Alrededor de dos mil niños de 52 escuelas, públicas y privadas, provenientes de capital y algunos departamentos saltaron, bailaron y se entretuvieron con los títeres de David Gardiol y la Orquesta Sinfónica de la UNSJ -con la dirección de José Juncosa- que ofrecieron un espectáculo sorprendente ayer en el Auditorio Juan Victoria. La Bella Durmiente, interpretación libre del ballet de Pyotr Ilyich Tchaikovsky, fue la obra que cautivó a los chicos, acompañados por padres y docentes, durante más de dos horas con dos funciones continuadas donde se mezcló el sonido dulce y armonioso de los instrumentos de la orquesta, con la danza de los clásicos personajes en una mágica aventura extraída de los cuentos de hadas. Obra que esta noche estará disponible para todo público (ver aparte).

Ante la sala repleta de pequeños espectadores, el maestro Filar Mónico, un simpático maestro de ceremonias, animó con una introducción y presentó cada familia de instrumentos desde las cuerdas, los vientos de madera y de metal, hasta la percusión. Incluso, conocieron cómo suena el famoso órgano Walker, cuya ejecución por parte del profesor Castillo, dejó atónitos a los pibes, impresionados con los sonidos que emanaban los tubos del escenario. Y una pequeña demostración de percusión, con ritmo de samba, sacó de sus asientos a cientos de chicos que bailaron al compás de los timbales.

Una vez presentada la orquesta, Gardiol puso en acción a sus títeres y desde lo alto de las gradas bajó el Rey en su corcel blanco con una entrada sorpresiva dando inicio a la historia de Bella. En tanto, la bruja apareció en escena con su malvado plan para hechizar a la princesa, mientras que el príncipe enamorado valientemente lucha para despertarla del encanto con un beso de amor.

Entre la danza de los títeres, la música de la orquesta y el humor que generaban con sus acciones, los pequeños espectadores vivieron una mágica y didáctica jornada y se quedaron con las ganas de más, reclamando "¡Otra… otra!!’.