En esta pieza, Mollo se lució con un punteo de su viola que fue aplaudido de manera unánime.
Al cierre de esta edición, el concierto duró hasta pasada la medianoche y el público quedó feliz cantando: "¡Escúchelo, escúchelo, escúchelo… la aplanadora del rock and roll, es Divividos, la pu… que lo par…!".