Considerado el mejor coro de chicos en Francia, "Los niños cantores de París’ llega a San Juan para desplegar parte de su repertorio de música clásica -especialmente sacra, de compositores franceses- esta tarde en el Teatro del Bicentenario (ver aparte), en medio de su gira anual que esta vez lo lleva por Argentina y Uruguay. La agrupación -fundada en 1956 y conocida en su país como La Maîtrise de Sainte-Croix de Neuilly- pertenece a un prestigioso colegio privado parisino, el Notre-Dame de Sainte-Croix, e incluye alumnos de ese colegio, quienes obtienen una formación musical de alto nivel. 70 son en total los que realizan la maestría (también hay un "semillero’ de unos 40 niños de 8 y 9 años que se preparan para ingresar), pero son 60 los que actualmente están en gira. Junto a ellos viaja su conductor, François Polgár, ex alumno del Sainte-Croix, respetado y premiado conductor coral y orquestal, quien respondió algunas preguntas de DIARIO DE CUYO acerca de la formación que dirige. 

– ¿Qué cambió desde la creación del coro hasta hoy y qué se mantuvo?
– El coro fue fundado por mi predecesor, Louis Prudhomme, quien estableció ciertas tradiciones que aún mantenemos vigentes. Algo que sí ha cambiado es que antes el coro cantaba canciones más bien populares, mientras que ahora está mucho más focalizado en tener un repertorio de música sacra clásica con importantes obras corales de orquesta de grandes compositores.

– ¿Qué desafíos plantea la actualidad a los coros de chicos?
– Ciertamente hay que adaptarse. Los chicos de ahora no tienen las mismas preocupaciones que hace 60 años atrás cuando se fundó el coro. Sin embargo, el trabajo que realizamos no ha cambiado mucho: buscamos una cierta "perfección’ musical y somos conscientes de que para ello tenemos que hacer un poco de pedagogía. Los aspectos espiritual y humanístico son muy importantes. Ambos fundadores del espíritu de este grupo permiten mantener una cierta homogeneidad.

– ¿Dónde radica, a su criterio, la clave de la permanencia y del prestigio de Los Niños Cantores de París?
– Creo que no puedo decirlo con exactitud, ya que hay algo de misterio en el éxito que hemos tenido. Lo que es seguro, es que actualmente en Francia somos uno de los últimos coros exclusivamente de niños, sin ninguna voz femenina. Esa es una especificidad bastante única que tenemos y que para mí, es sin duda un elemento clave de nuestro éxito. Obviamente otro factor es el trabajo duro: más trabajamos, más progreso logramos, y por ende más chances tenemos de ser un coro exitoso.

– ¿Cómo se trabaja en los niños, en general, el gusto por el canto coral y en este caso por la música clásica?
– Es cierto que hoy en día los niños escuchan poca música clásica y que prefieren otros géneros. Además, con la evolución de Internet y de las redes sociales, este género no suele ser muy fomentado en los jóvenes. Sin embargo, la música clásica forma parte de la cultura y por ese motivo ellos la aceptan, aun sin saber mucho acerca del repertorio ni de la historia de la música. Creo que el placer de cantar les es suficiente y les permite apreciar este género.

– ¿Las voces del Coro inciden en la selección del repertorio?
– Por empezar, el repertorio se elige en función de nuestros propios gustos musicales, es decir, que nunca elegiría canciones que no nos gusten. Otro criterio consiste en elegir canciones que permitan ser cantadas por todo el grupo, ya que en la música sacra clásica hay muchas obras que no están pensadas para ser cantadas por niños. Esas obras, por supuesto, no forman parte de nuestro programa. Con respecto a las voces, es como en cualquier otro grupo coral: hay una formación vocal que podría ser sin duda la misma para otros grupos que cantan estilos totalmente diferentes, como el pop. O sea que el desarrollo de la voz es independiente del repertorio elegido.

– ¿Cómo es la preparación de los niños?
– Una vez en el coro, la preparación es triple. Hay una formación vocal con un profesor de canto que se ocupa del desarrollo de la voz. Por otro lado hay una formación solfista para aprender a leer partituras, lo cual permite acelerar todo el proceso. Finalmente, el trabajo de ensayo, para aprenderse las partituras. Esos son los tres objetivos que abordamos en simultáneo.

– ¿Y cómo es para ellos crecer entre las exigencias que demanda una formación de esta jerarquía y sus actividades cotidianas, colegio, familia, juegos?
– Es verdad que los chicos que forman parte de la maestría son conscientes, y nosotros se lo decimos, de que ésta es una actividad principal. Lo que quiere decir que, si van a formar parte de este proyecto, no van a poder, por ejemplo, seguir una formación deportiva de alto nivel, porque no van a tener tiempo. Por otra parte, los cantantes son a su vez parte del colegio y del liceo, lo cual para nosotros es una facilidad, ya que podemos aprovechar para ensayar si eventualmente tienen alguna hora libre. Obviamente les damos tiempo para que atiendan a sus tareas, sobre todo cuando tienen muchas para hacer. Es totalmente un trabajo en ósmosis entre la escuela y el coro, de tal modo que todo sea lo más fácil posible.

– ¿Qué consejo o sugerencia les daría a directores y preparadores de coros de niños?
– Creo que hay que ser bastante pedagógico, es decir que hay que abordar a los niños según su personalidad, nunca tratando de cambiarlos, sino que por el contrario, fomentando esa personalidad y permitiendo que se expresen tan naturalmente como sea posible. Por otra parte, el hecho de que trabajemos con niños hace que encaremos todo de una manera distinta a como sería con un grupo de niñas. Creo que los chicos tienen un cierto espíritu de "challenge’: a menudo encuentran satisfacción en lograr un objetivo, como si se tratase de ganar un partido, y eso los motiva. He trabajado con niñas y es totalmente diferente: hay que ser más blandos, evitando forzar las cosas, mientras que los chicos están más dispuestos a que los agiten un poco.

– ¿Qué es lo mejor que la experiencia en un coro le brinda a un niño, incluso para su vida adulta?
– Hay algo que digo muy seguido y es que el aprendizaje en la maestría es un aprendizaje de la vida misma. Los esfuerzos que exigimos de ellos son los mismos que van a exigirles en su vida cotidiana y en sus futuros trabajos. Creemos firmemente que el tiempo que van a estar en la maestría es realmente un tiempo de formación de madurez personal. Esta es una formación musical, espiritual y cultural, y damos mucha importancia también al aspecto humano, que permite un buen desarrollo de la personalidad.

DATO
Los niños cantores de París. Hoy a las 18 hs, Teatro del Bicentenario. Entradas desde $1200 en venta en boletería (de 9:30 a 14hs, y desde las 16 hs) y en tuentrada.com