Madre de siete hijos, vive el día a día amansando pan y semitas para subsistir y se volvió popular gracias a una pasión que comenzó casi como una terapia. Viviana Montenegro tiene 38 años y una dura historia de vida. "Cantar me ayuda a olvidarme del dolor, de los problemas" dice a DIARIO DE CUYO esta novel artista de la movida tropical local, que hace 12 años atravesó la dura pérdida de dos de sus hijos, un bebé de dos meses, por muerte súbita y tiempo después su nene de tres años, por una complicación respiratoria. Hoy vive con sus otros cinco hijos, todos adolescentes, con quienes comparte el esfuerzo diario.
Sin dejar el pasado atrás, pero más fortalecida, esta mujer se ha convertido en una sensación, con club de fans incluido, y espera triunfar en la carrera que emprendió hace poco más de un año cuando su "descubridor", Franco Felix, dirigente vecinal, la animó a cantar en público. Hasta ese momento Viviana cantaba sola en su casa, con un parlante y un micrófono, dedicándoles canciones a los vecinos que se juntaban en la plaza que está en frente, en el barrio Martín Fierro de Chimbas.
Desde que apareció como "la Tigresa sanjuanina" y la única mujer cantante de cumbia en San Juan, cantó en toda actividad vecinal que se desarrollara en diferentes zonas de Chimbas y mañana se sumará a un festival solidario, compartiendo escenario con otros artistas. Humilde y sincera, Viviana asegura que su único fin "es ayudar a la gente", a la de su barrio y a "toda la que lo necesite".
Su referentes musicales a la bonaerense Karina, la joven Antho Mattei y a la cantante mexicana de música cristiana Annette Moreno y a veces canta a dúo con su hijo Pablo. "Cuando canto El ángel que llora, todos lloran conmigo" dice Viviana, que tiene entre sus vestuarios favoritos para actuar un par de botas, pollera y chaleco; y que confiesa en qué escenarios le gustaría subirse: "Mi sueño es cantar en la Fiesta del Sol", dice la Tigresa, quien también tiene como meta llegar al Luna Park.
Con su fama recién adquirida, Viviana sale a vender pan y empanadas junto a sus hijos y se sorprende cuando los vecinos la reconocen como la Tigresa sanjuanina. Poco acostumbrada tal vez, la cantante contó que pidió a sus conocidos que no suban videos de sus interpretaciones a internet porque la incomoda, aunque sí espera grabar en forma profesional un video. Mientras las actuaciones se multiplican, esta mujer que incursiona en el ambiente tropical sin problemas y sin considerarlo un mundo dominado por hombres, le hace honor a su nombre de fantasía y le pone garra a su recién encontrada profesión. "No sé si estaré a tiempo o no, pero sí estoy dispuesta a entregar el corazón para lograrlo" dice decidida a conquistar los escenarios.

